La ermita de San Pelayo, en Valderrábano, Palencia, se incorpora a la Lista Roja

En ocasiones resulta sorprendente –y desolador- el poco interés que parecemos mostrar los españoles por preservar nuestro acervo cultural y patrimonial. El último caso lo encontramos en una pequeña joya del románico de la España abandonada: la ermita de San Pelayo y Soto Mazuelas, en Valderrábano (Palencia), que acaba de ser incluida en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra (www.listarojapatrimonio.org) y que recoge cerca de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato.

A un kilómetro de Valderrábano se encuentra el caserío de Mazuelas, finca agrícola actual, donde se hallan las ruinas de la ermita de San Pelayo, cuya portada muestra restos de un románico primitivo y rural, fechado a finales del siglo XII.

En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar de Pascual Madoz, se describe la Casa de Mazuelas como “un despoblado agregado al ayuntamiento de Valderrábano, situado al Oeste de las villas de Valdavia en terreno llano siendo su clima frío y muy combatido por todos los vientos y propenso a las pulmonías y calenturas intermitentes, efecto de la humedad de su suelo.

Tiene una casa bastante capaz, que pertenecía al Señor Marqués de la Conquista, y antiguamente era un hermoso palacio de dicho señor, quien le enajenó con sus derechos y acciones a Don Manuel Álvarez, vecino de Lario (en la provincia de León), así como el territorio que comprende dicho despoblado que es bastante productivo, especialmente en toda clase de cereales y pastos de exquisita calidad.

Hay una iglesia bajo la advocación de San Pelayo, servida por 1 cura de entrada y presentación de patronato. Al Norte de la casona y a 300 pasos de distancia, está el sitio denominado el Soto, de muchos y gruesos árboles de fresno, álamo, olmo, negrillo silvestre, roble, espinos y otros arbustos y en su una hermosa pradera y un molino harinero que muele 4 meses del año. Industria: la agrícola, el dicho molino y una casa de monta caballar y asnal.”

Del palacio del Marqués de la Conquista, tan solo queda una fachada

La ermita, que no goza de ninguna protección legal específica, aún conserva el hastial y la portada, pero la cubierta prácticamente ha cedido por completo en la parte de la nave, conservándose todavía parte en la zona del presbiterio. De la portada destacan las decoraciones del arranque del arco, ya ligeramente apuntado, en forma de cabezas barbadas, así como los cimacios del resto de arcos con roeles y aspas. Tiene un pequeño cementerio aledaño con tapia de cal y canto con reformas posteriores.

Hasta mediados del siglo XX la fachada del Marqués de la Conquista disponía de un escudo de armas que ha sido expoliado.

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