Patrick Watkins, escenógrafo, colaborador en sus últimas películas e hijo del cineasta, presentará en Madrid las primeras sesiones del ciclo.

El Museo Reina Sofía y Filmoteca Española presentan su ciclo anual conjunto dedicado en esta ocasión a Peter Watkins (Reino Unido, 1935), uno de los últimos cineastas rebeldes de nuestro tiempo. Su obra plantea una crítica a la manipulación y uniformización de los medios de masas según intereses creados y defiende una creencia en que la experimentación narrativa y formal del documental nos conducirá a ser ciudadanos libres y autónomos respecto a los poderes que gobiernan el mundo.

Comisariada por Chema González (Museo Reina Sofía) y Natalia Marín y Carlos Reviriego (Filmoteca Española), Imágenes en guerra es una retrospectiva integral que va a mostrar todas las películas del cineasta y que es la culminación de más de dos años de conversaciones entre Peter Watkins, el Museo Reina Sofía y Filmoteca Española, así como un extenso trabajo de búsqueda y negociación de los derechos de proyección, en muchas ocasiones propiedad de televisiones que muestran escaso interés, cuando no censura, en la obra de este cineasta a contracorriente.

El ciclo tiene lugar entre el cine Doré de Filmoteca Española y el Auditorio Sabatini del Museo Reina Sofía, e incluye hitos como una de las escasas proyecciones de La Commune, la primera proyección íntegra en nuestro país de The Journey, serie de más de 14 horas sobre el pacifismo global, la recuperación de las obras de juventud y la presentación comentada de Patrick Watkins, colaborador e hijo del cineasta, durante la primera semana. La mayor parte de las sinopsis de este programa, el orden de proyección de las películas, así como el formato de debate tras su proyección han sido decididos y elaborados por el propio autor.

Del docudrama al falso documental

Vivimos en un tiempo de posverdad, de fake news, de mentiras virales, en el que la representación de los conflictos y guerras a nuestro alrededor imita las convenciones del cine bélico, el lenguaje de los videojuegos o simplemente copia formatos de entretenimiento informativo. A comienzos de 1960, un joven realizador del departamento de documental de la BBC se planteó de qué manera podemos evitar esta “monoforma”, en su propia acepción, y cómo entender el documental como un proceso democrático, emancipatorio y profundamente escéptico con el statu quo.

Ese joven, Peter Watkins, inventa así el docudrama o el falso documental; esto es, el uso de la ficción dentro de este género, en el que la re-escenificación teatral de los acontecimientos históricos, la dramatización de los recursos periodísticos –entrevistas, declaraciones-, el uso de actores amateurs y la implicación de un equipo no profesional conduce a un paradójico proceso en el que el artificio nos acerca a las distintas aristas de la verdad. Watkins ha persistido en una firme idea a lo largo de su trabajo: el totalitarismo, la sociedad con nulas libertades civiles y el camino a la aniquilación de la humanidad en una guerra nuclear es una probabilidad muy cercana. Así, su obra está plagada de distopías sobre la noción de un futuro policial y aterrador, Punishment Park, The Gladiator o The Trap que, en última instancia, aluden al potencial del cine político para despertar conciencias.

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