Imagen: Leo Villareal. Untitled. 2003. Fotografía CA2

Corría el año 1986 cuando IFEMA tiene a bien nombrar a una de las directoras de la “casa” para hacerse cargo de ARCO. Ligada al certamen desde sus comienzos no me resultó en exceso complicado asumir un reto a todas luces apasionante.

Elaboré un plan de acción que atendiera algunas de las urgencias más demandadas por el sector artístico del momento, entre éstas la creación de patrimonio, léase de coleccionismo, la internacionalización de la escena artística y el acceso generalizado al arte contemporáneo.

La Fundación ARCO se constituye en respuesta a estas legítimas demandas. Su fin estatuario iniciar una colección de arte contemporáneo que sirviera de ejemplo y referencia a otras entidades tanto públicas como privadas y que fuera fiel reflejo de la evolución del arte desde 1960 hasta la actualidad.

Las colecciones públicas, en aquel tiempo, estaban en estado embrionario y aún faltaban años para que se iniciara la apertura de museos de arte contemporáneo. La Fundación, por su carácter nonprofit, daría cobijo a las obras adquiridas en las sucesivas ediciones de la Feria, dotándolas de valor cultural y significado, incluso estudiamos la posibilidad de abrir un museo de colecciones privadas en las Naves 15 y 16 de Matadero para estimular el coleccionismo y difundir el arte contemporáneo. Señalar que dada su singularidad el actual valor económico de la Colección Fundación ARCO sorprendería.

Consulté a varios profesionales acerca de la figura más idónea para seleccionar las obras, entre otros a Carmen Giménez, a la sazón directora del Centro Nacional de Exposiciones del Ministerio de Cultura, quién propuso a Edy de Wilde. Consideré que era la persona más adecuada por su prestigio y buen hacer al frente del Van Abbe Museum de Eindhoven y del Stedelijk, de Amsterdam, del que se acababa de jubilar.

De Wilde se propuso establecer unos cimientos sólidos sobre los que construir en la pluralidad. De estos primeros años datan las obras de Polke, Kounellis, Buren, Richard Serra, Richard Long, Donal Judd, Carl Andre, Turrell o Jesús Soto, adquisición de 1992, precursora de la eclosión Latinoamericana que llegó a finales de esa década. A lo largo de ocho ediciones de ARCO De Wilde forjó la personalidad de la Colección y se convertiría según Ferrán Barenblit *en fuente de inspiración para las que estaban a punto de nacer. Agradeceremos siempre su visión certera y la seducción de sus propuestas.

Con el fin de perseverar en la conservación del legado patrimonial a partir de 1996 la Colección se deposita en el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC), en Santiago de Compostela, adquiriendo las obras ese año su directora Gloria Moure. Al año siguiente, 1997, encomiendo las adquisiciones a Jan Debbaut, director entonces del Van Abbe Museum y gran colaborador del mítico Jan Hoet, fundador de SMAK y comisario de documenta IX. Debbaut adquiere obras de Juan Muñoz, Mike Kelley, Orozco, Kcho, Penone y Thomas Schütte entre otros.

Es a partir de 1998 que la selección corre a cargo del comisario norteamericano Dan Cameron, en ese año en un mano a mano con la que sería directora de Whitechapel en Londres, Iwona Blazwick, comisaria en ese momento de la Tate Modern. A partir de 1999 y hasta 2006, mi último ARCO, Cameron y María de Corral, directora de la Fundación La Caixa y del Reina llevarían a cabo, en esos años, la selección de ciento noventa y cuatro obras. La variedad y la diversidad de las obras es extraordinaria.

A través de la Colección se puede narrar una historia del arte reciente, según manifiesta Barenblit* en el magnífico catálogo que publicara en 2014 durante su periodo al frente del CA2M Centro de Arte Dos de Mayo. En este mismo catálogo Estrella de Diego destaca la radicalidad de algunas de las piezas, reconociendo el talento de quienes la seleccionaran. Una Colección poderosa en la solidez de los nombres y la calidad de las obras, que ilusionó como señala María de Corral, en la misma publicación, ya que no había ninguna colección en Madrid de esas características.

La Colección Fundación ARCO es una suerte de “colección de colecciones”, riquísima por las múltiples miradas que la han ido conformando y consecuencia de la complementariedad de profesionales de talento que en ella conviven. Compruebo con enorme satisfacción que sigue tan viva como aquel 17 de febrero de 1987 en que Edy de Wilde decidió las primeras compras. (Por Rosina Gómez Baeza en Apuntes para el coleccionismo de la Fundación ARCO.)

Imagen: Leo Villareal. Untitled. 2003. Fotografía CA2

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