Vista de la exposición de Luis Gordillo en la Sala Alcalá 31. Foto: Guillermo Gumiel.

La Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid ha inaugurado dime quién eres Yo, exposición que reúne una selección de obras que Luis Gordillo ha creado en las dos últimas décadas y que se adentra por el laberinto psíquico, emocional y artístico de su personalidad. Comisariada por Bea Espejo, la muestra analiza las líneas de investigación más destacadas del artista centrando la atención en la pintura pero otorgando un papel importante a la fotografía, el collage y el dibujo, un territorio muy característico donde la imagen en proceso define configuraciones internas que construyen su obra.

dime quién eres Yo es un ejercicio del artista por sorprenderse a sí mismo en cada sala y en cada planta, pensadas como una forma incierta pero eficaz de conocerse y de darse a conocer. “En las últimas dos décadas, su modo de pintar sigue siendo el mismo: el artista está en la pintura pero no siempre está pintando. Gordillo ha tenido cierta aversión a situarse dentro de un cauce único, no solo en relación con una cuestión teórica o de concepto, sino más bien con una cuestión de carácter, de manera de ser y, sobre todo, de manera de sentir”, explica Bea Espejo.

La de Luis Gordillo, artista fundamental en el arte español y un referente en las nuevas perspectivas de la imagen pictórica y de la naturaleza fotográfica, es una de las mentes más rápidas, lúcidas y curiosas del contexto del arte. Con el pulso agitado y activo que transmite la energía de un artista que a los 89 años sigue en activo y con una clara influencia en nuevas generaciones, la Sala Alcalá 31 organiza la mayor retrospectiva de su obra en Madrid desde la que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le dedicó en 2007, año en el que fue galardonado con el Premio Velázquez de Artes Plásticas.

dime quién eres Yo enlaza con aquella exposición y, para ello, el recorrido que se plantea empieza con la pieza que cerraba aquella muestra para adentrarnos después en el corpus artístico que ha ido configurando desde entonces. De esta manera, la pieza que da la bienvenida en la Sala Alcalá 31 es Martirologio cromático (2006) aunque la que cerraba era Iceberg tropical. Esta muestra funciona como un impulso, como quien camina dos pasos atrás para coger carrerilla. Como una especie de mapa que dice “vengo de allí y voy hacia aquí”.

Desde entonces, su obra no ha cambiado de manera radical pero sí se pueden encontrar matices que la diferencian. “Mi obra ha ido creciendo. En los 80 tuvo un momento de consagración y de maduración y ese proceso de cambio no ha parado nunca. No soy un artista que se acomoda en una manera de trabajar y se dedica a copiarse a sí mismo. Supone un gran esfuerzo cada día porque la pintura, si se toma en serio, es un trabajo muy duro. Con esta muestra mi obra está terminando”, apunta Luis Gordillo.

El objetivo de esta temporal, que reúne también algunos de sus antipoemas y que cuenta con un catálogo coeditado junto a la editorial Turner con textos de Luis Gordillo, Bea Espejo y la historiadora del arte Chus Martínez, es implicar al visitante de manera activa y mostrarle las tensiones y energías que desprende el trabajo del artista desde dentro, ofreciendo una doble perspectiva: por un lado, una visión macroscópica de familias afines de cuadros y temas recurrentes de su carrera y, por otra, una observación detenida de las convulsiones, exploraciones y derivas de su proceso creativo.

En este sentido, las obras de esta exposición “se entienden como contenedores cuya función es dar una forma externa a lo que fluye, a lo que se acaba -apunta Espejo-. Aunque todo en su pintura última está a punto de empezar”.

Luis Gordillo en su estudio. Foto: Hubertus Von de Hoheloe

Luis Gordillo
La larga carrera artística del sevillano Luis Gordillo muestra un personal eclecticismo que funde desde el pop al informalismo o la geometría. La ironía, el uso del color y la investigación tecnológica de la imagen y sus usos, dejan ver la disyuntiva entre un trabajo directo y expresivo y una realización controlada, limpia y perfeccionista. Inclasificable y personal, su obra ha recibido importantes premios nacionales e internacionales.

Luis Gordillo nace en Sevilla en 1934, segundo hijo de ocho hermanos. Estudia derecho y música y posteriormente decide ser pintor. Asiste durante dos años a la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. De 1958 a 1960 reside en París donde estudia a fondo museos, cinemateca, y sobre todo vive un clima de libertad de vida y de lecturas entonces difícil en España. Al abandonar París, entra en crisis y no vuelve a pintar hasta 1963, regresando dentro de una estética pop, con su famosa serie Cabezas. A partir de 1970 tras su profunda crisis, empieza a pintar cuadros llenos de color y con un elemento nuevo, la ironía. En los 80, su pintura se hace más abstracta y menos colorista, pero sigue conservando la influencia que desde los 70 tienen en su trabajo técnicas mecánicas como el offset, la fotografía o más recientemente, el ordenador, como parte de su amplia investigación en torno a la transformación de las imágenes y los media.

Premio Velázquez a las Artes Plásticas 2007, Premio Nacional de Artes Plásticas en 1981, Premio de la Comunidad de Madrid a la Creación Plástica y el Premio Andalucía de Artes Plásticas en 1991, Premio de la CEOE a las Artes Plásticas en 1992, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1996, Premio Tomás Francisco Prieto de la Casa de la Moneda en 1999, Premi Ciutat de Barcelona d’Arts Plàstiques en 2000, Premio Aragón-Goya de Pintura en 2003 y Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 2004. Ha sido distinguido en 2008 con la Orden de Caballero de las Artes y las Letras de Francia por el ministerio francés de Cultura y Comunicación.

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