Teresa Álvarez, nieta del autor y presidenta de Fundación Max Aub, también donó primeras ediciones de las revistas de una de las figuras clave de la literatura española en el exilio

La Caja de las Letras del Instituto Cervantes se ha abierto para recibir el legado «in memoriam» del escritor Max Aub, una de las principales figuras de la literatura española en el exilio, de manos de la presidenta de la Fundación Max Aub y nieta del autor, Teresa Álvarez, que estuvo acompañada por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y la escritora Marta Sanz, que ejerció como testigo de honor.

«Porque se escribe para quedar y si no se consigue nada tiene sentido. Podría vivir con solo vivir sin embargo paso la vida pensado cómo, qué escribir para quedar». Recordando esta reflexión de Max Aub, García Montero, destacó «la conciencia de la historia y de la dignidad humana» que tenía el escritor: «Quedar significaba mantener la memoria, una forma de buscar arraigo, de tener un sentido digno de pertenencia».

El amplio legado que guarda la caja 901 de la antigua caja acorazada de la institución está formado por tres facsímiles publicados por la Fundación Max Aub, donados a perpetuidad a la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes. También se han depositado las primeras ediciones de las revistas Crímenes ejemplares (1957) y Sala de espera (1960), la publicación El Correo de Euclides con la que Aub felicitaba las navidades y la paleta que Max Aub utilizó para pintar los “Campalans”, dibujos y pinturas que supuestamente creó el pintor cubista Jusep Torres Campalans y que en realidad fue un personaje inventado por el escritor, protagonista de una de sus obras más traducidas, Jusep Torres Campalans (1958).

Además, el Instituto Cervantes ha añadido al legado las primeras ediciones de los libros Diario de Djelfa (1944), Cuentos ciertos (1955), La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco (1969) y Campo de sangre (1945), tercer volumen de su serie sobre la Guerra Civil española, El laberinto mágico.

García Montero, repasó los tiempos tan difíciles que tuvo que vivir Max Aub (I Guerra Mundial, Guerra Civil española, II Guerra Mundial, campos de concentración, años exilio en México…) y subrayó que Aub «representa esa manera de trasmitir la memoria como parte del sentido de pertenencia. Con sus “Campos” recibió la herencia de Galdós para dejar un camino por el que han seguido trabajando los escritores españoles en la actualidad».

Según el director del Instituto, «para Aub, lo importante no fue vencer o ser derrotado, estar o ser desterrado, lo importante fue dar testimonio de la dignidad humana con la que debe enfrentarse cualquier azar».

«Conviene recordar la historia para que nadie nos engañe. Para darle sentido a la palabra quedar y a la palabra escribir. Se escribe para quedar, para dejar testimonio humano de la verdad y eso es lo que queremos hacer con los legados: comprometernos con la verdad», concluyó García Montero recordando la fecha de hoy, 24 de julio -día después de las elecciones generales en España-, «donde lo certero se ha impuesto al azar».

Por su parte Marta Sanz destacó la importancia de este legado como «reivindicación y recuperación» de la figura del autor: «La Transición no fue del todo justa con Max Aub. Estamos a tiempo de reparar estas injusticias y colocarle en el gran lugar que se merece en la historia de la literatura española».

Max Aub: humor lúcido y crítico con su tiempo

Novelista, dramaturgo, poeta y crítico español de origen francés y alemán Max Aub Mohrenwitz (París, 1903 – México D.F., 1972) fue un prolífico autor que nos dejó una obra llena de un humor lúcido y una certera crítica de su tiempo.

Siendo un niño, su familia se trasladó a España y en los años 20 empezó a escribir teatro experimental. Preocupado desde su juventud por la realidad social y política de España se comprometió con la República y colaboró con el escritor francés André Malraux en la película sobre la Guerra Civil Sierra de Teruel (1945).

En 1942 llegó a México como exiliado, tras pasar por campos de concentración en Francia y Argelia. Allí se ganó la vida gracias al periodismo y al cine ejerciendo de autor, coautor, director y traductor de guiones.

En el exilio escribió lo mejor de su obra: las seis novelas y los numerosos relatos que constituyen El laberinto mágico, otras dos grandes novelas con tema español (Las buenas intenciones y La calle de Valverde) y su obra más traducida, Jusep Torres Campalans, biografía del personaje inventado por el escritor cuyas cartas/dibujos se han entregado en el legado.

Autor de innumerables cuentos y obras teatrales, varios libros de ensayos literarios y una historia de la literatura española, la fama de Max Aub llegó a España donde la censura no permitió que se publicase nada hasta entrada la década de los sesenta.

Este legado cierra el año de conmemoraciones que se han celebrado desde julio de 2022 con motivo del 50.º aniversario del fallecimiento de Max Aub y los 25 años de la constitución de la Fundación Max Aub, entidad reconocida con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en diciembre de 2021.

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