La “Colección Lázaro de Nueva York” ofrece la oportunidad única de valorar cinco años de trabajo exhaustivo del importante coleccionista que fue José Lázaro, cuando tenía entre 78 y 83 años de vida.
Entre las más de un millar de piezas que forman esta Colección destacan algunas obras maestras, como la Taza Aldobrandini o la Madonna Cernazai, procedente de la colección del magnate W. Randolph Hearst; pero también numerosos manuscritos, iluminaciones y piezas de plata, bronce y marfil, joyas y otras obras adquiridas en las galerías Parke-Bernet y Hammer, o un interesante conjunto de dibujos y acuarelas de la neoyorkina Anderson Galleries.
La muestra recorre la sala 6, en la que se podrá ver una variada selección de piezas que no forman parte de la exposición permanente, y que por tanto no están habitualmente a la vista del público, como son los esmaltes Botkin, joyas, marfiles, piezas de platería, monedas o dibujos, con una cronología que abarca desde la Antigüedad hasta finales del siglo XIX; y las plantas baja y primera del Museo en las que destaca una selección de obras especialmente representativas de la Colección de Nueva York, de entre las 150 piezas que conforman la exposición, para poner de manifiesto la gran relevancia del conjunto de obras que José Lázaro reunió durante su estancia en los Estados Unidos, entre 1939 y 1944.
La exposición “Colección Lázaro de Nueva York” quiere poner en valor esta tercera colección (tras la colección de Madrid y la de París) reunida por José Lázaro en los últimos años de su vida. La labor de investigación realizada ha permitido reconstruirla y sumar nuevas piezas a este conjunto.