El Museo del Prado ha adoptado esta medida extraordinaria de ampliación del horario de la exposición “El Greco y la pintura moderna” con el fin de incrementar la posibilidad de visita a la exposición en sus tres últimos días de apertura. Una exposición que se ha revelado como una de las muestras con mayor atractivo para el público entre las celebradas por el Museo del Prado en los últimos cinco años al haber contado hasta la fecha con más de 325.000 visitantes que arrojan una media de 3.600 visitas diarias.
Durante este horario extraordinario –viernes y sábado (3 y 4 de octubre), hasta las 22.00h y domingo (5 de octubre) hasta las 21.00h- los visitantes que quieran acceder a la exposición podrán beneficiarse de la aplicación de la tarifa reducida. Así, los visitantes con tarifa general adquirirán una entrada reducida por importe de 7 euros y los colectivos con derecho a entrada reducida podrán adquirir la entrada con una reducción del 50%, es decir, a un precio de 3,50 euros. Para la visita en este horario ampliado las entradas se venderán en taquilla donde se hará entrega del pase horario para la exposición.
Además, el 26 de septiembre, el auditorio del Museo del Prado acogerá un concierto extraordinario, a cargo de Elena Gragera y Antón Cardó bajo el título Músicas en torno al Greco, que se enmarca en el programa de actividades complementarias a la exposición junto a El Prado Joven que celebrará, este mismo viernes, su última edición de la exposición. Más información en www.museodelprado.es
“El Greco y la pintura moderna”
La exposición está compuesta por una selección de veintiséis obras del Greco –de las cuales tan solo siete habían participado también en la primera gran exposición celebrada con motivo del Centenario del artista, “El Griego de Toledo- a las que se suman cincuenta y siete pinturas y veintitrés dibujos y grabados de autores como Manet, Cézanne, Picasso, Chagall, Modigliani, Kokoschka, Pollock y Saura, entre otros. Un total de ciento seis obras que, junto a trece libros e impresos, ponen de manifiesto cómo la huella del Greco tuvo una especial relevancia para la evolución de la pintura en el último tercio del siglo XIX y a lo largo de buena parte del XX. Entre ellas destacan el Laocoonte y La visión de san Juan del Greco, ambas procedentes de Estados Unidos y que no han participado en la exposición en Toledo, el Entierro de Casagemas de Picasso y la versión que hizo Cézanne de la Dama del armiño del Greco, que ha viajado por primera vez a España.
El recorrido por los ocho ámbitos de la exposición revela la complejidad y riqueza de la influencia del Greco partiendo de la fascinación ejercida por el maestro cretense en los artistas franceses más renovadores, como Manet y Cézanne, y en destacados pintores españoles, Rusiñol y Zuloaga, entre otros. Un itinerario que, también, analiza el constante influjo que ejerció el Greco sobre el protagonista y creador de las diversas corrientes que revolucionaron las artes plásticas del siglo XX, Pablo Picasso, y presenta obras de otros artistas que, a partir de su relación con el cubismo, evolucionaron hacia otras propuestas, como André Derain, Robert Delaunay, Diego Rivera y Amedeo Modigliani.
Por su parte, la exhibición de las publicaciones que favorecieron la difusión de la obra del artista cretense – obras de Manuel Bartolomé Cossío, August Mayer, Julius Meier-Graefe y Maurice Barrès, entre otros- permiten al visitante contextualizar cómo el redescubrimiento del Greco y su producción artística sirvió de inspiración a los pintores modernos.
Expresionistas como Beckmann, Macke y Kokoschka; los artistas judíos vinculados a París como Soutine y Chagall; y las poéticas surrealistas de Masson y Domínguez aparecen en la muestra con obras marcadamente influenciadas por la pintura del Greco.
El recorrido aborda, además, la especial relevancia del cretense en la configuración de la pintura moderna en América, donde sus aspectos más expresivos ejercieron una gran fascinación en el mexicano José Clemente Orozco y los estadounidenses Benton y Pollock.
Para finalizar, la muestra explora el impulso transformador del Greco como referencia en las angustiadas figuraciones expresivas de la posguerra europea, según manifiestan las obras de Alberto Giacometti, Francis Bacon y Antonio Saura, algunos de los cuales realizaron homenajes explícitos al artista.