Dos obras del japonés Mitsuo Miura son otras de las adquisiciones del Museo Reina Sofía en esta edición de ARCOmadrid 2024. La instalación Brisa de verano (1990) de Mitsuo Miura (Iwate, Tōhoku, Japón, 1946) es una obra basada en la idea del monocromo y la reducción minimalista. La referencia paisajista y sensorial del título viene definida por el carácter colorista y etéreo de las telas que se mueve con la presencia del espectador.

La temática del paisaje es recurrente en toda la obra de Miura; de hecho, esta instalación que admite su disposición sobre la pared es un ejemplo de simplificación del color, de la visión y de apelación a los sentidos, como colofón a los años en de la serie de la Playa los Genoveses. Presentada en octubre de 1990 por la galería Trayecto, dentro de la instalación 120º en la playa de los Genoveses, que «recreaba una playa donde no tiene lugar nada que pueda inquietarnos», en palabras de Pérez Uralde.

Se puede decir que Miura trabaja el paisaje creando las imágenes mentales, las abstracciones personales que él mismo creó tras su contemplación. Y precisamente la levedad del material, de la tela de seda, es el medio que utiliza para esta obra en la que quiere reflejar la calma ante la naturaleza, en la playa al final de verano y que Laura Clavería ha relacionado con el término nipón: Fûzei, brisa, una temática común en la pintura japonesa.

Las dos obras fotográficas adquiridas, fechadas en 1983, se encuadran entre los primeros trabajos que Mitsuo Miura realizó en la Playa de los Genoveses de Almería. En esa época el artista residía en Bustarviejo y su vinculación con la naturaleza se enfocaba en los elementos propios de los bosques y los campos. De forma paulatina e inspirado por sus estancias vacacionales en la Playa de los Genoveses, que frecuentó desde 1978 y hasta principios de los 1990, Miura comenzó a trabajar con elementos asociados al paisaje de mar y costa.

La serie de obras vinculadas a la Playa de los Genoveses, realizadas de forma sistemática entre 1986 y 1994, se sitúa en la madurez artística de Miura y se ha señalado como una de sus producciones más significativas. Las vivencias personales y experiencias sensoriales del autor en el entorno almeriense se tradujeron en un conjunto plástico de notable complejidad, caracterizado por la sutileza, la delicadeza y el simbolismo.

El artista ha trabajado durante casi seis décadas con diferentes medios artísticos: pintura, grabado, dibujo, collage, fotografía, escultura e instalación. Nació en el norte de Japón y desde los 19 años estableció su residencia en España. En su juventud inició su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de Tokio con el académico Shoji Morai.

Allí tuvo ocasión de conocer la obra de artistas norteamericanos como Sam Francis, Robert Rauschenberg, Jasper Johns o John Cage, así como algunas obras del Museo del Prado. En 1966 viajó a Barcelona y poco después se instaló en Cuenca, donde entró en contacto con la escena artística que se había establecido alrededor del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Otros escenarios relevantes para su trayectoria artística han sido Bustarviejo, la playa de los Genoveses de Almería y la ciudad de Madrid.

Además de su faceta creativa, Miura ha sido profesor en las universidades Complutense y europea de Madrid, y también fue fundador y promotor, junto a Arturo Rodríguez, de Galería & Ediciones Ginkgo (1989-1998), espacio muy relevante en el campo del grabado y la obra múltiple en España.

Su fuente de inspiración primordial es el paisaje, tanto natural como urbano. La contemplación del paisaje y su experiencia vivencial se traducen en expresiones plásticas que conforman el corpus de su larga trayectoria artística.

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