Fundación Montemadrid presenta a los artistas y proyectos ganadores de la XXIII edición del Certamen de Apoyo al Arte Joven Generaciones, una convocatoria cuyo principal objetivo es ofrecer una plataforma dedicada al arte actual en la que mostrar el trabajo de creadores emergentes y difundir sus propuestas artísticas entre la crítica especializada y el público general.
De entre los casi 300 proyectos presentados, el jurado de Generación 2023, compuesto por Aimar Arriola, comisario independiente e investigador asociado (2020-2023) en Azkuna Zentroa, Bilbao; Yaiza Hernández, profesora de Culturas Visuales en Goldsmiths, Universidad de Londres, y Catalina Lozano, comisaria jefa del Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco, ARTIUM Museoa, ha seleccionado los 8 proyectos ganadores dotados con 10.000 euros cada uno.
Los proyectos y artistas que han resultado ganadores son: Pista de aterrizaje, de José María Avilés (Cuenca, Ecuador, 1988); ponerse un cojín de sombrero, de Fuentesal Arenillas (Huelva, 1986, y Cádiz, 1989; Un viaje eterno, de Mar Guerrero (Palma de Mallorca, 1988); Sin título (Tracking Astray), de Gabriel Pericàs (Palma de Mallorca, 1988); Superficie neutra, de Mercedes Pimiento (Sevilla, 1990); Hacia con el brazo (MURO) de Mònica Planes (Barcelona, 1992); NEW DARK AGE [NUEVA EDAD OSCURA] de ¥€$Si PERSE (Internet, 2015) A.K.A. Jesús C. González Fernández (España, 1989) y Miguel Gómez López (España, 1990), y Sala de infusiones de Perla Zúñiga (Madrid, 1996).
La escultura
Los artistas de Generación 2023 presentan proyectos escultóricos y audiovisuales que son finalizados por el espectador mediante sus movimientos en el espacio. Cuestionan temas relacionados con inquietudes actuales como el cuerpo, la ecología o la arquitectura.
La escultura se apresuró a transformarse y montarse en el tren de la vanguardia, tanto formal como conceptualmente, alejándose de su forma cerrada y monumental y abriéndose a nuevas relaciones con el espacio y la materia. En 1979, Rosalind Krauss decía: “En los últimos diez años una serie de cosas bastante sorprendentes han recibido el nombre de esculturas: estrechos pasillos con monitores de televisión en los extremos; grandes fotografías documentando excursiones campestres; espejos situados en ángulos extraños en habitaciones ordinarias; líneas provisionales trazadas en el suelo del desierto”.
Según Ignacio Cabrero, comisario de Generaciones, muchos de los proyectos de Generación 2023 se formalizan como objetos y formas escultóricas, “como cosas también sorprendentes”, que aluden a temas actuales y experiencias personales de los artistas, pero sujetos a ser finalizados por la mirada y el cuerpo del espectador.
En un espacio cerrado, la instalación de José María Avilés (Cuenca, Ecuador, 1988) presenta una proyección donde una pista de aterrizaje trazada en medio de la espesura del Amazonas ecuatoriano, como una pieza de arte en medio del paisaje, provoca relaciones contradictorias en sus “espectadores”.
Suspendidas a lo largo de la sala de exposiciones, las piezas escultóricas de Fuentesal Arenillas (Huelva, 1986, y Cádiz, 1989) hacen referencia a esos patios donde el hablar de los vecinos genera un griterío de transmisión popular, inspirando a los artistas a crear piezas como “gargantas”. El cuerpo y la arquitectura inspiran el trabajo de Mercedes Pimiento (Sevilla, 1990) formalizando su proyecto de manera uniforme, como si de un bloque se tratara, en la esquina opuesta de la sala.
Entre las dos salas, les artistas ¥€$Si PERSE (Internet, 2015) muestran un proyecto digital formalizado como una instalación escultórica a base de monitores y pantallas con las que el espectador puede interactuar y que integra a éste en un mundo oscuro fruto de la tecnología que nos domina.
Las esculturas de Gabriel Pericàs (Palma de Mallorca, 1988), emplazadas en la esquina de la sala contigua, escenifican y desvelan ese movimiento oculto necesario que generan las rotaciones confusas de los vasos en el “truco” del trilero. Mònica Planes (Barcelona, 1992) utiliza también el cuerpo y la arquitectura para generar sus piezas escultóricas, presentadas como objetos yacientes en medio de la sala.
En la esquina opuesta, la artista Perla Zúñiga (Madrid, 1996) presenta dos sofás separados de la pared —al modo de dos piezas ready-made— acompañadas por material gráfico que aluden a su experiencia íntima en esos espacios clínicos relacionados con la enfermedad.
Mar Guerrero (Palma de Mallorca, 1988) invita a introducirnos a través del sonido, como si de un latido eterno se tratara, en un paisaje sonoro compuesto por piezas que mezclan lo orgánico animal con material de desecho industrial, invocando lo ecológico y la temporalidad de los objetos, el mundo natural y el artificial.