DueñasLas puertas de la Casa de Las Dueñas se abrirán al público el próximo jueves 17 de marzo a partir de las 10.00 horas, momento en el que los primeros visitantes podrán adentrarse en los jardines, patios y salones de la planta baja de la residencia sevillana del Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo.

En este recorrido cultural se podrá disfrutar no sólo del edificio, ejemplo de la arquitectura nobiliaria sevillana y con una interesante mezcla de estilos gótico y mudéjar, sino de un interesante paseo por la historia de la capital andaluza durante los últimos cinco siglos.

El principal atractivo de Las Dueñas, además de su arquitectura, es la colección de pinturas, esculturas, tapices y muebles de alto valor histórico-artístico que alberga en su interior. Entre otras obras, destacan óleos como ‘Santa Catalina de Siena entre Santos’, un Neri di Bicci del s. XV ubicado en la Capilla, o ‘La epifanía’ de Lucas Giordano que preside el Salón de la Gitana, donde también está la escultura de bronce de Mariano Benlliure que da nombre a la sala.

También se podrán contemplar tapices del siglo XVII como ‘La ofrenda de Abraham y Melquisedec en el templo de Jerusalén’, de Francisco Van den Hecke, así como una variada selección de piezas arqueológicas romanas y medievales, esculturas del siglo XIX y una gran colección de porcelanas de diferentes estilos como Sevres, Meissen y la Cartuja de Sevilla.

Las entradas para realizar esta visita histórico-artística estarán a la venta por Internet a partir del lunes 14 de marzo y podrán adquirirse tanto a través de la web www.lasduenas.es como en www.ticketea.com. En la taquilla habilitada a las puertas de Las Dueñas se pondrán a la venta a partir del jueves 17. En ambas opciones, los tickets estarán disponibles hasta completar el aforo.

La historia del edificio

Construida entre los siglos XV y XVI, la casa toma su nombre del desaparecido monasterio de Santa María de las Dueñas, ubicado en el solar colindante y demolido en 1868. Su origen fue la Casa-Palacio de los Pineda, señores de Casa Bermeja, que constituían uno de los linajes del patriciado de Sevilla. Sus miembros ejercieron importantes oficios como la escribanía mayor del Cabildo de la ciudad y participaron en episodios bélicos de la Guerra de Granada.

Precisamente durante esta batalla, y con el objetivo de liberar a Juan de Pineda en 1483, la familia vende la vivienda en 1496 a Catalina de Ribera, cuyo hijo Fernando transforma la casa en palacio renacentista. Años más tarde, el segundo hijo de éste, don Fernando Enríquez de Ribera y Portocarrero, acomete importantes obras de restauración y ampliación de la vivienda tras casarse con Juana Cortés, hija del conquistador de Méjico.

En 1612, Antonia Enríquez de Ribera, heredera e hija de Fernando, se casa con Fernando Álvarez de Toledo, futuro VI duque de Alba. Desde esta fecha, Las Dueñas pertenece a la Casa de Alba.

Fue en el siglo XIX cuando el edificio se convirtió en casa de vecinos y sus salones fueron compartimentados con tabiques. Uno de esos inquilinos fue Antonio Machado Álvarez, una circunstancia que posibilitó el nacimiento el 26 de julio de 1875 de uno de los más grandes poetas españoles, Antonio Machado Ruiz, en una estancia cercana al famoso Patio del Limonero, por el que también se podrá pasear.

Una arquitectura singular

Entre otros aspectos arquitectónicos singulares de las Dueñas, cabe destacar los restos de la solería primitiva de la Casa de los Pineda, de la segunda mitad del siglo XV, que se conservan en muy buen estado en determinadas estancias de la Casa-Palacio, así como las arquerías mudéjares del patio original.

Merece también especial atención la Capilla, que es de planta rectangular con un arco conopial con gablete de ingreso y adornos de tracería gótica. Sobre su dintel se hallan los escudos de armas de los apellidos Enríquez de Ribera y Portocarrero. El oratorio se cubre con dos tramos de bóvedas de terceletes y los nervios se apoyan en repisas con ángeles tallados. De sus ángulos y puntos medios parten nervios, truncados en su arranque, que se cruzan conteniendo en sus molduras ornatos ojivales y adornados en los puntos de intersección por escuditos.

Los nervios se apoyan en delicadas ménsulas sostenidas por ángeles, que ostentan diferentes atributos de la Pasión de Cristo. Los muros han perdido la primitiva decoración de yesería de ataurique, aunque permanecen los zócalos de azulejería en muros y frontal del altar y se conservan varias ventanas góticas.

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