Del 7 octubre de 2008 al 11 de enero de 2009

El Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid muestran durante los meses de octubre de 2008 a enero de 2009 un conjunto de más de 200 obras de arte bajo el título !1914¡ La Vanguardia y la Gran Guerra. Se trata de una revisión del arte de vanguardia -expresionismo, cubismo, futurismo, vorticismo y primera abstracción- a través de obras de arte procedentes de colecciones y museos de todo el mundo, y con la Primera Guerra Mundial como telón de fondo; un enfoque diferente del desarrollo del arte nuevo internacional entre los años 1913 y 1918, nunca antes objeto de una muestra monográfica de tal envergadura. (ver Garantía del Estado)

Pocos acontecimientos históricos tuvieron una capacidad de determinación tan fuerte sobre la trayectoria de las primeras vanguardias artísticas como la guerra de 1914. El periodo inmediatamente anterior al estallido de la contienda coincidió con el de máxima vitalidad de los movimientos de vanguardia, en cuya voluntad de insurrección se anticipaba la militancia belicista por la que se pronunció una mayoría de los artistas del momento. Por otro lado, la experiencia de la guerra incidió poderosamente sobre el trabajo de muchos de ellos, no sólo como tema de sus obras, sino también como realidad que ponía de relieve contradicciones internas en el ideario de la modernidad del que participaban sus obras.

El trabajo de decenas de autores encuadrados en la principales corrientes del arte nuevo reunidos en esta exposición –Klee, Kandinsky, Marc, Schiele, Brancusi, Chagall, Nolde, Balla, Goncharova, Boccioni, Léger, Severini, Popova, Grosz, Macke, y un largo etcétera– mostrará, entre otros asuntos, la misión profética que asumió el arte de vanguardia en relación a los acontecimientos que van a determinar su crisis, la capacidad de los nuevos lenguajes artísticos para convertir sus representaciones en divisa visual del belicismo, las diversas derivaciones de una escritura apocalíptica que emerge y muere en ese periodo, o la posición de denuncia ante el disparate de la contienda que asumieron también algunos artistas.

Entre las obras expuestas destacan algunos préstamos y conjuntos excepcionales, tanto por la importancia y calidad de las piezas como por tratarse en algunos casos de trabajos prácticamente inéditos, poco conocidos o apenas expuestos al público. Entre los primeros, sobresale la representación de Umberto Boccioni, con 3 óleos fundamentales, el conjunto de obras de Franz Marc, Paul Klee, Marc Chagall, Sironi y Lehmbruck, o la serie de Ossip Zadkine, nunca antes expuestos en un conjunto tan completo, incluyendo entre ellos una acuarela inédita, Cuartel. Completan la lista de obras poco conocidas y excepcionalmente expuestas, los dibujos de Marcoussis, algunas obras de Sironi, Lothe, Lehmbruck o Rouault, y una curiosa escultura, una cabeza realizada sobre los restos de un obús, atribuida a André Derain y recientemente descubierta.

Este recorrido se ha organizado a través de trece capítulos que se distribuyen entre las dos sedes de la muestra: las salas del Museo Thyssen-Bornemisza y de la Fundación Caja Madrid.

El comisario de la exposición es Javier Arnaldo

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA:

1. El oscurecimiento del mundo

La exposición arranca con algunas obras fundamentales de Franz Marc, Otto Dix y de Egon Schiele, realizadas en los años inmediatamente anteriores a la Gran Guerra, que ofrecen una visión fatalista del mundo que representan y están marcadas por el desconsuelo y por alusiones a la muerte y la amenaza. La naturaleza doliente y atemorizada que se representa en estos cuadros sirve de imagen al abatimiento anímico que se vivió durante esos años.

2. La segunda visión

La función de la pintura como medio de anticipación o de revelación de una realidad más elevada, y como promesa de liberación de valores espirituales, determina una buena parte del arte nuevo en torno a 1913. Bajo el título de este capítulo se agrupan una serie de pinturas y esculturas -de Kupka, Marc, Souza Cardoso, Epstein, Goncharova o Brancusi- que responden explícitamente a la capacidad del arte de anticipar acontecimientos lejanos o futuros en forma de una visión, tomando a veces imágenes del mundo animal.

3. Últimos días de la humanidad

Los expresionistas Ludwig Meidner y Jacob Steinhardt, creadores del grupo «Die Pathetiker», muestran en su obra las visiones turbulentas que profetizan el hundimiento del mundo moderno, como los llamados «paisajes apocalípticos» de Meidner; en este capítulo se reúnen algunos ejemplos de este trabajo junto a lienzos coetáneos de Feininger, Nolde o Boccioni, que muestran también el tema del pavor milenarista en el arte inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial.

4. La vanguardia a caballo

El jinete a caballo es un motivo recurrente en la iconografía de la vanguardia artística de la primera mitad de la década de 1910: Marc, Kandinsky, Macke, Boccioni, Severini, Duchamp-Villon, entre otros, se ocuparon reiteradamente de la representación de jinetes y caballos. El caballo encarna con frecuencia la fuerza dinámica como imagen del arte de avanzada. La identificación del arte emergente y de la así llamada vanguardia con la caballería permite asociar algunas de las inquietudes artísticas más determinates de la época con una militancia belicista que, de hecho, se manifestará en los acontecimientos de 1914.

5. Canción de guerra / Naturalezas muertas

Con el idioma pictórico del cubismo como principal punto de partida, en torno a 1914 se desarrolló un lenguaje heráldico que daba pábulo al militarismo y a la insurgencia patriótica. Diversas obras de Hartley, Sironi, Popova, Gleizes, Léger y Duchamp-Villon presentan en esta sección esa transformación del cuadro en proclama, en divisa visual o imaginería distintiva para el alzamiento en los diversos países en conflicto.

6. Torbellino destructor

La mecanización y el dinamismo inducido por la máquina en la vida moderna ocupa un lugar central en algunas de las manifestaciones de la vanguardia histórica, principalmente en el movimiento futurista. El estallido de la Primera Guerra Mundial puso al descubierto la fuerza destructora de la máquina y, cuando la exploración artística de la mecanización toma por tema el conflicto bélico, evoca y celebra la estética inspirada en el automatismo como síntesis de las cualidades aniquiladoras de la máquina. Algunas

obras maestras de Man Ray, Léger, Epstein, Dix, Sironi y Severini, de los años 1914 a 1917 y reunidas en este capítulo, muestran el fervor marcial, la fuerza o el dinamismo mecánico como imagen de la tensión deshumanizada de los actores de la guerra, del avance militar y la destrucción.

7. Guerra de las formas. Una estética de la desaparición

La representación de energías en tensión o en desplazamiento, desprovista de referentes figurativos, fue motivo frecuente de composiciones abstractas en torno a 1914 y, en ocasiones, éstas aluden analógicamente a la realidad de la guerra. Al hablar en el título de esta sección de una estética de la desaparición se alude a la correspondencia entre una visión artística y el fenómeno bélico que nos ocupa. Difícilmente se pueden caracterizar las pinturas que aquí se presentan como cuadros propiamente de batalla, pero sí son representaciones fuertemente ligadas a la exaltación del conflicto, al tiempo que máximos exponentes de la primera abstracción pictórica, entre ellas obras de Giacomo Balla, Franz Marc, Pavel Folonov, Pierre Albert-Birot y Wassily Kandinsky, con fecha entre 1914 y 1917.

8. Carga de profundidad

Paul Klee, Ossip Zadkine y Marc Chagall se ocupan de la realidad de la guerra como circunstancia que expresa la desventura humana e invita a la compasión; la muestra reúne en este espacio una selección de dibujos y acuarelas realizados por estos tres artistas durante la guerra, en los que representan, con una profundidad sin parangón, los escenarios de los que fueron testigos directos; se trata de obras enormemente emotivas de hospitales, heridos y convalecientes, de escenas militares pero también del efecto de la guerra sobre la vida civil.

FUNDACIÓN CAJA MADRID:

9. Apocalipsis de nuestro tiempo

El tema del Juicio Final, tratado abundantemente por algunos artistas de la vanguardia con anterioridad al estallido de la Guerra Mundial, regresa en los primeros meses de la contienda como alegoría del conflicto bélico.

Dos buenos ejemplos son el álbum litográfico de Natalia Goncharova Imágenes místicas de la guerra y la escultura de Barlach El vengador; ambos presentes en la exposición y ambos también con una voluntad elocuente de dar nueva actualidad a la imaginería medieval. Aunque el primitivismo de Goncharova y de Barlach tiene origen distinto, sí coinciden en la intención de su lenguaje, encarnando una misión mesiánica -cada uno desde un frente opuesto en la contienda- y confiriendo a la representación de la guerra un carácter escatológico.

10. Artista y soldado

De entre los numerosos artistas que fueron movilizados al estallar la guerra o que se alistaron voluntariamente, hubo algunos -particularmente del entorno expresionista- que escenificaron en sus cuadros su condición de soldados. El autorretrato del artista como soldado constituye un género especial en la pintura de vanguardia durante la Guerra Mundial y encarna un aspecto de la vida artística especialmente sometido a contrariedades y susceptible de una interpretación alegórica. La representación del artista-guerrero aparece unas veces -principalmente en los pintores expresionistas- como manifestación artística de una disposición provocadora e incluso pendenciera; otras, el artista se pinta a sí mismo como víctima, es el caso de dos obras de igual título reunidas en esta sala –Autorretrato como soldado- una de Otto Dix y la segunda, en la que el pintor se representa con la mano cortada, de Ernst Ludwig Kirchner.

11. Cubismo en las trincheras

El arte del frente, el de los apuntes y dibujos realizados desde el escenario de la lucha, documenta la relación más inmediata de sus autores con la guerra, convirtiéndose el frente en un lugar particularmente fértil para la creatividad artística. El cubismo y otros lenguajes característicos de la vanguardia se prestaron como guía de interpretación que se avenía a la naturaleza de los temas propios del frente, de modo que asistimos a una singular compenetración entre el lenguaje del cubismo, los facetados, superposiciones, líneas de fuerza, etc. y los temas de las trincheras, el combate, la acción de la artillería, las explosiones, el hospital de campaña… La afinidad entre la mecánica de estos nuevos lenguajes y la dinámica de la realidad de la guerra se pone de manifiesto en estas creaciones que parecen obedecer al traslado de los talleres de arte de vanguardia a la primera línea de combate. Lógicamente, la obra reunida en este capítulo es sobre papel y algunos de los artistas movilizados durante la guerra aquí representados son: Guillaume Apollinaire, Fernand Léger, Otto Dix, William Roberts, David Bomberg, Wyndham Lewis, Max Beckmann y un largo etcétera.

12. Patetismo y locura:

La guerra de 1914 no fue sólo objeto de representaciones entusiastas, sino también tema de visiones del pavor y de la degeneración de lo humano. Éstas, con rasgos eminentemente grotescos, dominan la pintura de algunos de los expresionistas alemanes, como Erich Heckel, Lyonel Feininger, George Grosz y Ernst Ludwig Kirchner. Esta sección presenta un grupo de obras realizadas por ellos entre 1915 y 1916, con escenas eminentemente tétricas; lo que podríamos describir como alegorías de la condenación, como el óleo Metrópolis de Grosz. Es una pintura que no toma directamente sus motivos de la realidad de la guerra, pero trata temas que se hacen eco de su deriva, reflejando un patetismo despiadado que presenta al ser humano, más que como agente de la guerra, como efecto colateral, como un mamarracho al antojo de la desolación y del crimen.

13. C’est la guerre

Para terminar el recorrido, se presenta en este último capítulo un conjunto de esculturas y pinturas caracterizadas por su intención de denuncia de la guerra. Son trabajos de procedencia muy diversa: artistas como Lehmbruck, Rouault, Vallotton, Johansen, Permeke, Friesz, etc. pero con un denominador común: se trata en buena parte de obras realizadas en condiciones de exilio efectivo o de exilio interior, y todas ellas tienen una fuerte impronta antibelicista.

La herencia del expresionismo está también presente en la mayoría de ellas, pero se aprecia una voluntad de realismo en su orientación crítica y en la sensata contención de la realidad de lo humano que muestran estos trabajos.

FICHA DE LA EXPOSICIÓN

Título: ¡1914! La Vanguardia y la Gran Guerra

Fechas: Del 7 de octubre de 2008 al 11 de enero de 2009

Organizadores y sedes: Museo Thyssen-Bornemisza y Fundación Caja Madrid

Comisario: Javier Arnaldo, conservador del Museo Thyssen-Bornemisza y jefe del Área de

Investigación y Extensión Educativa

Número de obras: 230

Publicaciones: Catálogo con ensayos de Javier Arnaldo. Editado en español con apéndice

en inglés. Guía didáctica.

Ciclo de conferencias: La Vanguardia artística en la guerra de 1914. Alistamientos,

movilizaciones, del 22 de octubre al 17 de diciembre de 2008; dirigido por Javier Arnaldo.

Página web: español e inglés

Audio-guía

INFORMACIÓN PARA EL VISITANTE

Museo Thyssen-Bornemisza. Paseo del Prado 8, 28014 Madrid.

Horarios y tarifas: de martes a domingo de 10.00 a 19.00 horas. La taquilla cierra a las 18:30h.

PRECIO ENTRADA:

Exposición temporal: 5 € (Reducida: 3,50 € para estudiantes y mayores de 65 años).

Exposición temporal + Colección permanente: 9 € (Reducida: 5 € para estudiantes y mayores

de 65 años previa acreditación).

Venta anticipada de entradas a través de la web del Museo y en el 902 050 121

Más información: 91 369 01 51 y www.museothyssen.org

Fundación Caja Madrid. Plaza de San Martín, 1, 28013 Madrid

Precio de entrada: GRATIS

Horario: de martes a domingo de 10.00 a 20.00 horas

Entrada libre. Más información: 902 246 810 y www.fundacioncajamadrid.org

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