La pasión por el arte de Guillermo Penso (Caracas, 1982) se materializó en 2016, con la creación de la Fundación Otazu.

Fundación Otazu expone desde principio de este año la primera exposición monográfica sobre los fondos de videoarte que custodia la Fundación en una muestra temporal titulada ‘Paisaje/Pasaje’, comisariada por el coleccionista Emilio Pi y Miguel López-Remiro, curador de la Fundación. En ella se plantea una reflexión sobre las capacidades del vídeo como instrumento para representar el paisaje.

La pasión por el arte de Guillermo Penso (Caracas, 1982) se materializó en 2016, con la creación de la Fundación Otazu. Desde entonces, el compromiso con el arte de la bodega, y más concretamente de su director general, ha sido constante. De hecho, en 2020 la Fundación Otazu fue reconocida con el Premio “A” al Coleccionismo otorgado por la Fundación ARCO. El carácter internacional de Penso y su amor por el arte latinoamericano lo sitúa, pese a su juventud, dentro del círculo de los mecenas más destacados del arte en España.

Guillermo Penso se licenció en Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad Técnica de Múnich (Alemania). Además, ha cursado diversos másteres relacionados con la Filosofía, Negocios y la Sociología Política en universidades de París, Londres y Pekín. Actualmente, el director general de Bodega Otazu es miembro del patronato del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

Guillermo Penso cree firmemente que el arte y el vino “son ambas manifestaciones de la cultura y un homenaje a la creatividad humana”. La pasión por el arte ha formado parte de su vida desde que era pequeño, cuando, aún niño, visitaba junto a sus padres diferentes exposiciones y galerías, “un amor por el arte” que sus progenitores le contagiaron. Su pasión no cayó en saco roto, y en 2016 se materializó en la creación de Fundación Otazu.

Dentro del programa de exposiciones temporales de la Fundación este año 2022, la Fundación presenta la muestra ‘Paisaje/Pasaje’, la primera exposición monográfica realizada con un apartado concreto de gran relevancia para la colección de Otazu, como es el del videoarte. La muestra plantea una reflexión sobre las capacidades del vídeo como instrumento para representar el paisaje, y establece un acercamiento poético a la potencialidad del videoarte de incorporar el movimiento, el tiempo y el sonido.

Esta muestra, que está comisariada por el coleccionista Emilio Pi y Miguel López-Remiro, curador de la Fundación, se une a las iniciativas de la Fundación Otazu por desarrollar el interés por lo natural en el arte, en este caso a través de la mirada de artistas históricos del videoarte, como Bill Viola, Rolan Balladi o Martha Rosler, y de artistas que a partir de los años 90 irrumpen con un nuevo lenguaje en la imagen en movimiento, como Tracey Emin, Mircea Cantor, Yang Fundong, Fiona Tan o Rosa Barba, que descubren que la exposición es un ejercicio de introspección en el paisaje en movimiento. Esta es la primera exposición monográfica sobre los fondos de videoarte de la Colección Fundación Otazu, una gran colección compuesta por más de 200 piezas y que recorre toda la historia de este medio, considerada, así, como una de las colecciones de videoarte más relevantes en el panorama europeo.

“La Fundación Otazu nació para crear contenidos y actividades que vincularan el arte y la industria”, reflexiona Guillermo Penso, director general de Bodega Otazu y presidente de la Fundación Otazu. Penso se ha convertido en el único mecenas en España que une el arte y el vino, creando el ensamblaje perfecto entre ambos mundos. Aunque lleva mucho tiempo centrado en su labor como director general de Bodega Otazu y la presidencia de la Fundación Otazu, a Guillermo Penso le avala una extensa formación. Es licenciado en Ingeniería de Telecomunicaciones, especializada en nanotecnología por la Universidad Técnica de Múnich (Alemania), y ha cursado diversos másteres relacionados con la Filosofía, Negocios y Sociología Política en universidades de París, Londres y Pekín. Además, actualmente, es patrón del Museo Reina Sofía de Madrid y forma parte del Comité de Adquisiciones de Arte Latinoamericano de la Tate Modern de Londres.

No obstante, lo que ha situado a Guillermo Penso en el epicentro artístico es la Fundación Otazu. Este proyecto, una “evolución natural de Bodega Otazu y de su compromiso con el arte y la cultura”, nació hace cuatro años. En ese momento, Penso se dio cuenta de que era necesario crear un paraguas que agrupara y estructurara todos los proyectos de Bodega Otazu. Surgió así una institución que también tiene como objetivo fomentar la creación de espacios de encuentro entre diferentes disciplinas. En el presente, la Fundación Otazu se centra en diseñar y ejecutar los proyectos que relacionan industria y arte. Además, Penso se ocupa del diálogo con los artistas y de la dirección curatorial de la colección de la Fundación Otazu.

Premio “A” al coleccionismo de la Fundación ARCO

En 2020, la Fundación Otazu fue reconocida con el Premio “A” al Coleccionismo de la Fundación ARCO, un galardón que premia el valor artístico de los fondos de coleccionistas e instituciones, así como la labor en el apoyo a la difusión del arte contemporáneo. En la 24ª edición de este galardón, la Fundación Otazu fue distinguida por “el fuerte arraigo que mantiene con el arte y su esfuerzo por dar visibilidad al talento creativo joven, emergente y consagrado”. Esta Fundación es el único espacio en España que combina arte, cultura y vino; premisa que ha destacado la Fundación ARCO para otorgar este premio. Desde su nacimiento, en 2016, mantiene el compromiso de fomentar la creación de espacios de encuentro entre diferentes disciplinas, siendo el vino y el arte el principal punto de diálogo. En palabras de Guillermo Penso, único mecenas español que une ambos mundos, “este galardón supuso un gran impulso para la Fundación Otazu que lucha, día tras día, por mantener vinculados ambas disciplinas”. Y añade: “El vino y el arte son manifestaciones de la cultura y un homenaje a la creatividad humana”.

Asimismo, la Fundación Otazu invita de forma anual a un artista a ser el director de orquesta en la elaboración de un vino muy especial en el proyecto Genios de Otazu. En la primera edición de esta iniciativa participó el artista David Magán (Madrid, 1979) y en la segunda, el creador Pablo Armesto (Shaffhausen, 1970). La misión del artista, además de elaborar el vino en conjunto con el director técnico de la Bodega, es reinterpretar la estética de una barrica de roble y generar una pieza que pasará a ser la etiqueta y caja del vino del que ha sido testigo. De esta forma, se confirma el fuerte compromiso que la Fundación Otazu tiene con creadores nacionales e internacionales y su decidida vocación pública.

Fundación Otazu

“La Fundación Otazu nació para crear contenidos y actividades que vincularan el arte y la industria”, reflexiona Guillermo Penso, director general de Bodega Otazu y presidente de la Fundación Otazu.

Una colección de arte es una sucesión de capas de memoria y de tiempo. En la Colección de la Fundación Otazu alrededor de 1.000 piezas construyen una narrativa propia. En el inicio de la Colección conviven, sobre todo, algunos de los artistas españoles que dieron forma a la creación plástica en España durante los años sesenta y setenta (Tàpies, Millares, José Guerrero). A esto se añaden las nuevas capas que traen las telas abstractas de Zobernig, Scheibitz, Bernard Frieze, Rashid Johnson, Juan Uslé o Philipe Decrauzat. La Colección entra en el siglo XXI con varios de los artistas que lo construyen: Ignasi Aballí, Isaac Julien, Wolfgang Tillmans o Emmanuel Van Der Auwera.

Pero la capa más reciente de memoria es la más profunda. Creadores, principalmente jóvenes e iberoamericanos, que trabajan en los territorios fronterizos del arte conceptual y el activismo político. Daniela Libertad, Héctor Zamora, Ximena Labra, Lucas Simoes, Arturo Hernández Alcázar, Bruno Kurru, Nicolás Robbio, Fabio Morais, Ignacio Gatica, Nazareno, Marilá Dardot o Asier Mendizabal. Juntos han hallado un modelo distinto para armar una historia. En el caso de Otazu está muy ligada a su actividad principal: una bodega, situada en Pamplona (España), que trata de borrar límites.

“La Fundación Otazu nace para crear contenidos y actividades que vinculen el arte y la industria, de tal forma que se produzca una síntesis donde desaparezca esa distinción”, resume Guillermo Penso, presidente de la Fundación y director general de Bodega Otazu. Un diálogo abierto. Lo explicó Sofía Mariscal, directora general de la Fundación, en la presentación en Francia de parte de los fondos de la Colección: “Esta muestra habla de los sueños, de las ideas que surgen de esos sueños, de las cosas que surgen de esas ideas, de los nombres que le ponemos a las cosas, de las palabras que juntas se vuelven poemas y de los poemas que se vuelven libros”. La Colección de la Fundación Otazu habla de la vida.

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