La disipación del hijo pródigo (El hijo pródigo hace vida disoluta) Bartolomé Esteban Murillo Óleo sobre lienzo, 104,5 x 134,5 cm h. 1660-65 Dublín, National Gallery of Ireland

Hasta el 23 de enero de 2022 en la sala C del edificio Jerónimos y con la colaboración de la Comunidad de Madrid, el Museo Nacional del Prado expone tres importantes series narrativas creadas en Andalucía en las décadas centrales del siglo XVII destinadas a clientes particulares: la que describe la parábola del Hijo pródigo de Murillo; la que narra la historia de José, realizada por Antonio del Castillo, ambas completas y conservadas en la National Gallery de Dublín y el Prado, respectivamente; y la dedicada a la vida de san Ambrosio, de Valdés Leal.

El hijo pródigo recoge su legítima Bartolomé Esteban Murillo Óleo sobre lienzo, 27 x 34 cm h. 1660-65 Madrid, Museo Nacional del Prado

La exposición incluye otras obras que pertenecieron a series de este tipo, que con el paso del tiempo han sido desmembradas y dispersadas. Con todo ello, el visitante podrá percibir tanto la importancia que tuvieron estas obras seriadas en la pintura andaluza del momento, como el papel que jugaron los coleccionistas y patronos particulares para el desarrollo de la misma.

33 piezas del Museo Nacional del Prado, la National Gallery de Irlanda, en Dublín, e instituciones como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo de Bellas Artes de Asturias, el Museo de Bellas Artes de Sevilla y la Biblioteca Nacional del España documentan el alto nivel de calidad que se alcanzó en el cultivo de esta tipología.

San Ambrosio absuelve al emperador Teodosio Juan de Valdés Leal Óleo sobre lienzo, 166 x 110 cm h. 1673 Madrid, Museo Nacional del Prado

Esta exposición, comisariada por Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1800) del Museo Nacional del Prado y con la colaboración de la Comunidad de Madrid, está dedicada a una tipología de obras producidas en el siglo XVII por algunos de los principales protagonistas del barroco pictórico andaluz.

Durante las décadas centrales del siglo XVII se produjeron en Andalucía un tipo de cuadros muy representativos tanto del alto nivel creativo alcanzado por los principales pintores, como de las expectativas y el gusto de una de las partes más activas de su clientela. Se trata de obras organizadas en series, en su mayoría de mediano tamaño y encargadas por personajes particulares para interiores domésticos u oratorios privados. En ellas se desarrolla una «historia» de origen bíblico o hagiográfico, bien sea la biografía más o menos completa de un personaje, o las etapas de un episodio biográfico. Eso permite entender no solo los recursos compositivos de sus autores, sino también su capacidad como narradores de episodios seriados.

Rebeca y Eliezer Bartolomé Esteban Murillo Óleo sobre lienzo, 108 x 151,5 cm h. 1660 Madrid, Museo Nacional del Prado

El contenido de estas series y el modo en el que se desarrollan reflejan con frecuencia el propio mundo de sus promotores, sus códigos y sus aspiraciones, y nos permite a su vez asomarnos a una parte de su cultura material.

Para conocer mejor estas obras y en torno al núcleo formado por la serie de seis cuadros de Murillo que narran las vicisitudes del hijo pródigo y que generosamente ha prestado la National Gallery de Dublín tras su reciente restauración, se expondrán los cuatro cuadros vinculados a dicha serie que posee el Prado, la historia de José, por Antonio del Castillo, que se conserva íntegra; y la mayor parte de los cuadros que describen la vida de san Ambrosio, por Valdés Leal. La comparación entre ellos permitirá al público apreciar tanto las afinidades como las diferencias desde el punto de vista técnico, estilístico y narrativo, de tres de los nombres principales de la pintura andaluza del Barroco.

El hijo pródigo expulsado por las cortesanas Bartolomé Esteban Murillo Óleo sobre lienzo, 104,5 x 134,5 cm h. 1660-65 Dublín, National Gallery of Ireland La castidad de José Antonio del Castillo Óleo sobre lienzo, 109 x 145 cm h. 1650 Madrid, Museo Nacional del Prado

La exposición incluye una sección con obras dispersas que en su momento formaron parte de series de este tipo, y que representan escenas de banquete o encuentros alrededor de un pozo, lo que permite llamar la atención sobre el hecho de que en este tipo de obras, junto con su importante contenido narrativo, conviven fórmulas que pertenecen a otros géneros, como el paisaje, la pintura costumbrista o el bodegón.

Con estas obras, que exigen una lectura atenta, pausada y secuenciada, y que tienen una naturaleza esencialmente narrativa, se invita al espectador a ensayar un acercamiento a la pintura antigua distinto al que es actualmente más habitual, pero que resulta más cercano a aquel que existía en la época y entre el público para el que se pintaron estos cuadros.

El Hijo pródigo de Murillo y el arte de narrar en el Barroco andaluz

El hijo pródigo abandonado (El hijo pródigo apacienta a los cerdos) Bartolomé Esteban Murillo Óleo sobre lienzo, 104,5 x 134,5 cm h. 1660-65 Dublín, National Gallery of Ireland El hijo pródigo apacienta los cerdos Jacques Callot Estampa 6 de La Vie de L’enfant Prodigue faite Par noble J.Callot, et mise en lumière Par Israel son amy, Dediée A Monseigneur Armand de Maillé Marquis de Brezé, Maistre de Camp d’un Regiment [París], Cum privilege Reg. Israel [Israël Henriet] [ex]cudit, 1635 Madrid, Colección particular

Durante las décadas centrales del siglo XVII se produjo en Andalucía un tipo de cuadros que son muy representativos tanto del alto nivel creativo alcanzado por los principales pintores, como de las expectativas y el gusto de una de las partes más activas de su clientela. Se trata de obras organizadas en series, en general de mediano tamaño y encargadas por particulares para interiores domésticos u oratorios privados. Varias de ellas describen el desarrollo de una “historia”, bien sea la biografía más o menos completa de un personaje, o las etapas de un acontecimiento biográfico concreto. Eso hace que tengan un extraordinario interés para entender los recursos compositivos empleados por sus autores, y su capacidad como narradores de episodios seriados. Entre los artistas que cultivaron este tipo de series se cuentan Bartolomé E. Murillo, Antonio del Castillo, Juan Valdés Leal o Alonso Cano; es decir, cuatro de los protagonistas principales del Barroco pictórico andaluz.

De izquierda a derecha, Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1800) del Museo Nacional del Prado; Daniel Martínez, Viceconsejero de Cultura y Turismo. Comunidad de Madrid; y Andrés Úbeda, Director Adjunto de Conservación del Museo Nacional del Prado. Foto © Museo Nacional del Prado

Para acercarnos a esta peculiar producción artística se ha organizado esta exposición, que tiene como puntos de referencia tres de esos ciclos: el que describe la parábola del hijo pródigo, por Murillo; el que cuenta las peripecias de José en Egipto, por Antonio del Castillo, y el que narra la biografía de san Ambrosio, por Valdés Leal. Una cuarta sección reúne obras pertenecientes a otras series, en las que se muestra cómo las mismas fueron instrumentos importantes para la representación del paisaje, de los “afectos” o de la vida cotidiana.

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