El Real Jardín Botánico (RJB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha iniciado la segunda fase de las obras de restauración, recuperación y conservación de parte de su patrimonio histórico dado el importante grado de deterioro en el que se encuentran sus fortines, el emparrado y la parte del cerramiento histórico del Jardín no acometida en 2016 durante la primera fase.

El director del RJB-CSIC, Esteban Manrique, pide comprensión a las personas que en los próximos meses visiten el Botánico por estas obras de restauración en varias zonas del Jardín que hay que cerrar a los visitantes por su seguridad, “pero hemos considerado que era mejor la convivencia con las tareas de restauración de nuestro patrimonio a cerrar por completo el Jardín Botánico durante el periodo de duración de éstas”.

Esteban Manrique ha valorado la necesidad de realizar estas obras “por el importante deterioro que el paso del tiempo ha dejado tanto en los fortines, el emparrado y la verja, elementos históricos, muchos de ellos del siglo XVIII, de incalculable valor patrimonial y cuya restauración le permitirá recuperar todo su esplendor para disfrute de nuestros visitantes”.

Las obras de restauración, recuperación y conservación, que está previsto concluyan a inicios de 2022, están cofinanciadas gracias al 1,5% cultural del Programa de Conservación Histórico Español del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno de España y el apoyo económico del CSIC.

De forma paralela se llevará a cabo la restauración y conservación de los treinta fortines que se distribuyen por las dos terrazas del RJB más próximas al Paseo del Prado, la recuperación y reposición del emparrado que abraza al Pabellón Villanueva en la terrada del Plano de la Flor, y la restauración de la verja de cerramiento del Jardín Botánico entre el Paseo del Prado y la calle Claudio Moyano.

Unos elementos históricos importantes del RJB

Los fortines aparecieron enterrados en 1978, cuando se inició la restauración global del RJB. El paso del tiempo ha afectado a estos pilones de granito circulares cuyos surtidores, unos circulares y otros octogonales, en muchos casos casi son irreconocibles, presentan daños en su moldura superior, tienen escapes de agua o carecen de fontanería.

Durante el verano de 1786 se instaló el emparrado, una pérgola de hierro forjado que discurre por ambos lados del Pabellón Villanueva, con algo más de 300 metros de longitud y que otorga esa singularidad histórica al RJB. En la restauración de 1979-1981 se recuperó parte de su diseño original y actualmente es el soporte de la colección de vides de Simón de Rojas Clemente. Los daños en el emparrado son recurrentes en casi todos sus tramos, con corrosión en sus pies y arbotantes, oxidación en su estructura y desaparición de piezas de ensamblaje o apoyo. Precisamente parte del ramal sur del emparrado resultó hundido por la caída de una rama de un cedro durante la tormenta Filomena.

La verja de hierro dulce que separa el Jardín del Paseo del Prado fue construida e instalada entre 1781 y 1789, y se encuentra muy deteriorada por el paso del tiempo y, en el caso de la parte norte, afectada por los efectos de los bombardeos de la Guerra Civil en noviembre de 1936.

Entre 2016 y 2018 ya se realizó una primera fase de restauración y recuperación del cerramiento histórico del Jardín en el tramo comprendido entre la entrada principal al RJB, en la Plaza de Murillo, hasta la Puerta del Rey, en el Paseo del Prado, en la que el Ayuntamiento de Madrid financió la recuperación del banco corrido. Ahora, en esta segunda fase, se acometerá una obra similar entre el Pº del Prado y la calle Claudio Moyano, con la recuperación, en una fase posterior, de la siguiente parte del banco corrido. Así se procederá a la retirada, limpieza y restauración de la verja que en su día fue forjada en Tolosa (Guipúzcoa).

Los arquitectos que dirigen las obras son Carlos de Riaño Lozano y José Miguel Rueda Muñoz de San Pedro. En el proyecto que han elaborado han incluido las determinaciones que en su día realizó el equipo integrado por Alvaro Siza, Juan Miguel Hernández León, Fernando de Terán Troyano y los propios arquitectos que ahora dirigen las obras.

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