La Comunidad de Madrid promueve la gastronomía madrileña como recurso turístico y cultural. Así lo ha manifestado la consejera de Cultura y Turismo, Marta Rivera de la Cruz, que ha participado en la II Ruta del Garbanzo, en Navalagamella, junto con el alcalde de esta localidad, Andrés Samperio, y dentro del marco del #compromiso179.

Rivera de la Cruz ha señalado que “la gastronomía es una de las formas más interesantes de hacer turismo para conocer la cultura de una región; y el garbanzo uno de los símbolos madrileños más castizos y tradicionales. Casi cada localidad tiene su forma de interpretar el cocido”. Con este objetivo, surge la ruta del garbanzo que celebra ahora su segunda edición, hasta el 26 de enero.

Esta iniciativa, promovida por la asociación Garbancera Madrileña, integra a los agricultores y ayuntamientos de 14 municipios: Brunete, Navalcarnero, Sevilla la Nueva, Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte, Villanueva de Perales, Villamantilla, Villamanta, Quijorna, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo, Valdemorillo, Navalagamella y Colmenar del Arroyo.

La II Ruta del Garbanzo, en la que participan más de 60 restaurantes, se celebra cada fin de semana en dos de los municipios de la Garbancera, en esta ocasión en Navalagamella y Villaviciosa de Odón. Los menús ofertados están basados en el garbanzo madrileño, e incluyen además vinos de la D.O. Vinos de Madrid.

Por otra parte, la consejera de Cultura y Turismo ha destacado que Navalagamella “cuenta con un importante patrimonio histórico y artístico que merece la pena conocer”. Rivera de la Cruz ha visitado la parroquia Nuestra Señora de la Estrella y algunos de los fortines y búnkeres más emblemáticos de la arquitectura militar que caracteriza a esta localidad, “y que forman parte de la historia de los habitantes de Navalagamella y de todos los madrileños”.

Rivera de la Cruz continúa así con el objetivo de recorrer todos los municipios de la región, a través de la iniciativa #compromiso179 “para conocer de primera mano sus puntos fuertes y débiles, a través de las personas que más los quieren y mejor los conocen, y a partir de ahí elaborar una propuesta de trabajo común”.

NAVALAGAMELLA, UN LUGAR PARA LA HISTORIA DE MADRID

Situada en la comarca Sierra Oeste de Madrid, a menos de 50 kilómetros de la capital, Navalagamella destaca por su valor histórico. Las primeras referencias aparecen en el Libro de la Montería de Alfonso XI de Castilla, en la Edad Media.

De finales del siglo XV es la Parroquia Nuestra Señora de la Estrella, construida con grandes sillares de piedra y mampostería. En su interior se encuentra la capilla de la Inmaculada, que contiene una pila bautismal del siglo XVI. En el exterior del edificio destaca una cruz de piedra del XVII situada frente a la puerta principal de la Iglesia, así como el campanario de estilo herreriano.

Las ermitas barrocas del Santísimo Cristo de la Sangre y de San Miguel datan del siglo XVII, aunque la primera de ellas fue reformada en el siglo XX. La ermita de San José, reconstruida tras la Guerra Civil, es la tercera de las que se conservan en el municipio, de las siete que hubo en el pasado.

No obstante, lo más característico de Navalagamella es su arquitectura militar. En todo el término municipal hay 127 construcciones de este estilo, como fortines, búnkeres, puestos de tirador o parapetos. La mayoría de estas fortificaciones, conocidas en Navalagamella como garigolos, son posteriores a la batalla de Brunete de la Guerra Civil española. Son numerosas las edificaciones militares de la contienda que existen en la zona, debido a que la localización de los cerros de Navalagamella permite tener una visión amplia de los alrededores.

En este sentido, Rivera de la Cruz ha afirmado que “Navalagamella se convirtió así en testigo involuntario de uno de los momentos más sangrientos y dolorosos de nuestra historia, y tuvo que ser reconstruida durante los años 40 dentro del plan de regiones devastadas”.

El mejor ejemplo de esta arquitectura militar se encuentra en el Campamento Militar ‘La Peña’, un acuartelamiento compuesto por varias edificaciones escalonadas, dispuestas paralelamente y donde destacan los restos de una capilla de planta cruciforme.

“Quizá es la historia de esta localidad la que ha hecho de sus habitantes mozos grandes como castillos para defender la ciudad de Madrid de las tropas napoleónicas, como cuenta Galdós por boca de Gabriel Araceli, en sus Episodios Nacionales”, ha destacado Rivera de la Cruz. “Galdós al que, por cierto, Valle Inclán apodaban ‘el Garbancero’”, ha concluido la consejera.

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