Max Ernst, la roue de la lumière. Lámina XXIX de la serie Histoire naturelle, 1926. Fototipia sobre papel. Colección particular

El pintor, artista gráfico y escultor alemán Max Ernst (Brühl, 1891-París, 1976) está considerado como uno de los principales exponentes del movimiento Dadá y del Surrealismo. En sus inicios como creador, no fue ajeno a las influencias expresionistas, cubistas y futuristas del momento, pero su insaciable afán de saber, así como su gran versatilidad, lo condujeron por un camino de continua búsqueda y de ruptura en el que empleó numerosos materiales y técnicas.

Bajo el título Max Ernst: Historia natural (1926), la Fundación Juan March presenta treinta y cuatro dibujos reproducidos en fototipia sobre papel que el artista realizó para la serie Histoire naturelle, publicados por Jeanne Bucher en París en un porfolio con prólogo de Jean Arp.

Son ejemplares de lo que Ernst denominaba “surrealismo automatizado”, donde el artista deja que el subconsciente guíe su mano en la creación de la imagen mediante una nueva técnica denominada frottage [frotado]. Tras “frotar” con lápiz o ceras un papel colocado encima de materiales como madera, hojas, migas de pan, amasijos de alambre o papel arrugado, el artista añadía a la textura resultante paisajes, objetos y criaturas fantásticas; reuniendo elementos dispares en una nueva red de significados y transfiriendo al papel imágenes ocultas de lo real.

Esta última técnica —el frottage—, cuya invención se atribuye a Max Ernst, surge en el verano de 1925 cuando el artista frota con un lápiz una hoja de papel puesta sobre una tabla de parqué en una habitación de hotel en Pornic, cerca de Nantes. A lo largo de su trayectoria realizó una gran cantidad de collages y frottages.

Procedentes de una colección particular, las láminas que conforman la carpeta Histoire naturelle están pobladas de paisajes enigmáticos y formas que transitan entre lo mineral, lo vegetal y lo animal, un especial conjunto de visiones, fantasías y sueños.

La exposición se completa con una selección de documentos y con la proyección en sala de la película documental Max Ernst – Mein Vagabundieren, meine Unruhe [Max Ernst – Mis vagabundeos, mis inquietudes], dirigida por Peter Schamoni en 1991 con ocasión del centenario del artista y ganadora del premio a la mejor biografía en la décima edición del Festival Internacional de Cine sobre Arte de Montreal.

Prefacio que Max Ernst escribió para Histoire naturelle. Dessins inédits [Historia natural. Dibujos inéditos] en 1956

Si Paul Eluard ha dicho la verdad al afirmar que muchos niños hacen un anciano, sentimos con perverso placer el horror que esta verdad pretende esconder, la aceptamos con una sonrisa y nos preparamos para dar una vuelta por los establos de la esfinge. Pero…

Cuando, a propósito de mi historia natural, parte de la cual está publicada en este folleto, Paul preguntaba si el espejo ha perdido sus ilusiones o bien si el mundo se ha desprendido de su opacidad, los más duros de entre nosotros sintieron helarse su sangre de alegría. Atractivo espectáculo: la vieja enseñanza escolar según la cual la tierra no atacaría al hombre, de golpe se desmoronó. Al desprenderse de su opacidad el universo ataca efectivamente al hombre. Al desprenderse de su opacidad el universo tiende a fundirse en el hombre. Al desprenderse de su opacidad el universo tiende a confundirse con el hombre. Al hombre pues le toca desprenderse de su ceguera.

El poeta se regocija. La tierra, dice, se cultiva ella sola. Traduzcamos a lenguaje corriente: la tierra, para nuestra admiración, muestra el juego de sus transparencias. En invierno, dice el poeta, sólo hay que escarbar la nieve para encontrar sol, en verano, los frutos tienen un hueso de hielo.

Los pájaros, añade, marcan las horas: mediodía, el verdecillo quema, las seis, el chorlito tiembla (el día se rompe), medianoche, es un aguafiestas furioso que lanza bolas de noches a los ojos vacíos.

En los ojos de los videntes, la luz da vueltas. Sólo las trampas de amor pueden sustraerse a su potencia.

El poeta al que había dedicado mi historia natural, en su exégesis la dedica a su vez al único ser que para él (entonces) encarnaba el universo opaco:

Sólo hay escondrijos para el único ser que siempre se os escapará. Si lo buscáis por la noche, está en la luz, si lo buscáis de día, duerme.

Moraleja: no temamos caer en la infancia del arte. No molestemos a esos ciegos que por la noche bailan sobre los tejados de nuestras ciudades y campos. Más enamorados de la vida que vivos, no buscan más que el vivir, no quieren ver. Saludemos los mares que se elevan. También a las lunas

Datos de interés:
Max Ernst: Historia natural (1926)
Museu Fundación Juan March en Palma (Sant Miquel, 11.Palma de Mallorca)
Fechas: del 30 de octubre 2019 al 1 de febrero de 2020

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