San José, de Pedro de Mena, en el Museo Nacional de Escultura

El Museo Nacional de Escultura presenta una nueva propuesta en el Rincón Rojo, dedicado en esta ocasión a la exhibición de una de las últimas adquisiciones con destino a los fondos del Museo Nacional de Escultura.

Se trata de una escultura del siglo XVII en madera policromada que representa a San José con el Niño, obra del escultor Pedro de Mena. En esta época San José, hasta entonces representado en un segundo plano, se independiza de la escena familiar y adquiere un nuevo protagonismo, reflejo de su popularidad social: adopta un aire de nobleza viril, fuerte y madura, llevando tiernamente a Jesús, rodeado de un halo de idealismo religioso.

Con la incorporación de hasta ahora esta desconocida obra, además de subrayar la importancia en la escultura barroca española del escultor granadino afincando en Málaga, el Museo pone el foco sobre uno de los periodos más fecundos de su creatividad: el desarrollado en Granada entre 1652 y 1658 bajo el influjo de la polifacética maestría de Alonso Cano, escultor con quien mantuvo una estrecha y fructífera colaboración.

Nada se sabe acerca de los anteriores propietarios de esta pieza. La pista de su existencia se sitúa en junio del pasado año, cuando la galería de antigüedades Caylus presentaba ante la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de bienes del Patrimonio Histórico Español, un permiso de exportación temporal con posibilidad de venta de la obra (valorada en 150.000 €, la de mayor cuantía de las adquiridas por el Ministerio de Cultura y Deporte para sus museos). A finales de año el Estado ejercía su derecho de oferta de venta irrevocable y lo adquiría por dicha cantidad.

La presentación de esta escultura coincide con la celebración este año 2019 de toda una serie de exposiciones que han puesto el foco en la figura de este escultor; como la clausurada recientemente en el Palacio Episcopal y catedral de Málaga, y en la que el Museo Nacional de Escultura colaboró con el préstamo de cuatro piezas, algunas tan emblemáticas como la Magdalena Penitente.

El Museo crece

Además de esta escultura, en 2018 el Museo ampliaba su catálogo gracias a la compra por el Estado de un interesante conjunto de 635 placas fotográficas de cristal pertenecientes a quien fue conserje del Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid desde 1899 y hasta su muerte en 1921, Ubaldo Torquemada Nieto.

A estas incorporaciones hay que sumar otras dos piezas: una Virgen con el niño en alabastro del siglo XVI del taller de Diego de Siloé, y un relieve, también del siglo XVI, en madera policromada que representa a San Juan Bautista.

En este sentido, el esfuerzo realizado por las administraciones públicas resulta esencial para los museos. No solo contribuye a la ampliación de sus fondos, sino que permite su apertura a artistas, géneros y materiales escasamente representados, al tiempo que demuestra que la colección estable de los mismos, su «caja negra», está siempre por hacerse.

Foto: Pedro de Mena. En torno a una escultura de San José con el Niño

Artículo anteriorBorrell: el Cervantes debe transmitir la mejor imagen de España
Artículo siguienteLa reina Letizia visita a la Biblioteca Nacional de España