Una de las apuestas más “nacionales” del programa extraordinario de conmemoración del Bicentenario del Museo Nacional del Prado es el proyecto “De gira por España” que llega a la Comunidad Autónoma de Canarias, con el préstamo de la única obra de Georges de la Tour propiedad del Museo del Prado, Ciego tocando la zanfonía.
Esta obra permanecerá expuesta en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) hasta el 30 de junio.

Cuando se cumple el Bicentenario del Museo Nacional del Prado, cuya apertura tuvo lugar el 19 de noviembre de 1819, el museo conmemora su fundación “reflexionando sobre su historia pero con la vista puesta en el futuro”; y lo hace con un programa muy amplio y diverso.

Entre las múltiples actividades proyectadas se encuentra la exposición “De gira por España”: durante un mes algunas pinturas de especial relevancia de la colección del Museo del Prado dejarán su espacio habitual y podrán verse en diferentes museos del territorio español, uno por cada comunidad y ciudad autónoma (excepto Madrid).
En el Centro Atlántico de Arte Moderno, en Las Palmas de Gran Canaria, se podrá contemplar, hasta el próximo 30 de junio, Ciego tocando la zanfonía, obra de Georges de La Tour (1593-1652), artista olvidado después de su muerte y que fue rescatado por los historiadores de arte ahora hace un siglo. En Francia es considerado su artista más célebre del siglo XVII y, junto a Monet, Renoir y Cézanne, uno de los más populares de toda su historia.

Este lienzo, adquirido por el Museo del Prado en 1991 con fondos del legado Villaescusa, ilustra una escena real en la que un ciego se gana la vida tocando la zanfonía, a veces también cantando si poseía esa habilidad.

El ciego aparece de perfil tocando su zanfonía, zanfona o zanfoña (en Galicia), instrumento de cuerda con el que gana su sustento. A pesar de su infeliz condición, La Tour lo representa revestido de notable dignidad, cubierto con una capa que esconde un chaleco castaño y pantalones asalmonados. Su rostro muestra el paso del tiempo, con el color tostado de la piel, sus profundas arrugas y el abandono de su barba descuidada. Sus manos son fuertes, impropias de un músico, quizás recuerdo de trabajos previos, anteriores a la pérdida de la visión.

En todo este rudo conjunto sorprende el detalle delicado de la cinta amarilla enredada en la parte baja del instrumento que ata la tapa de la rueda que mueve la manivela accionada con su mano derecha. El espacio del fondo está dividido en tres secciones, con líneas oblicuas de perfiles netos. A la izquierda es casi negro, precisamente la zona donde se recorta la cara del músico, silueteando su semblante de forma rigurosa y reforzando su soledad. El gran parecido físico de todos los músicos mendigos pintados por La Tour, además del presente en la Riña de músicos de Los Ángeles, permite sospechar que el artista tomó un modelo del natural que pervivió en el tiempo.

Desde su descubrimiento se ha dado por cierta la hipótesis de Pierre Rosenberg, quien la consideró fragmento de una pintura más grande que representaba al ciego en posición próxima al de Nantes. Sin embargo, nada hay en esta pintura que permita confirmar esta hipótesis. Efectivamente, La Tour pintó con frecuencia figuras únicas de medio cuerpo, de pie, como el Apostolado de Albi, o sentadas, como la Magdalena del espejo, conocida a través de una estampa, cuyo torso aparece también en tres cuartos, y su rostro de perfil. Además, el violento primer plano utilizado en la pintura del Prado se acomoda perfectamente a lo habitual en sus últimas composiciones, cuando eliminó los elementos accesorios o anecdóticos para ofrecernos una visión intensa y trascendente del sujeto.

La Tour ilustra una escena real, en la que un ciego se gana la vida tocando la zanfonía, a veces también cantando si poseía esa habilidad, y frecuentemente acompañado de un perrillo que bailaba a su son. Uno de estos perros aparece indiferente a la música producida por su dueño en el ejemplar de Bergues. Resulta curioso comprobar que todas sus representaciones de ciegos músicos, excepto la pintura del Prado, fueron en algún momento atribuidas a pintores españoles, cuando, como muestra el Tesoro de la lengua castellana o española de Sebastián de Covarrubias (Madrid, 1611), para sus contemporáneos la zanfonía era instrumento propio de pobres franceses.

Los ciegos tocando la zanfonía fueron frecuentes en la pintura de La Tour, aunque las numerosas variantes introducidas en todos ellos impiden considerarlos copias unos de otros. Algunos aparecen de cuerpo entero, de pie, acompañados ocasionalmente de sus perrillos, como el mencionado de Bergues; otros, como los de Nantes y el del Musée Charles Friry de Remiremont lo representan sentado y de cuerpo entero, cantando al son de su música. El del Prado es sin duda el último de sus ciegos músicos y también el último diurno conocido de este artista. La dispersión cronológica de este tema en su catálogo, ilustra sobre su evolución estilística.

El primer ejemplar conocido es el de Bergues, calificado por Jean-Pierre Cuzin como obra austera y trágica, donde el artista no esconde la infeliz condición del modelo o su miserable atuendo. La sensibilidad que muestra la pintura del Prado es totalmente diferente, lírica, muy próxima a otras contemporáneas como San José carpintero, o la Aparición del ángel a san José, que se encuentran, sin duda, entre sus imágenes más poéticas. Otros artistas loreneses como Jacques Bellange y Jacques Callot abrieron sendos aguafuertes con este mismo tema, cuya relación con las pinturas de La Tour no ha sido todavía establecida convincentemente (Texto extractado de Úbeda de los Cobos, A.: Georges de La Tour. 1593-1652, Museo Nacional del Prado, 2016, p. 144).

“De gira por España”

Hasta la clausura de la celebración de sus 200 años de historia en noviembre de este año, el Museo del Prado cederá en préstamo 12 obras de especial relevancia a distintas instituciones de toda la geografía española. Todas las comunidades autónomas, excepto Madrid, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla recibirán uno de los lienzos seleccionados -obras maestras de Tiziano, el Greco, Velázquez, Zurbarán, Murillo o Goya, entre otros- durante un período aproximado de un mes.

Foto: Ciego tocando la zanfonía de Georges de la Tour

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