El Museo Nacional del Prado ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias 2019 de Comunicación y Humanidades 2019. José Guirao, ministro de Cultura y Deporte, ha celebrado el premio y ha declarado que el Museo Nacional del Prado es un “símbolo del país, de nuestra cultura y es sin duda el mejor museo de pintura del mundo”.

Tras el Consejo de Ministros de la pasada semana José Guirao señaló que “es un motivo de alegría para todos los miembros del Gobierno y para todos los españoles (…) Desde el Gobierno queremos felicitar a todos los españoles porque es un Museo de todos y a todos sus trabajadores”. El ministro de Cultura y Deporte ha querido también aprovechar la ocasión para “animar a todos a visitarlo. Ahí encontrarán las grandes obras maestras de la pintura mundial”.

El Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades se concede por la labor de cultivo y perfeccionamiento de las ciencias y disciplinas consideradas como actividades humanísticas y de lo relacionado con los medios de comunicación social en todas sus expresiones.

Acta del Jurado

Reunido en Oviedo el jurado del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2019, integrado por Luis María Anson Oliart, Alberto Edgardo Barbieri, César Bona García, Irene Cano Piquero, Alberto Corazón Climent, Aurora Egido Martínez, Taciana Fisac Badell, Elsa González Díaz de Ponga, Santiago González Suárez, Alan Goodman, Álex Grijelmo García, Miguel Ángel Liso Tejada y Rosa María Mateo Isasi, presidido por Víctor García de la Concha, y actuando de secretario Óscar Loureda, acuerda conceder el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2019 al Museo Nacional del Prado, símbolo de nuestra herencia cultural común, como reconocimiento a la labor de conservación y divulgación de uno de los más ricos patrimonios artísticos del mundo.

En la dedicación y el compromiso durante los últimos 200 años de sus trabajadores, patronos, amigos y público, el jurado reconoce la ejemplaridad de su contribución al desarrollo humanístico de la sociedad pasada, presente y futura.

Breve historia del museo

El Museo Nacional del Prado se inauguró en Madrid el 19 de noviembre de 1819 como Real Museo de Pinturas y Esculturas para albergar obras procedentes de las colecciones reales, que habían comenzado a tomar forma en el siglo XVI con Carlos I y que fueron enriquecidas por todos los monarcas que lo sucedieron. Con un primer catálogo integrado por 311 pinturas, el Museo, que pronto cambió su denominación a Museo Nacional de Pintura y Escultura, ya servía de depósito para otras 1510 procedentes de los Reales Sitios. El Museo ocupó el Gabinete de Ciencias Naturales, obra de Juan de Villanueva, en lo que se conocía como Prado de los Jerónimos, por lo que popularmente se llamó Museo del Prado antes de recibir esta denominación oficial a principios del siglo XX. Doscientos años después de su inauguración, tras varias reformas y sucesivas ampliaciones, el Museo del Prado sigue cumpliendo la alta misión de conservar, exponer y enriquecer el conjunto de las colecciones y obras de arte que, estrechamente vinculadas a la historia de España, constituyen una de las más elevadas manifestaciones de expresión artística de reconocido valor universal.

Convertido en la institución cultural más importante de España y en una de las pinacotecas más destacadas del mundo, el Museo Nacional del Prado tiene una colección de cerca de 8.000 pinturas, de las que 1.700 están expuestas en el edificio Villanueva y más de 3.200 se distribuyen entre 255 instituciones culturales de toda España. Sus salas, por las que pasan anualmente casi tres millones de visitantes –más de la mitad extranjeros–, han servido de inspiración a algunos de los pintores más significativos de los últimos 150 años, como Fortuny, Sorolla, Picasso, Monet, Renoir, Durant o Chase.

El Prado es conocido más como museo de pintores que de pinturas por la singularidad de su origen dependiente del mecenazgo real de los siglos XVI y XVII, orientado a reunir el mayor número de obras posible de los artistas preferidos. Por este motivo, el Museo tiene los mayores conjuntos de El Bosco, Tiziano, El Greco, Rubens, Velázquez o Goya, en algunos casos con más de un centenar de obras. Con la dinastía Borbón llegaron los pintores franceses en un siglo XVIII dominado por artistas foráneos, como los italianos, hasta finales de la centuria, en la que Goya devolvió a un español el dominio del escenario cortesano. En el siglo XIX, la desamortización de los bienes eclesiásticos contribuyó, a través de los fondos del Museo de la Trinidad –La Fuente de la Gracia, Auto de fe presidido por santo Domingo de Guzmán, entre otros–, a incrementar las colecciones de El Prado, que se cerraron en 1881. Aunque eminentemente pictóricas, también comprenden excepcionales testimonios escultóricos, de artes decorativas y de obras sobre papel, desde la Antigüedad hasta el siglo XIX.

Desde su fundación, el Museo ha ingresado más de 2300 pinturas y gran cantidad de esculturas, estampas, dibujos y otras piezas a través de donaciones –como las Pinturas negras de Goya–, legados –como el de pintura del siglo XIX de Ramón de Errazu– y compras –Fábula y La huida a Egipto de El Greco, La condesa de Chinchón de Goya o El barbero del papa de Velázquez, por ejemplo–. Entre los tesoros más emblemáticos que se pueden contemplar hoy en El Prado se encuentran El jardín de las delicias de El Bosco, El caballero de la mano en el pecho de El Greco, El tránsito de la Virgen de Mantegna, Carlos V en Mühlberg de Tiziano, El lavatorio de Tintoretto, el Autorretrato de Durero, Las meninas de Velázquez, Las tres Gracias de Rubens, La familia de Carlos IV de Goya o Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga de Gisbert.

El Museo actual está formado por varios inmuebles –el edificio Villanueva, el Claustro de los Jerónimos, el Casón del Buen Retiro, el edificio administrativo de la calle de Ruiz de Alarcón y el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro– que superan los 45 000 metros cuadrados de superficie útil. Como organismo público, una ley regula su funcionamiento y está regido por un patronato presidido por el ministro de Cultura correspondiente y cuyos presidentes de honor son SS. MM. los Reyes de España.

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