Como cada verano, La Casa Encendida de Fundación Montemadrid presenta su programación de cine y conciertos para los sábados y domingos de verano en La Terraza Magnética.

Gus Van Sant, icono del cine independiente, será el invitado especial de la temporada. La exposición, la Carta blanca a Gus Van Sant para los sábados de cine, la première de su última película No te preocupes, no llegará lejos a pie y la retrospectiva de su filmografía en la Filmoteca de Madrid durante el mes de junio, conforman el viaje multidisciplinario por la fuerza creativa y el particular universo del cineasta americano.

En la Terraza Magnética, los sábados de julio y agosto podrán verse películas seleccionadas por el propio Gus Van Sant que tienen al amor y la locura como denominador común. La Carta blanca comienza con la proyección de Jeanne Dielman, 23, Quai du Commerce 1080 Bruxelles, de Chantal Akerman, película que ha influido en toda la filmografía del director norteamericano pero más claramente en Last Days, que también se podrá ver ese mismo día en La Terraza Magnética. Ha elegido Fallen Angels como un ejemplo de trabajo en conjunto entre el director y el director de fotografía, siendo ésta uno de los resultados más radicales del trabajo de Chris Doyle. El siguiente fin de semana se proyectará la película Stroszek, de Herzog, que fue una gran influencia en My Onwn Private Idaho, de Gus Van Sant, por el estilo serio pero absurdo de ésta.

Se proyectará un título sorpresa de Todd Haynes, un rara avis, mezcla entre el biopic y una película médica sobre la bulimia. Gus Van Sant es un gran admirador de la obra de David Lynch y condujo tres horas hasta Seattle porque no pudo esperar al estreno de Blue Velvet una semana más tarde en su ciudad, película que forma parte también de la programación de La Terraza Magnética. Harmony Korine también ha sido una gran inspiración para Gus Van Sant desde sus primeras películas, como con la extrema Julien Donkey-Boy; y no se cansa de ver La Luna de Bertolucci, película que intentó emular en su primer largometraje, Mala Noche. En Property, de Penny Allen, trabajó haciendo el sonido y fue su primer contacto con Walt Curtis, el escritor de la novela Mala Noche. Por último, el ciclo de cine en La Terraza cierra con la sublime El árbol de la vida, la que es para Van Sant el retorno de Malick al estilo de sus películas de mediados de los setenta.

Los domingos de La Terraza Magnética, como cada año, ofrecerán propuestas musicales de vanguardia con un ciclo, comisariado por Andrés Noarbe, que aglutina distintas perspectivas de la electrónica y donde se podrán encontrar compositoras tan singulares como Andrea Balency (México), Mary Ocher (Israel), o Kiki Hitomi (Japón), con lenguajes propios infectados por estilos tan diversos como el pop, dub, ambient, psicodelia, o incluso la música clásica. También habrá músicas hipnóticas y envolventes, capaces de introducir en atmósferas cinematográficas como Murcof (México), o Ann Deveria (España), o invitar a un viaje cósmico como Hamann, desde Perú. As Longitude vendrá desde la joven escena electrónica underground de Berlín y hará bailar con un tempo narcotizado, al igual que Victoria Lukas (Francia), casi una leyenda del Electro internacional y de las pocas voces femeninas dentro de este estilo. Finalmente, la pareja de robots humanos Les Trucs (Frankfürt), ofrecerán un show enérgico, medio pop electrónico, medio experimental.

*Los conciertos de Andrea Balency, Murcof y Hamann forman parte del programa «Las Terrazas Magnéticas» organizado en colaboración con la AECID a través de sus Centros Culturales en el exterior (CCE).

A lo largo de tres meses, las salas expositivas de La Casa Encendida acogerán la primera retrospectiva en España de las películas y creaciones artísticas del cineasta estadounidense. La exposición Gus Van Sant aproxima a su filmografía -en la que se incluyen sus filmaciones más experimentales- y una extensa selección de sus fotografías Polaroids tomadas durante las sesiones de casting de sus primeras películas. También estarán presentes pinturas y dibujos que el realizador hizo en diferentes momentos de su vida, como algunos de los collages que datan de la década de 1970, lo que proporciona un complemento inesperado al ecléctico universo artístico de Gus Van Sant.

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