El director del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet, y el presidente de la Real Academia de Ciencias, José Elguero, han presentado esta mañana la muestra «Ciencia e imprenta. Tesoros de la biblioteca de la Real Academia de Ciencias», que ofrece un recorrido por la evolución del pensamiento científico y por la historia de la transmisión del saber impreso en España, desde el nacimiento de la imprenta hasta bien entrado el siglo XVIII.

“La ciencia siempre está presente en la programación del Instituto Cervantes”, ha afirmado Bonet, y esta muestra de 38 joyas bibliográficas –tres de ellas, incunables– de los siglos XV al XVIII “no es más que la punta del iceberg de los tesoros de la Real Academia de Ciencias”.

Además de valiosos volúmenes, se pueden ver hasta el 27 de mayo el diploma de concesión del Nobel de Literatura 1904 a José Echegaray, una máquina de calcular del inventor Torres Quevedo y un busto de Ramón y Cajal obra de Victorio Macho.

José Elguero se ha mostrado orgulloso de haber “conservado todos estos documentos, esculturas, retratos y piezas científicas durante varios siglos” y ha aprovechado para denunciar el estado de la tumba del Nobel Santiago Ramón y Cajal, en el madrileño cementerio de La Almudena, “un lugar abandonado y vandalizado que causa sonrojo si se compara con la de Newton en Londres o Curie en París”.

Valiosas joyas bibliográficas científicas

Las piezas más antiguas son tres incunables que datan de los años 1485 (dos de ellos) y de 1500 (los incunables son libros impresos con tipos móviles desde la aparición de la imprenta hasta 1500 inclusive). De entre los 35 libros originales restantes, destacan desde Los elementos de Euclides a textos de Newton y Galileo, que tanto contribuyeron al desarrollo científico europeo.

La asesora científica de la muestra, Isabel Moyano, ha seleccionado las obras de entre los casi 1.100 títulos que constituyen el fondo antiguo de la biblioteca de la Academia de Ciencias. La institución –cuyos orígenes se remontan a 1582, cuando se creó la Academia de Matemáticas de Madrid– cuenta actualmente con más de 27.000 volúmenes, así como otros 5.000 títulos de publicaciones periódicas y otros materiales como manuscritos o mapas.

Los libros que se exhiben en el Instituto Cervantes recorren el Renacimiento y los comienzos de la ciencia moderna, desde la botánica a la aritmética, pasando por la zoología o la medicina, y llegan hasta el siglo XVIII, marcado por el impulso científico y tecnológico alentado por la cultura ilustrada.

La muestra evidencia lo que la imprenta representó para la transmisión de los textos científicos y su llegada a las universidades desde los grandes talleres tipográficos europeos. Su invención por Johannes Gutenberg fue uno de los avances más decisivos para la cultura europea. Contribuyó a producir grandes cambios en astronomía, ingeniería, matemáticas, química, medicina, arquitectura, etc. y, en definitiva, a crear una nueva concepción del mundo y del universo.
Este gabinete bibliográfico es el primero de una serie dedicada a desentrañar los secretos de las bibliotecas de las Reales Academias, algunas de cuyas piezas se irán exhibiendo en el Instituto Cervantes.

Dos premios Nobel: Ramón y Cajal y Echegaray

Además de los libros, se muestran otros objetos relevantes de la Academia de Ciencias. El público puede ver un busto en piedra del premio Nobel de Medicina (1906) Santiago Ramón y Cajal esculpido por Victorio Macho, así como el diploma de concesión del Premio Nobel de Literatura de 1904 al escritor José Echegaray, quien se consideraba, sobre todo, matemático.

También se exhiben una máquina de calcular (conocida como husillo sin fin) creada por el gran inventor, ingeniero y matemático Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), y cuatro pinturas al óleo que visten las paredes de la Academia de Ciencias. Se trata de los retratos de tres de sus presidentes –el propio Echegaray, Torres Quevedo y Ángel Martín Municio– y de Manuel Rico y Sinobas, físico y médico y uno de los pioneros en el estudio de la meteorología. Los tres primeros, ejemplos de, según Juan Manuel Bonet, “una doble militancia Real Academia de las Ciencias y Real Academia de la Lengua que hoy continúa con la científica Margarita Salas o el médico y ensayista Pedro García Barrero”.

Como complemento a la exposición, el Instituto Cervantes y la Academia de Ciencias organizan un ciclo de conferencias que se celebrarán en sus sedes durante los meses de abril y mayo.

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