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La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando estrena nueva iluminación

Durante el acto en el que fue presentada la primera fase de iluminación del Museo de la Academia, celebrado en abril de 2016, la Fundación Iberdrola España anunciaba su compromiso de renovar la iluminación en la totalidad de las salas de los maestros antiguos, que ocupan la primera planta completa del Museo. Esa voluntad se ha materializado en el presente año 2017. El Museo ya puede ofrecer a sus visitantes una mejora muy significativa en la iluminación de sus colecciones artísticas más representativas.

El director corporativo de Iberdrola España y vicepresidente de la Fundación Iberdrola España, Fernando Becker, y el director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Fernando de Terán, han inaugurado esta iluminación integral de la mencionada primera planta del Museo de la Academia. Durante su presentación, el pintor, escultor, diseñador y académico José María Cruz Novillo ha reflexionado sobre el concepto de la luz en la creación contemporánea, y, de forma específica, ha abordado la descripción de proyectos personales articulados en torno al protagonismo de la luz, el tiempo y el sonido.

Esta segunda fase de la renovación lumínica de la Real Academia se ha concretado en salas de gran significado dentro de la colección permanente. En ellas se exhiben obras maestras del Siglo de Oro español, especialmente; piezas icónicas de la historia del arte pintadas por Bartolomé Esteban Murillo, Alonso Cano o José de Ribera, artistas de los que el Museo de la Academia posee una excepcional representación.

La sala de los pintores italianos que intervinieron en la decoración del Escorial –Carducho, Cajés, Ricci-, cuya deficiente iluminación la postergaba a un espacio de tránsito entre las estancias de Murillo y Arcimboldo/Rubens, recobra ahora un protagonismo acorde con la importancia de las obras expuestas. Los excepcionales cuadros de la Magdalena y la Resurrección de Murillo han ganado en la percepción de los sutiles detalles de los planos de sombra.

Pocos lienzos de las colecciones del Museo ofrecen tal cantidad y calidad de detalles y elementos narrativos como el soberbio Sueño del caballero de Antonio de Pereda, que ahora puede distinguirse de forma más intensa. Especialmente significativa es la mejora aportada por la nueva iluminación para apreciar los fabulosos Cristo crucificado y Cristo y la samaritana de Alonso Cano.

Sin duda, donde la luz adquiere un protagonismo conceptual muy acentuado es en la propuesta estética de José de Ribera –de quien la Academia posee una de las mejores colecciones pictóricas, con obras maestras indiscutibles como la Asunción de la Magdalena, el Martirio de san Bartolomé o San Jerónimo escribiendo en el desierto-. Por supuesto, en el caravagismo napolitano en torno a Ribera los contrastes lumínicos y el valor simbólico de la luz, incidiendo en las partes de la imagen con mayor carga de significado, son aspectos de extraordinaria importancia, como pone de manifiesto la sorprendente Adoración de los pastores de Giovanni Do, artista poco conocido cuyas excepcionales capacidades pictóricas son ahora, gracias a la nueva iluminación, mucho más evidentes.

La intervención ha sido respetuosa con el sistema de falsos techos de vidrio traslúcido del Museo, que actúan como difusores, y ha combinado la iluminación general de ambiente con la iluminación de acento. La fluorescencia existente se ha sustituido por tubos de LED que, gracias a sus 320º de haz, proporcionan homogeneidad a la instalación. Para la iluminación de acento complementaria, se han potenciado mediante proyectores LED las obras que lo requerían por sus características estéticas o por su valor histórico y artístico. Con esa combinación, el visitante percibe un espacio iluminado de manera uniforme, equilibrado, sin contrastes violentos, y que mantiene la apariencia de la luz natural.

Por la experiencia del último año en las salas donde fue renovado el sistema de iluminación, puede afirmarse que los tubos y proyectores LED generan efectos visuales similares a los de la luz exterior y reproducen con gran fidelidad las gamas de color de las pinturas, lo que se traduce en una mejora considerable en la apreciación de las obras de arte. También mejoran la conservación de las obras, ya que no emiten radiaciones ultravioletas ni infrarrojas. Por otra parte, los LED no generan tanto calor como los sistemas tradicionales y disminuyen los efectos contaminantes, con la consiguiente ventaja en conservación medioambiental. Por último, pero no menos importante, el Museo ha podido constatar un ahorro de energía significativo, directamente relacionado con la reducción del consumo en comparación con la iluminación convencional.