La exposición sobre el arquitecto británico indaga a través de más de 30 maquetas, 160 dibujos y audiovisuales diversos en la faceta más social de Foster y en cuestiones menos reivindicadas de sus edificios como la sostenibilidad, el bienestar o la sensibilidad social.

En la muestra se exhiben maquetas como la nueva sede de Apple en Cupertino, la ampliación del Museo Nacional del Prado o un proyecto de habitáculos en la Luna. Todos ellos, ejemplos que buscan conciliar tradición y modernidad a través de la inspiración en proyectos pasados que otorgan continuidad a su trayectoria.

La arquitectura de Norman Foster ha trascendido límites y ha conseguido repercusión y reconocimiento mundial al usar el conocimiento técnico para prefigurar el futuro y para superar barreras físicas o sociales, desde sus primeras obras hace más de medio siglo hasta la actualidad. Coincidiendo con la presentación pública de la Norman Foster Foundation (www.normanfosterfoundation.org/es/) en Madrid hace apenas dos meses, el Espacio Fundación Telefónica, en colaboración con su fundación, organiza “Norman Foster. Futuros comunes”, una exposición, comisariada por Luis Fernández-Galiano, catedrático de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSAM) y director de Arquitectura Viva, que pretende acercar al público la obra del arquitecto y su visión del futuro, al mismo tiempo que mostrar sus fuentes de inspiración.

En la muestra, que podrá verse en la planta 3 del 6 de octubre de 2017 al 4 de febrero de 2018, se documentan doce proyectos recientes que dialogan con otras tantas propuestas de décadas anteriores del arquitecto británico, para subrayar la continuidad de sus inquietudes y, al tiempo, poner de manifiesto la variedad de sus intereses.

Más allá de la fascinante excelencia técnica y estética de los edificios firmados por Foster, esta exposición incide a través de más de 30 maquetas, 160 dibujos y varios audiovisuales, en algunas cuestiones menos reivindicadas pero igualmente trascendentales dentro de su trayectoria: la sensibilidad social que ha guiado muchos de sus trabajos, el diálogo entre tradición y modernidad, la reflexión acerca de la sostenibilidad y la vida en nuestras ciudades, el papel de la innovación y la tecnología, etc.

Compuesta por un diálogo entre proyectos pasados, presentes y futuros, la muestra sobre Foster aportará una visión de conjunto única. En palabras del mismo Foster, la exhibición «es una mirada al futuro, pero sin dejar de mirar al pasado remoto, una visión que nos da continuidad. Muestra el otro lado de los proyectos que me motivan, aquellos más pequeños que pueden marcar una gran diferencia, en los que la tecnología y el imperativo social contribuyen a fines sociales como la mejora del cambio climático, la igualdad, el bienestar social… Son temas recurrentes a lo largo de mi carrera, que tienen continuidad hoy».

Inspirándose tanto en las construcciones históricas como en los avances científicos, sus proyectos reconcilian tradición y modernidad, inteligencia urbana y capacidad transformadora, excelencia estética e innovación tecnológica. De las intervenciones en edificios patrimoniales a los proyectos de habitáculos en la Luna, la obra de Foster recupera la memoria del pasado y anticipa las necesidades del futuro sin dejar de estar sólidamente arraigada en las demandas y urgencias del presente. Sean los nuevos espacios del trabajo o la cultura, la atención a los pacientes de cáncer o a las poblaciones carentes de infraestructuras, los desarrollos urbanos sostenibles o las rutas elevadas para ciclistas y peatones, las propuestas de Foster estimulan el empeño por hacer nuestras ciudades más habitables, y todo ello bajo el signo de la sensibilidad social, de la apertura al cambio y de la innovación.

Los diálogos: 24 proyectos del pasado y del futuro

La exposición tiene lugar en el emblemático edificio de Telefónica, un rascacielos de 1929 que fue un modelo de innovación en su día, y cuya formidable estructura se subraya con el montaje de la muestra. La exposición se estructura en doce capillas con una nave central, que ocupa un conjunto de máquinas al servicio del movimiento, – desde el planeador a la cápsula espacial – que son a la vez inspiración para estas arquitecturas livianas y emblema de un mundo acelerado en cambio permanente.

El futuro del pasado y del patrimonio se ilustra relacionando su cuidadosa extensión de las míticas bodegas Château Margaux con sus primeros dibujos de arquitectura vernácula cuando todavía era estudiante, y comparando su actual proyecto para la ampliación del Museo del Prado con el Carré d’Art que completó hace un cuarto de siglo en Nîmes. Por su parte, los futuros de la forma y la función arquitectónica vinculan la reciente sede de la compañía Bloomberg en la City londinense con la que construyó para Willis Faber & Dumas hace cuarenta años, y la nueva Casa de Gobierno en Buenos Aires con el renovador Sainsbury Centre, que en su día transformó la percepción de los espacios del arte.

Tanto el futuro del trabajo como el futuro del bienestar dan lugar a mostrar en paralelo la emblemática sede construida para Apple en California con el pionero proyecto para Olsen en los muelles de Londres, y el acogedor Maggie’s Centre para pacientes oncológicos con la Escuela de Hackney para niños con necesidades especiales. En Foster la voluntad de atender a las necesidades contemporáneas se une al refinamiento técnico, y tanto el futuro de la construcción como el de la tecnología se exploran vinculando el titánico proyecto para el aeropuerto de México con el Climatroffice -la visionaria propuesta que realizó con Buckminster Fuller- y el sostenible Droneport con la elementalidad geodésica de su Casa autónoma.

La ciudad y el territorio exigen pensar de nuevo el futuro de la movilidad y el de la sostenibilidad, una tarea que aquí se enseña poniendo en relación el estimulante proyecto urbano del SkyCycle con el popular Metro de Bilbao, y la ciudad libre de emisiones de Masdar con el precursor plan territorial ecológico de La Gomera. Por último, el futuro de las redes que enhebran el planeta e incluso de la expansión de la humanidad fuera del mismo dan lugar a mostrar juntos el colosal proyecto del Thames Hub con la barcelonesa Torre de Collserola, y la base lunar para la Agencia Espacial Europea, construida con robots y tecnología 3D, con la primera realización del arquitecto, un minúsculo refugio en forma de cabina de avión, el Cockpit.

Actividades paralelas y visitas guiadas

La exposición “Norman Foster. Futuros comunes” irá acompañada de la programación de talleres y actividades educativas gratuitas para todos los públicos, desde el escolar hasta el adulto. Además, durante el período de duración de la muestra todos los jueves (10:30h. 12:30h. y 17:00 h.) y domingos (10:30 h.) se harán visitas libres a la muestra sin reserva. Para más información e inscripciones: espacio.fundaciontelefonica.com

Foto: Norman Foster. Droneport, 2015. © Foster+Partners

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