simancasEl secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, ha inaugurado en el Archivo General de Simancas (Valladolid) el Congreso Internacional ‘Cervantes+Shakespeare. 1616-2016’, organizado por la Sociedad Española y Portuguesa de Estudios del Renacimiento Inglés (SEDERI), en colaboración con la Universidad de Valladolid dentro del Programa Oficial con el que se conmemora el IV Centenario de la muerte de Cervantes.

En su ponencia, el secretario de Estado ha abordado cómo los dos escritores tratan el concepto de libertad de distinta manera. En su exposición, Lassalle ha partido de la reflexión de Isaiah Berlin sobre la libertad y su proyección en dos polos complementarios: positivo y negativo. Para Lassalle, en Cervantes la libertad es un concepto más avanzado, sinónimo de acción, mientras que en Shakespeare la libertad está impregnada de la visión calvinista, lastrada por la culpa y la redención.

«Existe una profunda conexión entre la literatura y la política, algo indiscutido académicamente», ha afirmado el titular de la Secretaría de Estado de Cultura. En todo caso, ha señalado, «Cervantes denota un contenido de modernidad avanzado» que refleja un «liberalismo temprano» con evidente influencia en el erasmismo humanista. «En Cervantes la libertad se vuelca hacia fuera como una acción que propicia el desarrollo sin ataduras de una identidad» y, » de ahí que la libertad cervantina utilice en Don Quijote una idea de libertad basada en imaginarnos autorrealizándonos como algo distinto de lo que somos», ha dicho.

«En Shakespeare, sin embargo, la libertad es más sombría, es un instrumento de dominación reactiva frente al destino», ha explicado Lassalle. El escritor británico trataba la libertad desde una visión teológica calvinista. «Los personajes en Shakespeare no son libres para autor realizarse imaginativamente porque la libertad y la imaginación no son fiables en términos morales. Libertad e imaginación estuvieron en la caída original de la que surgen los dilemas morales que recorren las obras de Shakespeare «, como Macbeth, Otelo o Ricardo III, por citar algunas.

Las dos visiones de libertad «constituyen las dos caras del rostro bifronte de una libertad engrandecedora del ser político en Occidente». Ambas visiones, defiende Lassalle, son distintas y complementarias, y comparten un mismo fin, «el deseo de abrazar el destino», sin más ataduras que la dignidad de los hombres, ha concluido.

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