Últimos treinta días para contemplar El Greco: arte y oficio, la tercera gran exposición dedicada al artista con motivo de su IV Centenario, que permanecerá abierta hasta el 9 de diciembre en el Museo Santa Cruz de Toledo.
La muestra, comisariada por Leticia Ruiz, jefe del Departamento de Pintura Española hasta 1700 del Museo Nacional del Prado, descubre la forma de trabajar del Greco. Junto con las clausuradas El Griego de Toledo y El Greco y la pintura moderna, completa un trío de exposiciones que a lo largo de 2014 ha diseccionado los orígenes, la técnica y la poderosa influencia de la obra de Doménico Theotocopoulos.
Noventa y dos obras forman parte de esta exposición. Setenta Grecos, seis cuadros de Jorge Manuel, y el resto del taller y de pintores tan relevantes como Orrente y Tristán.
Una ocasión única para contemplar por primera vez reunidos los cuatro dibujos que se conocen del Greco, dos de los cuáles han regresado a España desde Lausana. Además se puede ver una obra que sorprende por su temática, Despedida de Cristo y su madre, que ha viajado desde Chicago, así como un San José, atribuido recientemente al Greco y que se encuentra en Londres.
Son muchas las razones que hacen excepcional esta exposición. El Greco: Arte y Oficio reúne por vez primera los cuatro apostolados más completos que se conservan del artista. A Toledo han llegado el Apostolado del Marqués de San Feliz, de la colección del Museo Nacional de Escultura de Valladolid en depósito en el Museo de Bellas Artes de Asturias de Oviedo, y el conocido como Apostolado de Almadrones, del que se conservan nueve obras dispersas tras la Guerra Civil por diferentes países y que se han vuelto a reunir con motivo de esta exposición. A ellos hay que sumar los de la Catedral de Toledo y el Museo del Greco, sedes asociadas a la muestra.
Doménico Theotocopoulos fue un artista en continua evolución. Su originalidad radica en la capacidad para absorber fórmulas y modelos ajenos que convertía en propios, logrando obras únicas. Además dio respuesta a las exigencias que le ponía el mercado, y creó un complejo estudio que debía dar salida comercial a buena parte de los encargos de una numerosa y heterogénea clientela para hacer rentable su arte. El artista no nos privó de conocer cómo gestaba sus obras, y es lo que el visitante puede descubrir en El Greco: Arte y Oficio.
Noventa y dos obras que sorprenden por su calidad, llegadas de distintos puntos de la geografía nacional e internacional integran esta muestra, algunas de las cuales se ven por primera vez en una exposición. Contribuyen con destacadas piezas pinacotecas y colecciones privadas como el Metropolitan Museum de Nueva York, el Art Institute of Chicago, el Museo Nacional de Praga, la Staatliche Graphische Sammlung de Munich o las colecciones Slim y Pérez Simón mexicanas, entre otras.