hiperrealismo_logopress03Espectaculares panorámicas de ciudades, brillantes motocicletas, objetos cotidianos o escenas banales es lo que puede verse en la nueva y potente propuesta expositiva del Museo Thyssen: Hiperrealismo 1967-2012. Un recorrido impresionante a lo largo de las tres generaciones de artistas que empezaron a utilizar la fotografía como base para la realización de sus obras.

El verdadero arte popular de nuestro tiempo, como lo definió Guillermo Solana, Director del museo madrileño, protagoniza una muestra que repasa las obras de los grandes maestros norteamericanos del Hiperrealismo, su continuidad en Europa y el impacto en los pintores posteriores. En total, más de medio centenar de cuadros de gran formato de artistas como Richard Estes, John Baeder, Robert Bechtle, Tom Blackwell, Chuck Close o Robert Cottingham.

Pioneros en el uso de la fotografía
A finales de los años 1960 surgió en Estados Unidos un grupo de artistas que pintaban con gran realismo objetos y escenas de la vida cotidiana utilizando la fotografía como base para la realización de sus obras. La consagración del movimiento tuvo lugar en la Documenta de Kassel en 1972.

Según explicó Solana, el hiperrealismo, o fotorrealismo, quiere llevar la experiencia visual al extremo. Se trata de un movimiento vinculado a la sensibilidad pop. En él, hay una complejidad sofisticada, que consiste en que lo que vemos no está solo representado, sino citado.

hiperrealismo_logopress01Temas recurrentes del movimiento
En la selección reunida se pueden ver los grandes intereses de estos artistas: paisajes urbanos, escaparates, restaurantes de comida rápida, últimos modelos de coches, relucientes motocicletas, máquinas de pinball, juguetes de hojalata, botes de kétchup. Fragmentos de la vida cotidiana, escenas y artículos de consumo convertidos en motivo artístico.

La muestra se estructura en cuatro grandes ámbitos. “Bodegones”, donde se pueden ver cuadros con pequeños objetos cotidianos agigantados; “Ciudades”, grandes panorámicas urbanas que configuran el corazón de la exposición; “On the road”, en el que se pueden coches, motos o caravanas, uno de los grandes temas de la cultura pop de los 50; y por último “Figura humana”, con piezas donde el retrato en el tema central.

Un recorrido en el que la mirada del espectador queda atrapada en las poderosas imágenes que desfilan ante sus ojos. Y es que, como afirmó Solana “el secreto del éxito de este movimiento es la fascinación por el ilusionismo”.

Realidad gráfica creada por el pintor
Los pintores hiperrealismo captan primero las imágenes a través de la fotografía y que después trasladan al lienzo mediante un laborioso proceso, utilizando diversos recursos técnicos, como la proyección de diapositivas o el sistema de trama. Son instantes de realidad congelados en el tiempo y a menudo también sin la presencia de seres humanos. Sus obras parecen reproducir la realidad pero, de hecho, se trata de una nueva realidad gráfica creada por el pintor.

hiperrealismo_logopress04A comienzos de los años 1960, en la Costa Oeste norteamericana, Robert Bechtle empieza a producir los primeros cuadros auténticamente fotorrealistas; casi al mismo tiempo, Richard Estes comienza en Nueva York a trabajar en sus característicos escaparates y paisajes urbanos, Chuck Close pinta sus famosos retratos y, la única mujer de este grupo de pioneros, Audrey Flack, realiza sus primeros trabajos basados en fotografías.

The american way of life
Esta primera generación de hiperrealistas es casi exclusivamente norteamericana. Con algunas particularidades, sus temas muestran el estilo de vida americano, “the american way of life”. Automóviles, motocicletas, camiones, auto‐caravanas… David Parrish resalta sus relucientes superficies que reflejan los rayos del sol; para Tom Blackwell la motocicleta es un objeto de culto y pinta detalles y fragmentos concretos muy ampliados; Ron Kleemann traslada su interés a los grandes vehículos agrícolas y camiones; Don Eddy se interesa durante un tiempo por el legendario Escarabajo, centrándose en representar la superficie reflectante de su carrocería; Ralph Goings pinta furgonetas y auto‐caravanas, además de sus famosos restaurantes de comida rápida; y Jonh Salt se concentra en desguaces de coches.

Los artistas de la segunda generación hiperrealista, que trabaja en los años 1980 y 1990, muestran un mayor interés por trasladar al lienzo las fotografías con el máximo rigor en los detalles, incorporando a su trabajo las enormes posibilidades que les brindan las nuevas tecnologías digitales y fotográficas. Se alejan de lo pequeño y se centran en paisajes urbanos de grandes dimensiones, para el que utilizan con frecuencia el formato panorámico.

Los artistas actuales, la tercera generación de hiperrealistas, trabajan con las cámaras digitales más modernas y consiguen llevar la pintura realista a otra dimensión, creando experiencias visuales completamente nuevas. La nitidez de los contornos y la alta definición convierten literalmente la imagen representada en un objeto “hiperreal”. Roberto Bernardi, Raphaella Spenc, Peter Maier, Ben Johnson, Robert Neffson o el británico Clive Head pertenecen a esta generación

Hiperrealismo 1967-2012
Del 22 de marzo al 9 de junio
Museo Thyssen-Bornemisza
De martes a domingo, de 10.00 a 19.00 horas. Sábados, de 10.00 a 21.00 horas
Entrada general, 8 euros

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