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El Reina Sofía esconde Dos anillos dorados en el Palacio de Cristal

El Palacio de Cristal, uno de los espacios expositivos más singulares del Museo Reina Sofía, presenta una interesante instalación del artista checo Jiří Kovanda (Praga, 1953). Dos anillos dorados, que así se titula la propuesta y que ha sido producida para la ocasión, “llena el espacio y lo deja vacío al mismo tiempo”, como explicó el propio Kovanda en la presentación.

Por su parte, Manuel Borja-Villel, director del museo, destacó la “permeabilidad de los elementos” en la obra de Kovanda y recalcó la importancia que tiene en su trayectoria lo “casual y lo efímero”

Kovanda es una de las figuras más destacadas del arte checo contemporáneo y entró a formar parte de la escena internacional europea a finales de los años setenta con diferentes acciones públicas, que realizaba de manera deliberadamente sutil, evitando la implicación directa del público. Sin embargo, a pesar del carácter imperceptible y efímero de estas intervenciones, el objetivo que Kovanda perseguía con ellas era crear reacciones o interpelaciones en su audiencia.

La obra que ha creado para esta ocasión se inscribe en el tipo de trabajo que el artista ha realizado durante las últimas décadas, instalaciones con objetos cotidianos que buscan interactuar con el público en un registro diferente al de sus acciones.

En busca del tesoro
Los dos anillos dorados a los que hace alusión el título han sido dispuestos en distintos lugares del palacio con el fin de indagar sobre lo visible y lo invisible, lo valioso y lo funcional. Dos elementos corrientes (hierba seca y cuerda) sostienen y enmarcan estos objetos preciados.

La instalación queda incorporada al Palacio de Cristal, pero también puede decirse que el monumental invernadero (construido en 1887 con ocasión de la Exposición de las Islas Filipinas) se une a la reflexión del artista mediante las cualidades del cristal y el hierro, sus materiales principales. La invisibilidad y transparencia del cristal dialoga con la visibilidad y presencia del hierro. Uno no podría distinguirse ni sostenerse sin la estructura conformada por el otro.

La magnitud del edificio y su carácter transparente influyen asimismo en el resultado de la intervención. Los anillos dorados, debido a su pequeñez, no podrían ser localizados por el visitante sin la ayuda de la cuerda o de la superficie de hierba. Además, por su emplazamiento y su carácter diáfano, el Palacio se abre a lo público, tal y como lo hacen las obras de Kovanda.

Jiří Kovanda. Dos anillos dorados
Del 30 de octubre al 24 de febrero
Palacio de Cristal. Parque del Retiro
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Todos los días, de 10.00 a 18.00 horas
Entrada gratuita