El Museu Egipci de Barcelona ha dedicado una exposición  a la  moda y la belleza en el país del Nilo.   Para éste atractivo motivo expositivo se ha logrado reunir un centenar de piezas, algunas de forma inédita y otras restauradas especialmente para la ocasión.

Costumbres y prácticas de belleza

Desde épocas muy remotas, el ser humano ha dejado claros testimonios de su inquietud por la moda y los complementos. La civilización egipcia no fue una excepción. Los yacimientos predinásticos han aportado un considerable conjunto de materiales que permiten conocer algunos aspectos asociados directamente con el mundo de la estética corporal de la época, poniendo de manifiesto el naciente gusto de esta civilización por el cuidado del cuerpo y su imagen.

Los protagonistas del Período Predinástico son los diferentes elementos de tocador y, entre todos ellos, cabe destacar las denominadas paletas de cosméticos.

Fabricadas en grauvaca, se utilizaron como superficie de preparación de los diferentes productos -obtenidos principalmente de la malaquita y la galena-, que tras ser pulverizados se mezclaban con algún aglutinante que facilitara su aplicación, tanto en la zona de los ojos como en otras partes del cuerpo.

De formas geométricas en primera instancia, las paletas adoptaron posteriormente diseños zoomorfos, para acabar simplificándose nuevamente en los últimos momentos de su uso.

Agujas de cabello, peines de largas púas y contenedores en piedra para ungüentos completan el repertorio de los objetos de tocador.

A la moda durante 3.000 años
Siguiendo la tradición iniciada en el Período Predinástico, las sepulturas de los hombres y mujeres del país del Nilo se llenaban de enseres vinculados al cuidado del cuerpo.

Buen testimonio de esta larga tradición es el enterramiento infantil en cesta y su correspondiente ajuar funerario que se exhibe por primera vez al público en esta exposición.

Se trata de la sepultura de un bebé de dos años de edad aproximadamente, fechada en las Dinastías V-VI (2465-2152 a.C.) y procedente de la necrópolis de Guebelein.

El enterramiento está formado por una cesta de paja atada con cuerdas y lino, dos sandalias de cuero de diferentes medidas (una en exhibición) y un pequeño recipiente en terracota negra con tapón de arcilla cruda. El cuerpo del niño está cubierto por una fina tela de lino y se documentan restos de un collar de cuentas.

Este conjunto funerario es muestra completa del cuidado que tenían los habitantes de la zona en vida y que, de algún modo, debían mantener durante el largo viaje al que debían enfrentarse para alcanzar el Más Allá.

El enterramiento en cesta, ampliamente documentado en dicha necrópolis, evolucionó de las iniciales prácticas de enterramiento consistentes en envolver los cuerpos en esteras hechas a mano.

Un vestido a la moda
Entre las antiguas prendas del vestuario egipcio merece ser destacada la túnica con pliegues en sentido horizontal. Contrariamente a las incontables representaciones de faldas y túnicas lisas y con pliegues verticales, abundantes en todas las épocas, las imágenes de prendas con pliegues horizontales son esporádicas y se limitan a personajes masculinos en tumbas fechadas en la misma época que las piezas físicas que se han podido encontrar, entre la dinastía VI y el Primer Período Intermedio.

Los pliegues horizontales caracterizan toda la confección de la prenda, constituida por una pieza única por la parte inferior y por una berta formada por dos cortes de dimensiones iguales desde la mitad del pecho hasta cubrir los brazos, atados en el centro para formar un escote de pico; las costuras laterales a lo largo de los orillos cierran la tela inferior, unida a la berta con pespuntes exteriores. El sentido de los pliegues a un lado y otro de la línea que va desde el pecho hasta la parte inferior de la pieza es opuesto, de manera que la prenda no pierde su forma, dándose de sí, una vez puesta. Este efecto se obtenía doblando primeramente la tela en cuatro dobleces.

Un detalle curioso es que  todas las túnicas halladas presentan la particularidad de estar conservadas al revés, hecho que puede responder a una práctica funeraria inspirada en la visión del Más Allá como un mundo invertido; razones de tipo práctico pueden también explicar esta singularidad: para facilitar la realización de los pliegues, o para ponérselas.

No llega a la veintena el número de túnicas con pliegues horizontales que han llegado hasta nuestros días. En esta exposición se presentan por primera vez al público dos ejemplares del Museo Egizio di Torino pertenecientes al Reino Antiguo que han sido restaurados por la Fundació Arqueológica Clos para la ocasión y que son paralelos a algunos ejemplares del Museo di Antropologia ed Etnografia di Torino y del Musée des Tissus et des Arts décoratifs de Lyon.

En posición correcta
La moda y la belleza en el antiguo Egipto es también una actitud, un comportamiento, unos modos y unos hábitos higiénicos que permiten distinguir colectivos sociales dentro de una sociedad fuertemente jerarquizada.

El estudio de los vestidos nos ayuda a reconocer oficios y cargos, y a distinguir diferencias sociales; algunos ejemplos de los cuales se presentan en la muestra mediante estatuas de piedra de diferentes períodos.

El estudio iconográfico de estelas funerarias recupera escenas como las prácticas higiénicas, la corrección de las posturas y el sentido del orden implícito en el concepto de belleza en el antiguo Egipto.

Así por ejemplo, la estela de Nes-Henu (Musée des Beaux-Arts de Lyon, Dinastía II, 2770-2649 a.C.) muestra una mujer según los cánones iconográficos característicos del arte egipcio: la espalda recta, las piernas dobladas en ángulo recto y los pies juntos y descalzos, como era tradición -pues las sandalias se reservaban para situaciones especiales. Frente al pecho puede apreciarse una palangana con un aguamanil en su interior, utilizado para lavarse las manos antes y después de las comidas, respetando unas normas higiénicas atemporales.

Es frecuente reconocer en estas estelas funerarias objetos personales como pequeños cofres, espejos y recipientes para ungüentos, así como la presencia de flores de loto cuyo perfume tenía el poder de la regeneración. Es destacable, pues, la importancia que los antiguos egipcios daban a estos objetos relacionados con el cuidado personal.

En contraposición a la presencia de vestidos en las clases dominantes, la desnudez en Egipto era frecuente.
En la muestra, se exponen algunas representaciones femeninas desnudas que muestran tatuajes en sus cuerpos como si de pulseras y collares se tratase.

El tatuaje tenía una doble función: estética y apotropaica. Los dibujos impresos en el cuerpo eran joyas-talismán que proporcionaban una protección mágica permanente al portador.

Una tipología de piezas que muestran especialmente el uso del tatuaje son las llamadas “concubinas del difunto”, estatuillas que representan a doncellas desnudas, la mayoría de las veces sin pies. Éstas presentan decoraciones puntiformes en las caderas, las piernas o los brazos. Se han encontrado en los ajuares funerarios a partir del Reino Medio y tenían la función de propiciar la fertilidad.

Sandalias para los largos caminos y las ocasiones especiales
Otro de los elementos frecuentes en los ajuares funerarios es la presencia de sandalias, pues debían proteger la planta de los pies a lo largo del viaje al cual se enfrentaban para alcanzar el Más Allá. Por este motivo las necesitaban tanto adultos como niños, siendo una costumbre característica desde el comienzo de las tradiciones funerarias del antiguo Egipto. Los tipos más antiguos se fabricaban en cuero y piel; también había ejemplares de madera pintada de blanco, colocadas entre los objetos del ajuar funerario o pintadas sobre los sarcófagos del Reino Antiguo y del Reino Medio; desde la dinastía IV se elaboran también en fibra trenzada. El modelo general era tipo chancleta, muy útil en suelos arenosos tanto en el pasado como en el presente, podría decirse. Botas, botines y zapatos más parecidos a los de nuestro imaginario sólo se introdujeron después de las conquistas griega y romana.

Cabellos largos y negros con trenzas: una moda muy apreciada
Uno de los aspectos más sorprendentes de la civilización egipcia es la presencia de pelucas realizadas con pelo natural, así como la representación de una variada y riquísima gama de peinados tanto para hombres como para mujeres.

Las pelucas, los postizos y los sofisticados trenzados se consideraban un complemento del vestido, así como un elemento de distinción social.

En el Reino Nuevo, la variedad de pelucas y trenzas falsas que han sobrevivido reflejan la gran cantidad de estilos de la época. Se ponen de moda pesadas pelucas de largas mechas acabadas en forma de borla, muy complicadas y de muy diversos tipos. Como reacción, en el periodo amarniano vuelven las pelucas cortas y sencillas, adoptadas desde el principio por la propia familia real. Las pelucas de las mujeres eran menos elaboradas que las usadas por los hombres, y tenían una apariencia más natural.

En la muestra, se exponen peines, trenzas de pelo natural y representaciones femeninas que muestran sofisticadas pelucas bajo conos de cera perfumados, estilismos reservados para las grandes ocasiones.

De más difícil conservación son las guirnaldas hechas a mano con flores naturales, que coronaban las cabezas de las damas como un elemento de máxima sofisticación.

Recipientes de belleza
El atavío del cuerpo lo formaban tanto el maquillaje como las joyas y complementos que los antiguos egipcios usaban para embellecer sus cuerpos.

Diversos tipos de cofres podían contener espejos, peines, pasadores para el cabello, vasijas para el kohol con las correspondientes espátulas para su aplicación, cuchillas de afeitar y pinzas, recipientes de cristal y alabastro para ungüentos perfumados o cucharas de tocador. Una gran cantidad de objetos que denotan la preocupación de los antiguos egipcios por el cuidado del cuerpo en su más amplio sentido.

El kohol, uno de los elementos de maquillaje más conocidos, se conservaba en recipientes de formas y materiales diversos. Son características las vasijas, casi siempre de alabastro, que durante el Reino Medio también presentan una base con pequeños pies. A menudo estos contenedores contaban con una tapa del mismo material, y a veces el borde era móvil para poder rellenar el recipiente con más facilidad. En el Reino Nuevo la producción de vasijas se enriqueció en formas y decoraciones: aparecieron recipientes en forma de tubo cilíndrico que podían ser de madera, cristal, fayenza o incluso piedra. Los tubos podían ser individuales o múltiples. En ocasiones, se combinan con elementos figurativos de tipo vegetal, divino o humano.

En el neceser para el maquillaje también figuran las llamadas “cucharas de cosméticos”, de diseños antropomorfos, zoomorfos o  vegetales. Tanto en el mango o la cavidad contenedora aparecían representaciones de cuerpos femeninos, ánades y peces otorgando a estos utensilios una connotación erótica.

El espejo, usado por hombres y mujeres es frecuente entre los objetos del ajuar funerario por su propiedad de reflejar el rostro de la persona, creando otra posibilidad de vida. Era un elemento especialmente buscado y precioso. Los modelos se mantuvieron sin grandes cambios a lo largo del tiempo, y las variaciones afectaron sobre todo al disco, simbólicamente relacionado con la divinidad solar. El mango también estaba relacionado con este papel divino, pues representaba un papiro –la planta símbolo de la vida eterna por excelencia-, o bien el rostro de la diosa Hathor, protectora y garante de renacimiento.

Las joyas, el complemento más preciado
Las joyas podían desempeñar varias funciones –estética, social y protectora–, consideradas símbolos de prosperidad económica y prestigio social, amuletos o verdaderas armas de seducción.

La joya que presenta mayor cantidad de variantes tipológicas es el collar, lucido por hombres y mujeres. Los ejemplares expuestos muestran, entre otros tipos de cuentas, la característica forma asociada al fruto del granado, al que los egipcios vincularon las ideas de fertilidad y renacimiento.

La poca presencia de anillos en representaciones parietales o en estatuas contrasta con los abundantes hallazgos de este tipo de joya. Es muy común la presencia de un escarabeo en los anillos; en general, símbolos de poder.

Hombres, mujeres y niños usaban pendientes. Se conocía la práctica de agujerear los lóbulos, y muchas momias, masculinas y femeninas, presentan los lóbulos de las orejas agujereados. Los modelos más habituales en la época faraónica eran los “aros” o bien los “pendientes de botón”, que tenían forma de seta o forma de carrete.

De los azules campos de lino a los colores de la Vida Eterna.

Productos textiles y sistema económico en el Egipto de los faraones
La actividad textil jugó un papel importante en la civilización faraónica no sólo en el aspecto económico, sino también en el simbólico. La producción textil más desarrollada y conocida era la del lino, pero los tejidos encontrados en las excavaciones también son, en algunos casos, de lana de oveja, pelo de cabra y fibras de palmera. El algodón no se utilizó hasta el siglo I d.C. y la seda sólo a partir del siglo IV a.C.

El lino más apreciado, de calidad superior, era fino, obtenido de plantas jóvenes que aseguraban una fibra más delgada; se sometía a un tratamiento de blanqueado con sales de natrón, para hacerlo muy luminoso y puro, en asociación con el significado simbólico del color blanco, hedj en egipcio, metáfora de luz y pureza.

Fuentes escritas del Reino Antiguo proporcionan los nombres de varios tipos de telas, con sus dimensiones y valores económicos. Del poblado de Deir el-Medina, vinculado a la construcción de las tumbas reales, proceden numerosos documentos en los que los tejidos aparecen como parte del salario recibido por los trabajadores, o formando parte de listas de bienes redactadas con diferentes finalidades.

Lino blanco, azul cielo, verde y rojo para la eternidad del cuerpo
Las manufacturas textiles tintadas y decoradas de época faraónica, como las que se presentan en esta exposición, son muy poco comunes. En este caso, las telas tienen el valor añadido de proceder de un hallazgo excepcional: la cachette (escondrijo) de Deir el-Bahari, donde en 1871 los egiptólogos se vieron las caras con una cincuentena de momias entre las que había una docena de faraones. Tras la estupefacción inicial, los ilustres restos fueron trasladados al Museo de Boulaq en El Cairo donde, en 1886, fueron sometidas a un estudio que comenzó por su desvendaje. Posteriormente el Museo Egipcio de El Cairo donó un importante lote de vendas al Museo Egizio di Torino.

En la exposición, se muestran dos preciosas telas de lino de la cachette de Deir el-Bahari: una fechada en el Tercer Periodo Intermedio-principios de la dinastía XXII (circa 940 a.C.) y la otra, del Reino Nuevo (dinastía XX)-Tercer Periodo Intermedio (dinastía XXII, 1196-circa 940 a.C). Ambas son una donación del Museo Egipcio de El Cairo al Museo Egizio di Torino, cuya restauración ha sido financiada por la Fundació Arqueològica Clos para esta exposición.

En cualquier caso, lo que se confirma es el uso de tejidos teñidos de rojo para envolver las momias, documentado también por las imágenes que, en alguno de los sarcófagos de esta exposición ilustran la preparación o el transporte del cadáver.

Bellísimos rostros masculinos tallados y pintados para el Más Allá
Esculpidas con el perfil del cuerpo que había sido depositado en su interior en posición supina, con las manos en el pecho o pegadas al cuerpo, las peculiares cajas funerarias antropoides o momiformes en uso desde mediados del II milenio a.C. reproducen el rostro idealizado del difunto en uno de los extremos de la tapa.

Los ejemplares expuestos en esta muestra son un apreciable testimonio de la evolución de esta tradición a mediados del primer milenio a.C. Teniendo en cuenta las dimensiones de las obras y la calidad de la realización, quien los encargó debía gozar de una disponibilidad económica discreta y un buen nivel social. En los rostros ovales resaltan los grandes ojos perfilados de negro, a imitación del maquillaje de polvo de galena aplicado en el perfil ocular con el bastoncito de madera, hueso o marfil que acompañaba los tubitos con el precioso contenido.

Dos elementos indican que nos encontramos frente a sarcófagos masculinos: el color rojo de la piel, usado por convención para los cuerpos de hombres, y el agujero en la barbilla para la inserción de la barba.

Los cabellos están divididos en mechones que caen sobre los hombros y dejan al descubierto las orejas; los peinados se indican con mechones de colores verde y amarillo alternativamente, o con líneas de color rojo.

Dos pectorales, en forma de diosa del cielo Nut y de disco solar respectivamente, ambos alados, protegen la parte del pecho que corresponde al corazón, que en el ejemplar de mayores dimensiones conserva la escena de la psicostasia a fin de dictaminar si el difunto podía acceder a la ansiada vida en el Más Allá.

Los colores de la belleza para los “millones de años” de dos “nobles” mujeres, hermana e hija del “Supervisor de los cultivadores de loto del templo de Amón”
Forman parte del conjunto de sarcófagos descubiertos por Ernesto Schiaparelli, en las excavaciones de 1906 en el Valle de las Reinas, concretamente en las tumbas de los príncipes Jaemuaset y Setherjepeshef, hijos de Ramsés III. Estas tumbas principescas se reutilizaron posteriormente para sepulturas de núcleos familiares, entre ellos, diversos miembros de la administración del templo de Amón, que habían ostentado los cargos de “Cultivador” y “Supervisor de los cultivadores” de las flores de loto del templo.

Así, el padre y el hermano de la “Dama de la Casa” Tyesmutperet fueron “Cultivadores”, y, por su parte, otro hermano, “Supervisor de los cultivadores”; también el padre de la “Dama de la Casa” Tayesshepesherib ejerció como “Supervisor de los cultivadores”. Se desconoce el cargo de Sejeperamón, el único personaje masculino del grupo, mientras que el nombre del padre de Mutenmehyt, Bakenrenef, puede ser considerado como un dato cronológico que ubicaría al personaje en un momento contemporáneo o algo posterior a dicho monarca.

Una de las escenas más singulares de los sarcófagos de esta época es la que muestra el toro sagrado corriendo hacia la necrópolis con la momia del difunto a cuestas. Al amparo y la protección proporcionada por las numerosas divinidades representadas, se ha de añadir el valor simbólico de los diferentes colores utilizados especialmente en la indumentaria: el rojo y el amarillo de la eternidad del ciclo solar, el blanco de la cegadora luz diurna, el verde de la renovación estacional de la naturaleza; el rojo de las túnicas, las telas y las vendas funerarias podía tener un valor especial, en referencia a la sangre y a su papel de energía vital.

Vestido de cuentas y túnica roja para la madre de los dioses
A partir de representaciones parietales o de estatuas femeninas, se ha documentado el uso en la vida cotidiana de vestidos formados por una retícula romboidal de cuentas, de los cuales únicamente se conocen dos ejemplares reales, conservados en el Museum of Fine Arts de Boston y el Petrie Museum of Egyptian Archaeology de Londres.

Más abundantes y mejor documentados son los vestidos de cuentas de uso funerario que eran colocados sobre la momia y solían servir de soporte a representaciones divinas vinculadas a la resurrección y a la protección del difunto.

En esta exposición se muestra un vestido confeccionado a partir de cuentas de fayenza que incorpora, por un lado, la forma del vestido de tirantes usado en la vida cotidiana y, por otro, el motivo del escarabajo con las alas extendidas, más propio de contextos funerarios.

Datos de interés:
Exposición «Moda y Belleza en el antiguo Egipto»
Comisaria Elvira D’Amicone
Fechas: Del 20 de octubre de 2011 al 20 de julio de 2012
Museu Egipci de Barcelona (Calle València, 284.  -08007 Barcelona)   www.museuegipci.com
Fundació Arqueològica Clos

Imágenes
– Estela para Haimentaraeni- Museo Egicio di Firenze. Exposición Museu Egipci de Barcelona
– Cabeza de Estatua Femenina.Museo Egicio di Firenze. Exposición Museu Egipci de Barcelona
– Túnica. Lino. Museo Egizio di Torino. Exposición Museu Egipci de Barcelona
– Figurilla de Fecundidad. Musée des Beaux-Arts de Lyon.Exposición Museu Egipci de Barcelona
– Estela de la cantora de Amón, Urener. Museo Civico Archeologoco di Bologna, Exposición Museu Egipci de Barcelona
– Trenzas de cabello. Museo Egizio di Firenze.Exposición Museu Egipci de Barcelona
– PARTE SUPERIOR DE TAPA DE SARCÓFAGO – Museo Egizio di Torino. Exposición Museu Egipci de Barcelona
– VESTIDO DE CUENTAS – Museu Egipci de Barcelona. Exposición Museu Egipci de Barcelona
– CONTENEDOR DE COSMÉTICO CON UNA MUCHACHA NUBIA – Museo Civico Archeologico di Bologna.Exposición Museu Egipci de Barcelona
– SANDALIA – Musée des Beaux-Arts de Lyon. Exposición Museu Egipci de Barcelona
– RELIEVE PARIETAL CON FIGURA FEMENINA – Museo Egizio di Firenze.Exposición Museu Egipci de Barcelona
– ANILLO DE ORO CON ESCARABEO – Museo Egizio di Firenze. Exposición Museu Egipci de Barcelona
– FONDO DE SARCÓFAGO CON LA DIOSA NUT – Museu Egipci de Barcelona.
– CINTURÓN CEREMONIAL – Museu Egipci de Barcelona.

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