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Hasta el 29 de octubre de 2011

De la obra de Melquiades Ramos se habló y escribió, en su día en México, como «primitivismo en arte», en sus inicios informalistas y matéricos, mediados de los años 70, cuando descubre a Tápies y el color fascinante de Rufino Tamayo, y utiliza los colores autóctonos, reminiscencia de los tradicionales, fosforescentes y emotivos.

Da gran importancia a los materiales con los que trabaja -que condicionan el resultado final-, pero siempre provocando y dejándose provocar por la imagen que surge del propio material y su manipulación, donde encuentran resonancia los sucesos de cada día. La obra de Melquiades Ramos es sencilla en su complejidad, lejos de todo sensacionalismo y adorno. Es un acto directo, y por lo tanto real, donde lo que sucede, aparece en la obra, la vida cotidiana, los iconos necesarios, pero, tanto por el nomadismo estilístico episódico de sus obras como por su libertad formal, viene a proponernos una nueva visión y concepción del fenómeno artístico y unas respuestas legítimas y necesarias, en el sentido del desarrollo de contenidos, que llegan a trascender el concepto «arte» y diferenciar,  claramente, los diferentes niveles o actividades, así se traten de unas cosas u otras; dice el artista: existen tres campos de actividad que pueden denominarse: creación pictórica, arte pictórico y artesanía pictórica. Las tres actividades versan sobre pintura, pero específicamente son cosas muy distintas, que se pueden claramente distinguir entre sí, y que merecen estudio aparte.

El pintor ha insistido en que la teoría y la investigación son las mejores herramientas para comprender y disfrutar del fenómeno del arte, así como ha insistido bastante sobre la educación visual, en abrir nuestra mente, de manera que podamos organizar nuestra facultad de ver, para efectivamente ver en lo abstracto lo concreto (proposiciones y contenidos) esto es, lo que sin cortapisas el pintor presenta o desea mostrar.

El artista nos ha presentado su obra, y nos ha explicado su actitud ante ella, dice: frente al lienzo en blanco, comienza la meditación, que nos es otra cosa que entrar en contacto con el problema. El lienzo está en blanco y hay que pintarlo, hacer la obra. Comienza la ósmosis, la transformación, la metamorfosis. Los materiales van perdiendo identidad en cuanto tales para ir transformándose en materia etérea, compleja, con significantes y significados. La comunicación con la obra es copulativa, a ella el artista le transfiere su vitalidad y espiritualidad; la emoción se desborda. La obra está resuelta.

En la exposición se puede encontrar todo cuanto te intriga o emociona. Allí unas sombras, en un espacio indescifrable, ¿interior, exterior?. Pintura histórica: Agamenón y el caballo de Troya, El Viaje de Eurídice, La leyenda de Midas; por otra parte, una mujer que sufre, una ciudad atacada, una tarde de paseo, entre adolescentes. Personas, cosas, el golfista que practica su swing. De pronto, un trazo azul, que recorre el ancho del cuadro, de arriba abajo, de un sólo trazo; De Cine, la efigie del hijo amado, la figura de la Amada, el hombre reflexivo, el astrólogo que estudia las estrellas, las dos amigas, la pasión roja, el interior de la lámpara maravillosa, la tempestad sobre el monte Parnaso, patria de musas y poetas, el sudor de los caballos; burbujas que aparecen y desaparecen, surgiendo tras el color como si no pudieran soportar el verse prisioneras; emulsión, desplazamiento, imprevisibilidad; más allá, el fuego devorando un paraje entrañable, la notificación de un nacimiento, la maternidad, el sentimiento desgarrado de la arrugada montaña donde nuestra heroína sufre y se zahiere, la emigrante con su pequeño equipaje para el viaje y el pequeño que se despide tristemente, pañuelos, encantadoras de serpientes, paisajes, mágicos e íntimos aposentos de brocados, encajes y tentaciones; protagonista el color.

Datos de interés:
Melquiades Ramos
Del 15 de septiembre al 29 de Octubre de 2011
Galería Arteuno
C/ Piamonte, 27
28004 Madrid
Telefono:  917024457
www.arteuno.es  
www.melquiadesramos.es

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