Por primera vez, el Museo del Prado muestra en una exposición una selección de su colección de miniaturas. Treinta y seis miniaturas y tres pequeños retratos de la que Gabrielle Finaldi describió como “la colección más oculta del museo”. Durante la presentación de esta exposición se ha dado también a conocer el catálogo comparado que recoge y analiza en profundidad las ciento sesenta y cuatro miniaturas y los dieciséis pequeños retratos que conforman esta curiosa parte de los fondos del museo.

A pesar de que no es una tradición en el Prado (esta colección comienza en la década de los 80), se trata de uno de los grupos de miniaturas más importantes conservadas en los museos españoles. “Esperamos que se empiece a valorar este género pictórico algo olvidado y los nombres de sus artistas comiencen a sonar”, afirmó Carmen Espinosa Martín, autora del catálogo y experta en este estilo artístico.

Pintadas sobre vitela, tablillas de marfil o papel, las miniaturas representan la faceta más íntima de la pintura ya que, en general, pertenecían a la esfera de la vida privada aunque también desempeñaron una función de Estado. Los monarcas regalaban joyeles con miniaturas a los embajadores con motivos de su proclamación, matrimonio o por la firma de tratados. También se reconocían las buenas acciones militares o el cumplimiento de las misiones encomendadas con una miniatura.

Un arte francés
“La miniatura es una técnica pictórica, pero no necesariamente tiene que ser de pequeño tamaño” aclaró la experta. Según explicó, en España la miniatura es introducida por los Borbones en el siglo XVIII, que la traerán de Francia. Anteriormente a esto, lo que había en nuestro país eran los llamados “pequeños retratos”, de los que podemos ver una selección en esta exposición. El buen pintor de miniaturas ha de poseer destreza y precisión en el manejo del pincel dado que los pigmentos se aplican mediante la superposición de puntos de color en las zonas de la carne. El resto del soporte se prepara como en la pintura al óleo.

Entre los tres retratos que no se deben de denominar miniaturas sino pequeños retratos, incluidos en la muestra, destaca el que posiblemente sea el más conocido de esta colección, el retrato al óleo sobre cobre de Juana Galarza de Goicoechea de 1805, obra de Goya perteneciente a la serie pintada por el artista con motivo de la boda de su hijo Javier con Gumersinda de Goicoechea y Galarza.

Por su parte, entre las treinta seis obras que responden a la definición de miniaturas, tanto por su soporte como por los materiales empleados, se incluyen obras de miniaturistas españoles, mayoritariamente del siglo XIX. De esta época encontramos el retrato de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna (h. 1805); del miniaturista Guillermo Ducker (h. 1799-1800); el retrato del periodista Ramón de Navarrete y Fernández Landa obra de Cecilio Corro (h. 1844), Isabel II, reina de España, de Juan Pérez de Villamayor (1863); o un San Miguel, de Manuel Arbós y Ayerbe (1865).

Artistas españoles y extranjeros
También podemos admirar obras de artistas extranjeros de finales del siglo XVIII y principios del XIX, como la Pareja de retratos de mujeres, de Charles Guillaume Alexandre Bourgeois (h. 1800); el retrato de Francisco I, emperador de Austria, de Heinrich Friedrich Füger (h. 1790); o el retrato de Hans Axel von Fersen (h. 1784),  de Niclas Lafrensen.

Además, la exposición se completa con la reciente adquisición de un Abanico de boda, de Luis Eusebi, de h. 1790, pintado al gouache sobre piel de cisne; y varillaje de marfil con aplicaciones de madreperla, y que se expone por primera vez al público. El italiano Luis Eusebi (1773-1829), destacado pintor de miniaturas, de países de abanicos y, sobre todo, historiador de la pintura, trabajó en los inicios del Real Museo de Pinturas en 1819, con funciones al frente de lo que entonces se denominaba Conserjería del Real Museo; con tareas propias de un Conservador.

El conocimiento de las técnicas y los usos utilizados por los miniaturistas en la realización de sus obras, proviene de las guías y los numerosos tratados escritos por los propios artistas. El estudio realizado por el Área de Restauración del Museo Nacional del Prado para la conservación de la colección de miniaturas ha permitido profundizar en estos conocimientos desde un punto de vista científico y técnico.

Miniaturas sobre marfil, cobre, papel o porcelana
La colección de miniaturas del Museo del Prado presenta una gran variedad de técnicas pictóricas, y aunque la mayor parte está compuesta por miniaturas realizadas sobre marfil, también se conservan sobre vitela, óleo sobre cobre, esmalte sobre cobre, papel y porcelana. Además, las curiosas y decadentes obras de la segunda mitad del siglo XIX que intentaban imitar las miniaturas antiguas vistiendo a los personajes con trajes y modelos de época, pero utilizando emulsiones fotográficas y soportes plásticos para abaratar y facilitar su ejecución. La tipología de las miniaturas sobre marfil es la más abundante en la colección del Prado y, por lo tanto, la que se ha estudiado con mayor profundidad.

El catálogo razonado que ahora se edita recoge y documenta exhaustivamente las ciento sesenta y cuatro miniaturas y los dieciséis pequeños retratos de la colección de miniaturas del Museo. La publicación se abre con un texto introductorio que incluye el estudio de los pequeños retratos pintados al óleo sobre naipes, chapas de cobre o de hojalatas, que ilustran su faceta devocional, privada y oficial, como regalo de Estado, personalizando los joyeles desde el siglo XVI hasta finales del XVIII.

A continuación, el catálogo se centra en las miniaturas, pintadas al temple o al gouache sobre vitela o tablillas de marfil, que sustituyeron, lentamente, a los pequeños retratos, cuyo estudio se organiza por escuelas y, cada una de ellas, se ordena cronológicamente tomando como referencia la fecha de la obra. Las piezas firmadas o atribuidas a un mismo artista o círculo, forman conjuntos que se inician con una breve biografía del pintor. La mayor parte de ellas han sido reproducidas en el catálogo a tamaño real. Al final del mismo se incluye un catálogo de firmas, que resultará de gran utilidad para los estudiosos y especialistas en la materia.

La escuela mejor representada es la española, con setenta y seis obras, número suficiente para valorar la labor de los miniaturistas españoles y situar a un nutrido grupo de pintores españoles entre los destacados de Europa. Desde ahora, los nombres de Guillermo Ducker, José Alonso del Rivero, Luís de la Cruz y Ríos, Florentino Decraene, Cecilio Corro, Juan Pérez de Villamayor, Manuel Arbós o Antonio Tomasich, tienen el lugar que les corresponde en el Museo del Prado, y permiten conocer con mucho mayor rigor su producción, dada la excepcional calidad de algunas de las miniaturas del Prado. También hay una representación importante de las escuelas austriaca, italiana, francesa, inglesa, alemana y portuguesa, con una cronología que va desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta los inicios del siglo XX. Con motivo de esta publicación, en la mayor parte de las piezas que componen la colección, los técnicos del Museo del Prado han realizado trabajos de conservación y restauración.

Las miniaturas en el Museo del Prado
Del 11 de octubre al 26 de febrero
Museo Nacional de Prado
Primera sala de la cámara acorazada del Edificio Villanueva, sótano 1

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1 COMENTARIO

  1. Ya es hora que se expongan las miniaturas para mi es un gran honor pues uno de los miniaturistas mas importantes espańoles de ascendencia croata es mi bisabuelo Antonio Tomasich de Haro fallecido el 25 de Octubre de 1890 todavía no pude verlas espero ir pronto me gustaría hablar con el director del museo que se pongan en contacto conmigo

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