La fotografía proletaria protagoniza una gran exposición retrospectiva, con la que el Museo Reina Sofía pretende, además de presentar artistas y obras destacadas del movimiento, resituarlo como un momento clave en la historia de la fotografía, a menudo postergado a un segundo plano.

Una luz dura, sin compasión “recoge lo que todavía es un capítulo pendiente de la historia del arte y de la fotografía”, afirmó Manuel Borja-Villel, director del museo, que destacó el carácter funcional de esta fotografía. “La autoría aquí queda en un segundo plano, lo que pretende es reflejar una realidad”, explicó.

A lo largo de más de 1000 piezas, entre fotografías, revistas, carteles, libros o revistas, la exposición relata cómo se constituyeron espacios públicos mediante la fotografía documental proletaria y cómo esta, con su elevado componente de denuncia, se mostró antagónica al modelo burgués.

Otra historia de la fotografía
El comisario de la muestra, Jorge Ribalta, destacó que se trata de la primera exposición de este tipo de fotografía que se realiza en un museo de arte moderno. “Uno de los objetivos es sentar la bases para replantear otra historia de la fotografía”, apuntó Ribalta, que añadió que se trata de “un movimiento que contribuye a la creación de un arte proletario”.

La exposición, que podrá verse hasta el 22 de agosto, se articula en tres etapas. La primera parte aborda la dialéctica entre Alemania y la Unión Soviética entre 1926 y 1932, y tiene como principio básico entender que la recepción alemana determinó en gran parte el impacto internacional de la fotografía soviética. La revista Der Arbeiter-Fotograf contribuyó al nacimiento de este movimiento. En este apartado podemos ver el trabajo de fotógrafos como Max Alpert, John Heartfield, Erich Rinka o Ernst Thormann.

El segundo bloque recorre la expansión del movimiento de la fotografía obrera por el centro y norte de Europa y Norteamérica, durante los años 30. En este momento, se produce un desplazamiento desde el movimiento revolucionario hacia la resistencia tras la caída de la República de Weimar. Fotógrafos como Kata Kálmán, Irena Bluhova, Edith Tudor-Hart, Eva Besnyö o Karel Hajel están representados.

Fotógrafos extranjeros en España
El último tramo de la muestra se centra en España y da cuenta de las experiencias en el Frente Popular, e incluye documentación de la Guerra Civil española. Aunque en España no existió un movimiento de la fotografía obrera, sí se produjo una importante presencia de fotógrafos extranjeros que trasladaron la praxis del fenómeno. Vemos así los trabajos de autores como Cartier-Bresson, Robert Capa, Andre Papillon o Chim. Además de profesionales españoles como los miembros de las Misiones Pedagógicas o José Val del Omar.

El punto de partida del movimiento de la fotografía obrera es la búsqueda revolucionaria de una ruptura epistemológica y de la percepción a través de la imagen, que aspira a construir el nuevo espectador que rompe el espacio autónomo del arte burgués.

La revista alemana AIZ (revista ilustrada de los trabajadores) publicó en 1936 su célebre convocatoria para reporteros aficionados, cuyos destinatarios eran los potenciales fotógrafos amateur que iban a convertirse en proveedores de imágenes de la vida cotidiana del proletariado y mostrarían las condiciones objetivas del trabajo industrial. El trabajo de estos fotógrafos anónimos se puede ver en esta muestra, junto al de grandes nombres de la fotografía.

Irene G. Vara

Una luz dura, sin compasión. El movimiento de la Fotografía Obrera, 1926-1939
Del 6 de abril al 22 de agosto
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisario: Jorge Ribalta

Actividades paralelas
Visita comentada a cargo de jorge Ribalta, 6 de abril a las 19.00 horas.
Proyección y coloquio. The Forgotten Space. Un ensayo fílmico de Allan Sekula y Noel Bürch, 4 de mayo proyección y 5 de mayo, coloquio. En el Auditorio del Edificio Sabatini a las 19.30 horas. Entrada gratuita.
Ciclo de cine. Documental proletario, 11-19 de mayo.

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