El dominico Vicente de Beauvais (1190-1264) escribió el más importante tratado sistemático de pedagogía en la Baja Edad Media. Lo dedicó a los hijos de Luis IX de Francia, de quien fue uno de sus principales consejeros. Pero como pensador, tuvo mala suerte, pues la filosofía aparentemente tolerante de los siglos XVII y XVIII tejió sobre sus libros un manto de olvido. Sin embargo, otra de sus obras, fue estudiada con intensidad desde el punto de vista lingüístico y filológico y, por supuesto, por historiadores del derecho. Nos referimos a su Tractatus de morali Principis institutione, que llegaría a influir directamente en las ideas humanistas de Luis Vives, Santo Tomás Moro o el hoy tan celebrado Erasmo. Hasta hoy no se habían realizado acercamientos a ese tractatus basados en la politología. Javier Vergara, nos ofrece en “La Educación Política en la Edad Media” (EUNSA) no sólo un análisis del mismo, sino un documentado ensayo sobre la figura de Beauvais en el contexto de su fecunda época intelectual, subrayando el éxito de sus postulados en la corte de San Luis.

El De morali es en realidad una síntesis de la pedagogía política de su tiempo, que Vergara sistematiza para la comprensión del lector que quiera conocer al dominico en cuatro grandes pilares: en primer lugar, la convivencia de lo humano y lo divino en lo política medieval. No puede comprenderse la Edad Media sin el sentido espiritual del hombre, también en la política. Pero, en segundo lugar, ha de aceptarse, como propugna Beauvais, la primacía de lo divino en todos los órdenes, y por tanto también en la política. Un tercer pilar resalta la importancia de la formación jurídica, pero también humanística, lo que convierte al pensador en claro antecedente del Renacimiento filosófico posterior. En cuarto y último lugar, se nos ofrece una sistematización de la pedagogía política, para quien ha de conocerla y ejercerla, en bloques literarios. A saber: desde el origen del gobierno o su legitimidad, al ejercicio de la gobernanza (lo que hoy llamaríamos “poder ejecutivo”), el tratamiento de la “curia real” o consejeros y los órganos de la administración. No faltan, como es lógico, alertas sobre los deberes del gobernante, el peligro de los malos consejeros, las lisonjas, la envidia e incluso una significativamente actual aplicación de la teoría del rumor. Como en todas sus obras, el Tractatus de morali principis institutione reune decenas de citas bíblicas y clásicas, éstas últimas extraídas a su vez de los Santos Padres y escritores griegos y romanos. Todo ello con un expreso objetivo final: un gobierno ideal en el que el soberano, además de sus fines seculares, tiene como tarea la colaboración con la Iglesia en su misión salvífica y corredentora, en consonancia con las creencias que que los escolásticos no dejaron de profesar.

El debate entre los politólogos que se acerquen al ensayo de Vergara aparece ya en su introducción. Si la obra de Beauvais se circunscribe cronológicamente a la Baja Edad Media, cuando ya se ha atravesado una etapa de sacralización cuasi absoluta de la sociedad civil y aparecen propuestas de matiz un tanto más secular, más autónomo, ¿es ésta absolutamente fiel al agustinismo político, impermeable –como afirma el autor- a lo que denomina también “emergente aristotelismo”? Frente a una controversia de tal característica, objeciones formales que pueden plantearse al ensayo, como el uso de terminología que puede inducir a error al no ser explicada en un contexto global, como “enciclopedista” en pleno siglo XIII, tendrían una importancia menor. En todo caso, nos encontramos ante una obra de enorme interés sobre el arte de gobernar. 

Andrés Merino Thomas

 

“La educación política en la Edad Media: el Tractatus de morali Príncipis institutione de Vicente de Beauvais (1262-63). Una apuesta prehumanista de la política”

Javier Vergara

Pamplona, EUNSA, 140 pág.

ISBN: 978–84–313–2663–0

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