El Museo Reina Sofía presenta una gran exposición retrospectiva del movimiento de la fotografía obrera. A partir de más de 1.000 trabajos -fotografías, revistas, libros y películas-, la muestra quiere, más allá de ser una antología histórica de artistas y obras destacadas del movimiento, relatar cómo se constituyeron espacios públicos mediante la fotografía documental proletaria, y cómo ésta, con su elevado componente de denuncia, se mostró antagónica al modelo burgués.

Durante la segunda mitad de la década de los veinte prolifera una corriente fotográfica documental vinculada al movimiento internacional de los trabajadores, que emerge de la Tercera Internacional Comunista. Esta tendencia culmina con los paradigmas fotográficos y los debates sobre el realismo, el reportaje y la factografía -la puesta en imágenes de los hechos,
descritos de la manera más aséptica posible- en la escena soviética del Primer Plan Quinquenal (1928–1932), siendo la revista Proletarskoe Foto su órgano oficial de expresión. El gran teórico de la factografía, Sergei Tretiakov, defendía un tipo de arte periodístico, descriptivo, objetivo, inmerso en los medios impresos y realizado por un nuevo tipo de autor-productor. La factografía y el productivismo soviéticos son la puesta en práctica de un programa materialista del arte, circunscrito en la producción industrial.

Uno de los objetivos de la muestra es resituar el movimiento de la fotografía obrera como un momento clave en la historia de la fotografía, que a menudo ha sido postergado, marginalizado, olvidado o reprimido, recolocándolo en el centro de los debates fotográficos de entreguerras, intentando dar otra visión al relato canónico formalista del surgimiento de la modernidad en la fotografía -la Nueva Visión- en los años veinte. Con ello se quiere favorecer una nueva historiografía del medio fotográfico, darle a este movimiento la importancia que merece dentro de la Historia de la Fotografía y crear lo que se puede llamar una esfera pública fotográfica.

Entre Alemania y la Unión Soviética
La primera parte de la exposición aborda la dialéctica entre Alemania y la Unión Soviética entre 1926 y 1932. En 1926, gracias a un concurso convocado por AIZ, nacieron la revista Der Arbeiter-Fotograf y el movimiento de la Arbeiterfotografie (fotografía de los trabajadores). Esta primera parte de la muestra tiene como principio básico entender que la recepción alemana determinó en gran parte el impacto internacional de la fotografía soviética. Algunos de los fotógrafos que se encuentran en esta primera sección son Eugen Heilig, John Heartfield -ambos miembros del equipo editorial de AIZ-, Erich Rinka, Alexander Rodchenko, Ernst Thormann, Walter Ballhause o Max Alpert, que, junto a Arkady Shaikhet, entre otros, firmó el manifiesto de la ROPF (Asociación Rusa de los Fotoperiodistas Proletarios). Este manifiesto rechazó frontalmente las imágenes que buscaban, tal y como explica el comisario de la exposición, Jorge Ribalta, el “puro efecto visual en favor de una concepción de la fotografía como ‘arma para la reconstrucción socialista de la realidad’ y abogaba por una práctica coordinada entre los foto-reporteros profesionales y el movimiento de los foto-corresponsales amateur”.

El movimiento en Europa y Norteamérica
El segundo bloque de la muestra recorre la expansión del movimiento de la fotografía obrera por el centro y norte de Europa y Norteamérica durante la primera mitad de los años treinta: en 1929 se constituye la organización de fotógrafos obreros en Zúrich. En 1930 se fundaban la Worker Film and Photo League en Estados Unidos y la organización francesa de los Amateur Photographes Ouvriers (APO). Un año después aparece la organización holandesa Arbeiders-Fotografen (VAF). Asimismo surgieron revistas ilustradas inspiradas en AIZ y vinculadas a las redes de los partidos comunistas y socialistas, y se constituyeron diferentes círculos de documentalismo o fotografía social politizada en varias ciudades europeas.

Se produce un desplazamiento desde el movimiento revolucionario hacia la resistencia tras la caída de la República de Weimar y el fin del primer plan quinquenal de la URSS. En esta sección se incluyen obras de autores húngaros, checos, eslovacos, austríacos, suizos, holandeses y británicos -como Kata Kálmán, Kata Sugár, Irena Bluhova, Willy Kessels, Ferenc Haár, Karel Hajek, Oldrich Straka, Cas Oorthuys, Eva Besnyö, Edith Tudor-Hart, entre otros-, así como de la Photo League americana -con nombres como Siskind, Corsini, Engel, Grossman-, de Paul Strand y de Tina Modotti, una de las autoras que obtuvo mayor visibilidad en las publicaciones del movimiento en Alemania.

El compromiso internacional en España
El último tramo de la exposición da cuenta de las experiencias en el Frente Popular, e incluye documentación de la Guerra Civil española. Si bien en España no existió un movimiento de la fotografía obrera, sí se produjo una importante presencia de fotógrafos extranjeros que trasladaron la praxis del movimiento a la península. El énfasis del discurso expositivo se centra en la dimensión internacional de la Guerra y la presencia que tuvieron en ella fotógrafos del movimiento comunista internacional y algunos antiguos “arbeiterfotografen”, como Walter Reuter, o figuras como Joris Ivens o Ilya Ehrenburg, entre otros. Se podrán ver obras de grandes fotógrafos documentales como Gerda Taro, Robert Capa, Chim, Andre Papillon, Henri Cartier-Bresson, Agustí Centelles, Eli Lotar, Margaret Michaelis, José Suárez, Josep Renau, Pere Català Pic, miembros de las Misiones Pedagógicas -entre los cuales figura José Val del Omar-, etcétera.

Las fotografías expuestas en la muestra que presenta el Museo Reina Sofía son, siempre y cuando ha sido posible, vintage, y se han agrupado por series. La exposición se complementa con un vasto acervo de material documental, especialmente libros y revistas. También se exhiben piezas fílmicas de Joris Ivens, Roman Karmen, Piel Jutzi, la Photo League americana y el Frente Popular francés, que retratan con crudeza las duras condiciones de vida y trabajo del proletariado alemán y belga, y las manifestaciones obreras en España, Francia y Estados Unidos, así como la emblemática Las Hurdes, tierra sin pan, de Luis Buñuel.

Una luz dura, sin compasión

FECHAS: 6 de abril – 22 de agosto de 2011-03-03
LUGAR: Edificio Sabatini, 3ª Planta (zonas D-E-F)
ORGANIZACIÓN: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
COMISARIO: Jorge Ribalta
COORDINACIÓN: Patricia Molins
Cristina Guerras
ACTIVIDADES PARALELAS: Ciclo de cine: Documental Proletario
11–19 mayo

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