El Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid vuelven a mostrar conjuntamente otra gran exposición. Con el título «Heroínas» se mostrarán 121 obras que formarán un completo catálogo de personajes femeninos de diversa índole y de distintas épocas; mujeres fuertes, independientes, activas, creadoras, dominadoras, triunfantes… desde la mitología griega a imágenes subversivas de artistas contemporáneas, de las grandes figuras del Cristianismo a anónimas lectoras de prensa y autorretratos de ilustres pintoras.

Las obras que se mostrarán  desde el 8 de marzo al 5 de junio permitirán realizar un recorrido visual por la representación de la mujer como protagonista de roles activos y la crisis de la identidad de género en el arte occidental.

La selección de obras se centra especialmente en los siglos XIX hasta la actualidad, explorando los distintos escenarios y vocaciones de las heroínas: la iconografía de la soledad, el trabajo, la guerra, la magia, el delirio, el deporte, la religión, la lectura y la pintura. En cada capítulo se muestran obras de distintas épocas, lenguajes y medios artísticos para provocar una reflexión sobre lo que cambia y lo que permanece a través de esas diferencias; la mirada de grandes mujeres artistas (Mary Cassat, Lee Kassner, Nancy Spero, Angelica Kauffmann, Berthe Morisot, Marina Abramovic, Kiki Smith, Mona Hatoum, Julia Fullerton-Batten,…) frente a las imágenes femeninas creadas por ilustres colegas varones (Caravaggio, Rubens, Rembrandt, Goya, Delacroix, Pissarro, Degas, Munch, Nolde o Hopper, entre otros).

El objeto de esta exposición son las figuras de mujeres fuertes: activas, independientes, desafiantes, inspiradas, creadoras, dominadoras, triunfantes…, figuras femeninas muy diferentes de las mujeres seductoras o complacientes, vencidas o esclavizadas, modelos sumisos y pasivos tradicionalmente asociados a dos estereotipos dominantes y complementarios: la maternidad y el objeto erótico. Utilizando una palabra clave de la agenda feminista en las últimas décadas: esta exposición se interesa por aquellas imágenes que pueden ser fuentes de “empoderamiento” (empowerment) para las propias mujeres.

De la mitología griega a las imágenes subversivas de artistas feministas contemporáneas, de grandes figuras del Cristianismo a anónimas lectoras de prensa… Heroínas presenta cerca de 120 obras, un completo catálogo de personajes femeninos de diversa índole y distintas épocas: Penélope e Ifigenia; Artemis y Atenea; bacantes ebrias y ménades furiosas; Atalanta, la mujer más rápida del mundo; cazadoras y atletas, arqueras y culturistas; Juana de Arco y otras vírgenes guerreras; amazonas y valquirias; las magas Circe y Medea; Santa Catalina de Alejandría, que convirtió a cincuenta filósofos paganos, y Santa Eulalia, crucificada como Jesús; Safo de Lesbos; María Magdalena leyendo y Santa Teresa levitando; Artemisia Gentileschi, Frida Kahlo y otras grandes pintoras.

La exposición es también una especie de “ciudad de las mujeres” centrada especialmente en el ciclo de la modernidad, desde el siglo XIX hasta la actualidad, aunque se incluyen algunos ejemplos desde el Renacimiento. Siguiendo un orden, no cronológico, sino temático, explora los escenarios y las vocaciones de las heroínas: la iconografía de la soledad, el trabajo, la guerra, la magia, la embriaguez, el deporte, la religión, la lectura y la pintura. En cada capítulo de la muestra se yuxtaponen obras de distintas épocas, lenguajes y medios artísticos para provocar una reflexión sobre lo que cambia y lo que permanece a través de esas diferencias. Y en cada capítulo, una o varias voces de grandes mujeres artistas responden a las imágenes creadas por sus ilustres colegas varones: Caravaggio, Rubens, Rembrandt, Goya, Delacroix, Pissarro, Degas, Munch, Nolde, Malevich, Hopper; artistas vivas (Marina Abramovic, Kiki Smith, Mona Hatoum, Julia Fullerton‐Batten, Rineke Dijkstra,…) y artistas de todos los tiempos (Mary Cassat, Lee Kassner, Nancy Spero, Angelica Kauffmann, Berthe Morisot,…).

Salas del Museo Thyssen Bornemisza
1. Soledad
La exposición empieza en las salas del Museo Thyssen-Bornemisza con una sección dedicada a la primera condición de la heroína: la soledad. Este primer capítulo presenta a
mujeres solas, comenzando por las imágenes modernas de heroínas antiguas como Penélope e Ifigenia. En su espera y su nostalgia, actitudes aparentemente pasivas, hay un germen de autonomía e incluso de resistencia.

2. Campesinas, cariátides
Toda una tradición de la pintura del siglo XIX se centra en la épica de la campesina. El capítulo segundo está dedicado a segadoras y espigadoras, aguadoras y lavanderas, mujeres robustas y monumentales que sostienen como cariátides la arquitectura de la familia y de la sociedad. La retórica de estas imágenes tiene un valor ambiguo: por una parte celebran a la mujer trabajadora, pero exaltando al mismo tiempo su servidumbre como un destino natural y eterno.

3. Ménades y bacantes
La bacante aparece a veces en la pintura como un juguete erótico‐decorativo creado para el deleite del voyeur. Pero detrás de este papel acecha la terrible violencia de las ménades mitológicas, dotadas de superpoderes: capaces de arrancar con sus manos un gran árbol o despedazar un toro (o un hombre). La ménade furiosa, destructora de hombres y rebelde al orden patriarcal, que fascinó a algunos artistas del siglo XIX, es un típico ejemplo de imagen recuperada por las artistas contemporáneas como fuente de “empoderamiento”.

4. Cazadoras y atletas
Como Ártemis y sus ninfas, la mortal Atalanta rechaza el culto de Afrodita y destacaba en los ejercicios supuestamente masculinos: la caza, la lucha cuerpo a cuerpo, la carrera. La figura de Atalanta encierra una amenaza potencial contra los roles de género que ha sido desactivada una u otra vez, desde el propio Ovidio hasta las interpretaciones pictóricas del mito.

5 y 6 . Vírgenes acorazadas y El retorno de las amazonas
La primera parte de la exposición culmina en la imagen de la mujer guerrera. En primer lugar, las vírgenes guerreras, doncellas acorazadas según el prototipo de Juana de Arco. La armadura permite a la mujer travestirse para ejercer una actividad típicamente masculina, pero al mismo tiempo es una metáfora eficaz de la virginidad.

Salas de la Fundación Caja Madrid

7, 8 y 9. Magas, Mártires y Místicas
Si en la primera parte de la exposición, en el Museo Thyssen, domina el poder físico de las heroínas, la segunda, en las salas de la Fundación Caja Madrid, explora los poderes espirituales de magas, mártires y místicas, estigmatizadas con frecuencia como brujas, locas o histéricas.
Muchas veces las magas en la pintura han sido reducidas al papel de la femme fatale, definida con relación al deseo masculino, ignorando lo que hay en ellas de figuras semejantes a Orfeo, que humanizan y civilizan a bestias y hombres. Las santas mártires no son simplemente víctimas, sino heroínas triunfantes sobre sus perseguidores y verdugos.

10. Lectoras
Un sedimento de los poderes espirituales, mágicos o místicos tradicionalmente atribuidos a las mujeres en la iconografía tradicional queda encerrado en la figura de la lectora. La lectura genera una burbuja donde la mujer puede vivir su vida a través de otras vidas; es una actividad interior, que escapa a la representación pictórica. Ya que no podemos leer el texto, leemos el cuerpo de la lectora, que escenifica o somatiza lo que lee. Un ejemplo de ello son ciertas Magdalenas que acompañan su lectura con lágrimas de arrepentimiento; pero está también la lectora piadosa, la lectora curiosa y ensoñadora o la mujer moderna lectora de prensa.

11. Ante el espejo
Después de muchas figuras femeninas producidas por hombres, el último capítulo de la exposición está dedicado a las imágenes que las mujeres han creado ante el espejo: el desarrollo del autorretrato de las pintoras, desde Sofonisba Anguissola hasta Frida Kahlo. El autorretrato permitía a la mujer ser autora o creadora (un rol presuntamente masculino) sin dejar de ser modelo (el rol femenino convencional).  Una sociedad que, por otra parte, personificaba a la Vanidad como una mujer que se mira al espejo.

Comisario: Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen‐Bornemisza de Madrid

Datos de interés:

Fundación Caja Madrid. Plaza de San Martín, 1, 28013 Madrid
Horario: de martes a domingo de 10.00 a 20.00 horas
Entrada libre. Más información: 902 246 810 y www.fundacioncajamadrid.org

Museo Thyssen‐Bornemisza. Paseo del Prado 8, 28014 Madrid.
Horario: de martes a domingo de 10.00 a 19.00 horas. La taquilla cierra a las 18:30h.
Tarifas exposición temporal:
– Entrada general: 8 €,
– Entrada reducida: 5,5 € para mayores de 65 años, pensionistas, y estudiantes previa
acreditación y grupos familiares formados por al menos un adulto y tres descendientes (o
dos, si uno de ellos tiene alguna discapacidad) incluidos en el mismo título de familia
numerosa.
– Entrada gratuita: Menores de 12 años y ciudadanos en situación legal de desempleo.
Exposición temporal + Colección Permanente: Entrada general: 13 €
Entrada reducida: 7,5 €
Venta anticipada de entradas en taquillas o en la web del Museo y en el 902 760 511  www.museothyssen.org

Otras informaciones sobre el tema:

Visitas Gratuitas a Heroínas en Fundación Caja Madrid… VER

Reportaje  «Mujeres en el Arte»….ver

A finales del siglo XIX y principios del XX la mujer comienza a gozar del protagonismo que ha  desembocado en la situación actual. Aquellas figuras delicadas, indefensas, sin licencia para pensar, se ven envueltas en el  torbellino de la revolución social. El mundo laboral reclama urgentemente mano de obra y  es entonces cuando la mujer se incorpora activamente viéndose obligada a doblar su jornada laboral dentro y fuera del hogar. En otros casos, y conviviendo en el tiempo, surge la mujer fatal, deseosa de mostrar sus encantos y de servirse de ellos. Para aquellas mujeres que comparten el lujo de la clase burguesa, la noche se muestra alegre, ruidosa y festiva. Se empeñan en mostrarse improductivas, entregándose al mundo del placer. La pintura y la literatura de este periodo reflejan y difunden los estereotipos femeninos… María Jesús Burgueño más…

Imágenes:
-Dante Gabriel Rossetti. Juana de Arco, 1882. Préstamo del Syndics of the Fitzwilliam Museum, Cambridge. © Fitzwilliam Museum
-Edgar Degas. Jóvenes espartanas desafiando a sus compañeros, c.1860. The National Gallery, Londres
-Marina Abramovic. Virgin Warrior 1. Pietà (with Jan Fabre), 2005. Cortesía y Colección Arsfutura‐Serge Le Borgne,
París (Francia) © Marina Abramovic / vegap2011, Madrid
-Sarah Jones. Camilla III, 1999. Colección de Laura Steinberg y B. Nadal‐Ginard. © The artist, courtesy Anton Kern Gallery, New York and Maureen Paley, London.
-William‐Adolphe Bouguereau. La segadora, 1872. Colección Pérez Simón. México.
-Marina Abramovic. El héroe II, 2008. Cortesía y Colección Arsfutura‐Serge Le Borgne, París (Francia). © Marina Abramovic / vegap2011, Madrid.
-Caravaggio. Santa Catalina de Alejandría, c.1597. © Museo Thyssen‐ Bornemisza, Madrid.
-Gerhard Richter. Leyendo, 1994. San Francisco Museum of Modern Art. © Gerhard Richter.
-Frida Kahlo. Autorretrato con collar de espinas y colibrí, 1940. Harry Ransom Center, The University of Texas at Austin (Nickolas Muray Collection) / VEGAP 2011, Madrid.
-La Gata Rosa, de Anglada Camarasa



3 COMENTARIOS

  1. bien, me parece bien. pero la mujer tiene que dejar de enfrentarse y competir tan despiadamente con sus coetaneas, con los seres femeninos que encuentra en su vida.
    considero que la maldad de la mujer, una maldad diferente a la del hombre, más feroz si cabe, debe controlarse, sino erradicarse. es difícil vivir en un mundo que sigue dominado por los hombres, si las mujeres no se unen no tendrán fuerza para luchar en la guerra de sexos, la cual es una realidad.
    que la mujer intervenga activamente en la vida laboral no la exime de guardar una etica tanto profesional como social.
    elena asins

  2. Las exposiciones temáticas suelen tener varios riesgos, aunque permiten a los museos reavivar el interés del público por su fondos. Como aún no la he visto no puedo juzgar, pero por lo que presentáis da la impresión que se juntan peras con manzanas, bueno y ciruelas, y aceitunas, y guayabas, y…

    De todos modos, reconozco que, si las obras son de calidad, como es sin duda el caso, siempre es una oportunidad de comunicar con la creación y dejarse emocionar por alguna que otra obra de arte.

    Para acabar, sería interesante que estos museos nuestros tan empingorotados, probasen a invitar (pagando los gastos claro) a, por ejemplo un grupo de braceras inmigrantes de los campos de El Ejido, a unas trabajadoras de una planta de conservas, seguramente que latinoamericanas o polacas, o a otros grupos de verdaderas obreras de hoy, y tratasen de poner a prueba el mensaje del arte, de este arte seleccionado, en relación con la mujer, y sobre todo el proyecto museístico como tal. Porque al fin y al cabo, de los autóctonos o de los turistas, siempre son los mismos perfiles de visitantes los que se descuelgan por estas ilustres salas. ¿O no?

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