Aznar antes de Aznar

Andrés Merino Thomas 

Miguel Ángel Rodríguez fue nombrado Secretario de Estado de Comunicación en 1996. No le extrañó a nadie. Había contribuido como pocos a que Aznar llegase a La Moncloa. Lleva a gala formar parte del denominado clan de Valladolid, núcleo duro que acompañó sucesivamente al líder de la presidencia de la Comunidad de Castilla y León hacia la del Partido Popular y, después de una dura travesía por el desierto por la que no todo el mundo apostaba, hacia las elecciones generales que hicieron posible ocho años de gobierno a nivel nacional. Cuando concluyó su etapa en la vida política, Rodríguez pasó a la empresa privada, donde ha continuado desarrollando grandes habilidades para desarrollar campañas de comunicación, imagen y relaciones públicas. Ahora ofrece una particular visión sobre el perfil de José María Aznar en aquellos años de espera que pretende alejarse de visiones biográficas (y hagiográficas, como subraya expresamente), algo que quizá no case aparentemente con la intención de que el lector no lea lo que el autor “vió, sino lo que sintió”. El interés de su ensayo “Y Aznar llegó a presidente” (La Esfera de los Libros) no reside sólo en su cercanía a uno de los protagonistas de la historia reciente de España, sino en la etapa en que el personaje estaba a punto de comenzar serlo de forma más rotunda, más nítida, más decisiva. Fueron años no de penumbra, pero sí menos luminosos. Desde luego, tiempos sobre los que no se ha escrito tanto y que contienen claves de muchas cosas que sucedieron más tarde.

Sorprendentemente, el autor comienza con sonoro juicio del Aznar posterior. El presidente y el expresidente del Gobierno de España. Para Rodríguez, las dos legislaturas aznaríes fueron un paréntesis serio y riguroso en la España del “viva la juerga”. No puede extrañar al lector leer algo así en alguien hoy acostumbrado al lenguaje coloquial, llano y en no pocas ocasiones punzante del tertuliano televisivo, sin complejos para confesar admiración sincera por cualidades personales, especialmente políticas, en quien presidió el Consejo de ministros. En todo caso, llama poderosamente la atención que Miguel Ángel Rodríguez haya escogido el primer capítulo de su obra para consignar la agridulce sensación que se ha extendido en la sociedad española en los últimos meses: José María Aznar sufre el síndrome del jarrón chino que ha aquejado, en diferente grado y con sutiles variantes en sus síntomas, a los ex-presidentes de nuestra democracia. La lapidaria crítica “hasta que se convirtió en el personaje malencarado y engreído…” planea en la lectura del resto del texto, que describe con agilidad y amenidad los retos a los que el castellano aparentemente callado y adusto tuvo que hacer frente.

El libro de MAR tiene algo de crónica sentimental, de cualquier tiempo pasado fue mejor. En las antípodas de un ajuste de cuentas, toma medida de los recuerdos para enmarcarlos en un lienzo de pared, para que luzcan sin el polvo que enseguida torna en alergia de resentimiento. De vez en cuando aparecen breves destellos de inquietud en forma de quizá, si hubiera, acaso, de alguna forma. Son hipótesis de trabajo, nostalgias de vías de escape a un destino que en demasiadas ocasiones se presentó como injusto para quienes sienten la soledad del poder. Por cierto, no se pierdan pequeños detalles como reconocimientos a personajes en la sombra como Miguel Ángel Cortés, al que el autor define como “la cabeza más brillante de todas las que Aznar ha tenido a su lado, pero al que nunca nombró ministro porque es incapaz de distinguir a los amigos verdaderos”. “Y Aznar llegó a presidente” es un ensayo para leer entre líneas. Un a ti te lo digo Pedro para que me entiendas Juan. Uno de esos libros que, pretendidamente escrito sin notas ni apuntes, esconde intenciones ocultas y mensajes claros: Aznar llegó donde llegó y llevó a este país a donde le dejó exactamente el día en que abandonó el palacio de la Moncloa. Ese palacio al que se llega queriendo cambiar todo y que, por lo visto, es el que le cambia a uno tanto. Eso dicen.

 

“Y Aznar llegó a presidente. Retrato en tres dimensiones”

Miguel Ángel Rodríguez Bajón

Madrid, La Esfera de los Libros, 383 pág.

ISBN: 978–84–9734–938–3

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2 COMENTARIOS

  1. hola, acabo de leerme el libro y me sorprende mucho que no haya sido más publicitado. para mí es el libro político del año. lo más importante no es la cercanía de Rodríguez con Aznar, que lo es y mucho para poder contar todo lo que cuenta y cómo, sino la clave y lo más importante del libro es, de esta forma contada, todo el proceso de transición de Ap al PP pasando por el Cds, las juventudes de UCD (aunque no se mencionan así) y otros grupos cercano a Ap, pero a veces rivales, como el Pdp en el que estuvo Mayor Oreja. todo este proceso, el gobierno en Valladolid, el desarrollo de los principios de la renovación del centro-derecha español, «síntesis liberal-conservadora», y de la refundación, y en fin, fundación del PP, son para mí lo más importante del libro, porque verdaderamente la conclusión que se saca es que el PP de Aznar es en algunos casos muy distinto de la Ap de Fraga. hay un capítulo titulado «El enemigo era la dirección de Ap» que lo viene a explicar todo, igual que el hecho de que Aznar fumara Winston.

    en fin, a mí me ha gustado mucho y me ha terminado de convencer. los discursos de Aznar, tanto el del 88, como los de la fundación del PP, del 90, los de oposición, y el de investidura del 96, aquí incluidos y glosados, pues están muy bien. son de gran calibre. es una política moderna, actual. yo no sé si Aznar ha sido hasta ahora el mejor presidente, me parece que Suárez ha sido hasta ahora más importante, pero desde luego es el que mejor escribe.

    yo he ido apuntado cosas, problemas que aun arrastra el PP, y cosas que no se hicieron o no se pudieron hacer y que venían anunciadas en el discurso del 96, etc. tb cosas de las que dice el autor con las que discrepo -por ejemplo su pobre y ciego manotazo a Rajoy.

    pero hablando del autor del libro, a veces gratuitamente coloquial, me parece que se equivoca de lleno, y este es uno de los temas problemáticos, en la página 228, creo recordar, cuando habla de España. después de insistir mil veces en el cambio que supuso pasar del blablablafraga y del blablablaespaña al blablablacentropolítico y blablablalibertad, MAR se pone tierno y se equivoca con la palabra España. tanto dar la lata que se acabó el blablabla españa y al final MAR no recurre a otra cosa que al blablablaespaña.

    lo que está por hacer en este tema es repensar y madurar mejor la idea de España que se quiere transmitir, tanto a los fieles, como a los simpatizantes, como a los adversarios/potenciales socios, pues al final hay que gobernar a todos.

    también están por hacer:

    -la reforma laboral de verdad
    -la educativa
    -la del suelo
    -y at lasta but not least, la del Senado

    recomiendo vivamente este libro.

  2. bueno, ya veo que esto no lo ha leido nadie. no hay costumbre de críticas abiertas de libros por parte del público. Casa del Libro no tiene abierta ninguna sección de críticas al libro, positivas y negativas, como es habitual en USA.

    por si alguien lee esto algún vez, seguiré comentando el libro.

    abundaré en la transición de Ap o su Coalición al PP, absorbiendo al Cds -lo que quedaba de la UCD suarista. el plan de Aznar se sustenta en dos pilares: «segunda transición» y «regeneración democrática». lo que no ha quedado claro es el carácter de estos dos pilares, como digo en el comentario anterior a propósito de la idea de España. y es que la «segunda transición» es en verdad un factor sobre todo de carácter interno de la derecha española (voy a utilizar los términos derecha/izquierda que en realidad me parecen a menudo una superchería), es decir, se trataba de la segunda transición del centro-derecha, de Ap y UCD hacia un nuevo gran partido de centro-derecha. esta segunda transición interna llevaba en lo tocante a Ap aparejada la asunción del Título VIII de la CE78, en el que Ap, como es sabido, mayormente se abstuvo. también llevaba aparejada las posiciones centristas de UCD en cuestiones de moral pública -o de respeto a la moral privada, etc. en lo tocante al CDS, la segunda transición suponía decantarse definitivamente a esta nueva gran derecha, más liberal en lo económico que los programas del propio Cds hasta entonces, y más claramente pro-Usa, por decirlo así. me parece que en este sentido, el PP como resultado de esta segunda transición de la derecha obviamente salida del franquismo fue y es en general un resultado óptimo. ahora bien, mucha gente entendió mal esta segunda transición si la tomamos como algo externo, como yo así mismo entendí en mi juventud, y por tanto, sin entenderla adecuadamente. el caso es que esta segunda transición desbordó los límites internos del nuevo PP y se vio como algo externo y general a España, y así nos hemos visto con líderes del otro gran partido representando asimétricamente las posturas rupturistas, marxistas y secesionistas, de la Transición, con la mala pata además de que en circunstancias insólitas alcanzaron el gobierno en 2004. el resultado, como era de prever, ha sido muy malo, incluso peor de lo que era de prever. y es que he escrito «asimétricamente» porque la abstención de Ap respecto del Título VIII en ningún caso obstruyó la aprobación y desarrollo de la CE78 en todos sus términos, y en cambio el rupturismo, el marxismo y el secesionismo o confederalismo -o el anti-monarquismo de los comunistas-, fueron apartados y excluidos de la Transición y de la CE78, pues de otro modo no hubiese habido tal Transición ni CE78. el dato inapelable es que de la crisis de la Restauración, las huelgas revolucionarias, Primo de Rivera, la República de trabajadores, y en fin la Guerra civil, salió vencedor quien salió vencedor, y esta y no otra es la base de nuestra democracia, de nuestro sistema constitucional, de nuestra monarquía y de nuestra bandera.

    en lo único que ha sido internamente positivo para el PP esta segunda transición externa mal entendida -cuyo símbolo paródico es la justificación y legitimación que ha envuelto a la Memoria Histórica- es que, bajo el mando de Rajoy, y en la oposición, algunos aspectos que habían quedado aparcados en la rápida transición de Ap al PP han podido ser repensados y madurados. me refiero por ejemplo a lo que dice MAR en su libro sobre aquello de que «de moral no se habla», o sea, del aborto, el divorcio, estas cosas, pues lo prioritario era el centro y el liberalismo. me parece que bajo Rajoy, un político de talante más conservador o más clásicamente «moderantista» que Aznar, se ha hablado de esto y mucho, obviamente por la propa política del Gobierno socialista, haciendo de la necesidad virtud, pero también dando cancha a estos debates «sin complejos», como se suele decir entre los populares, retomando viejas tradiciones anteriores al franquismo, conservadoras, pero no por ello menos liberales y tolerantes en lo que toca a la ley, con argumentos sociales de peso y no con simple tradicionalismo -y en esto, la elección es acertada, porque Rajoy hubiese sido como gobernante un simple continuista de Aznar, al estilo de Major con Thatcher, pero en todo caso, siempre manteniendo y ampliando la base y unidad del partido, cosa que quizá hubiese sido más conflictivo con un liberal como Rato, quizá mejor gobernante, o con un democristiano como Mayor Oreja; en este sentido, Rajoy alcanza a representar a más gente que estos dos grandes líderes, y de ahí su elección como sucesor. 

    esto se ha visto reflejado, por ejemplo, en el auge de televisiones como Intereconomía TV o Popular TV, o incluso Veo TV o Libertad Digital TV, por ello calificadas por los burros que quieren seguir ciegos como «ultraderechistas», «reaccionarias», «franquistas», y el bla bla bla de siempre, que es de esperar que cada vez la gente con un nivel de inteligencia suficiente, con cara y ojos, se trague menos.

    en este sentido, la victoria del PP en las europeas del 09 fueron un éxito, porque contra una campaña de este tipo, venció juntamente al Psoe y a IU, es decir, no ganando de 10 ptos. al Psoe pero «regalando» esos 10 ptos. a la subida de IU (ya hemos visto, y lo dice claramente MAR en su libro, cómo todos aquellos que se enriquecieron y se aprovecharon de la bonanza de los 8 años de Aznar, se volvieron cínicamente en su contra a partir de 2002-03, pues no dejaban de ser de IU, etc.; así el Psoe pudo postularse como de «centro» ganando en la primera victoria del Psoe en 2004 unos 400.000 votos centristas que en la siguiente elección volvieron rápidamente al PP y eso que la crisis aun no había estallado completamente -pero ya había estallado, y eso se negaba- y el Gobierno aun no había dado los síntomas de incompetencia cuasi criminal que lleva dando desde entonces.

    hasta aquí lo de la «segunda transición», cuyo punto final es el Segundo Estatuto de Cataluña, aquella petición de los secesionistas de ERC en la Transición, y que ahora los de ERC tampoco han vuelto a aceptar aunque el Estatuto sea de constitucionalidad más que dudosa -al menos una buena parte de ellos, dato que hay que tener muy en cuenta para posibles repeticiones de zapaterismos y estas cosas en el futuro. el futuro posible chantaje sigue ahí, como el dinousario.

    en cuanto al segundo pilar, el de «regeneración democrática», afecta sobre todo a la idea de España en general, a la económica, a la política, interior y exterior, a la social, a su imagen y posición en el mundo, etc. algunas cosas se hicieron y se hicieron bien, otras se hicieron regular, y otras ni siquiera se hicieron. en el fondo, también está el problema que comenté en el anterior post sobre la idea de España, la apelación aun como demasiado fraguista al blablablassspáña.

    me parece que, otra vez haciendo de la necesidad virtud, pero aun con mayor firmeza que la del propio Aznar, los años de Rajoy, en la oposición, y sobre todo respecto del propio PP, han servido para repensar y madurar mejor esta cuestión, a la que todavía le queda sin embargo un poco más de recorrido para plantear definitivamente un discurso global, más o menos homogéneo, plural a un tiempo que integrador, y por tanto claramente exitoso. en los municipios, en las autonomías, y en lo que respecta a la nación, como compendio además de todas las demás instituciones.

    en este sentido, es la hora de proponer, de proponer cuatro o cinco puntos muy básicos, que integrarían otros subpuntos, a nivel nacional, pero también específicamente en cada ciudad o pueblo y específicamente en cada autonomía (por ejemplo, he escrito en youtube debajo de un video del PP de Cataluña que es hora de que el PP, para contrarrestar ese futuro «Tercer Estatuto» que pronto reclamará ERC o los nuevos grupúsculos secesionistas, proponga un nuevo Estatuto a medio y largo plazo, pero obviamente de signo inverso).

    en este sentido, las reformas básicas, ya marcadas en rojo, han de ser estas y han de ser ya explicadas a los cuatro vientos hasta las Generales del 2012 sea quien sea el candidato/a desde ya mismo:

    -reforma económica global (laboral, administrativa, del suelo -muy importante-, comunicativa -privatizaciones de TVs, etc., etc.)
    -reforma educativa global (supresión del sistema Logse, cambios profundos en la universidad, etc., etc.)
    -reforma política global (del Senado, en la línea de potenciar el papel y función de las CCAA y en su caso de sus peculiaridades -en ningún sitio de la CE78 se habla de «hechos diferenciales» y en mi opinión se trata de una expresión a desterrar, como ha hecho siempre Rajoy- de forma coordinada; y reforma electoral, un punto muy polémico a debatir en una hipotética primera legislatura pero de aprobación en la hipotéticamente segunda, para no depender nunca más en el Congreso de los partidos que no son generales, ni de los comunistas, que tampoco a la práctica lo son, como ha sido claro en el caso de sus alianzas territoriales con los nacionalismos y con Eta; los partidos exclusivamente autonómicos y tal, tendrían su papel en la cámara de segunda lectura que es el Senado, cámara de representación territorial).

    en resumen:

    -en política interior: reforma económica, educativa, política (electoral, Senado)
    -en política exterior: aquí no hay que hacer ninguna reforma que yo sepa, simplemente volver a la civilización salvando lo que se pueda salvar de estos últimos años.

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