- Revista de Arte – Logopress - https://www.revistadearte.com -

Visita la estación de Chamberí en la IX Semana de la Ciencia

Metro de Madrid acaba de soplar las velas de su 90 cumpleaños. En este tiempo el suburbano madrileño ha sufrido numerosas transformaciones hasta convertirse en uno de los más modernos del mundo. La antigua estación de Chamberí se ha convertido en un escenario idóneo para cualquier nostálgico que quiera revivir  los orígenes del transporte que revolucionó la capital de España.

Una de las alternativas que propone la Fundación madri+d para el conocimiento con motivo de la IX Semana de la Ciencia es un paseo con destino al pasado, mediante la visita a la antigua estación de Metro de Chamberí y a la Nave de Motores de Pacífico. Estas dos instalaciones fueron reabiertas al público en marzo del año pasado, después de dos años de reformas y son también las dos sedes del proyecto ‘Andén 0’, puesto en marcha por el Ayuntamiento de Madrid y Metro para recuperar la memoria del suburbano.

La estación de Chamberí pertenecía a la primera línea de Metro, inaugurada por Alfonso XIII en 1919,  que recorría la ciudad desde Sol hasta Cuatro Caminos. Se cerró en 1966 debido a que estaba situada entre Bilbao e Iglesia y la distancia entre estas dos estaciones era excesivamente corta. Además, la estación estaba en curva. A lo largo de esos  43 años de cierre la estación fue utilizada de alojamiento por indigentes en épocas de frío.

Los visitantes que acudan a esta visita guiada, podrán contemplar cómo eran las taquillas, los vestuarios, los andenes, los anuncios en azulejo de la época y hasta comprobar una lista de lo que costaban los precios del billete o ver la cabina del jefe de la estación. “A los niños lo que más les gusta es ver pasar el tren –de hecho, sigue pasando por la estación- y a los mayores revivir el escenario. Hay algunos que se emocionan y lloran”, comenta Sara Román, una de las guías encargadas de mostrar la estación al público.

La visita puede completarse con un paseo por la Nave de Motores de Pacífico, central que en su día podía transformar la corriente eléctrica suministrada por las compañías y generar su propia energía mediante la utilización de tres motores Diesel, de 1.500 caballos cada uno, adquiridos en Alemania. Esta nave llegó a suministrar electricidad para los madrileños durante la Guerra Civil y proporcionó energía al resto de las subestaciones de Metro.

La rehabilitación y restauración de ambas instalaciones se realizó gracias a la labor de los arquitectos Pau Soler y Miguel Rodríguez y el coste ascendió a los 6,2 millones de euros: 3,8 para acondicionar la estación de Chamberí y 2,5 para  la sala de motores.