Lista, Alberto - Ensayos

El sevillano reflexivo

Andrés Merino Thomas

Que Alberto Rodríguez de Lista y Aragón naciese en el barrio sevillano de Triana no pudo ser en su vida una cuestión baladí. Puestos a ser especial, las Ciencias y las Letras ofrecen muchas posibilidades. Venir al mundo en la Andalucía de 1775, en plena Ilustración, marcó necesariamente la existencia de un muchacho superdotado no sólo para las matemáticas, que comenzó a impartir como docente muy joven. Con él nació también un impresionante espíritu para la crítica literaria, para el análisis de la realidad creativa, cultural, que le rodeaba. Estudió filosofía y teología en la universidad de la ciudad del Guadalquivir y fue ordenado sacerdote con veintiocho años. Quien iba a convertirse en uno de los intelectuales señeros del XIX español, sucumbió pronto a los encantos de la filantropía y enciclopedismo. Había alabado la figura del conde de Floridablanca, pero su trayectoria durante la Guerra de la Independencia fue confusa. Celebró la derrota de los franceses en Bailén, pero dedicó versos al invasor mariscal Soult. Todo esto le acarreó un exilio que le mantuvo fuera de España hasta su regreso en 1817. Con la revolución de Riego, en 1820, se estableció en Madrid, donde vivió durante el Trienio Liberal, volviendo después a otro destierro de siete años en Bayona. A su vuelta vivió en San Sebastián, Madrid o Cádiz, embarcándose en aventuras culturales como las de El Imparcial, La Gaceta de Madrid, La Estrella, una cátedra en el Ateneo… Presidió la Academia de Bellas Artes de Sevilla, en cuya catedral consiguió ser canónigo. Todo ello mientras escribía, incesantemente. La Fundación José Manuel Lara ha dedicado uno de los volúmenes de su colección Clásicos Andaluces a una selección de sus artículos y ensayos, un formidable recorrido por sus escritos de la mano de Leonardo Romero en el que  destaca una ingente capacidad para la reflexión y no pocas curiosidades y aspectos poco conocidos de su obra.

Nos hallamos ante un escritor singular. Lista hace compatible su calidad de maestro – por cierto, de figuras como Larra, Escosura o Espronceda- con la de colaborador periodístico. Por un lado, enseña a sus discípulos a construir un discurso lógico que permita evaluar una obra. Por otro, pone en práctica su magisterio demostrando plenamente su utilidad, aplicando de forma continua la validez de los postulados. No nos hallamos ante una cuestión menor. En Lista, a pesar de no pocas críticas a su supuesto carácter oportunista o acomodaticio, encontramos una identificación entre “predicar y dar trigo”, una coherencia intelectual digna de elogio. Es cierto que no poseía especiales cualidades para la lírica o que algunos de sus textos adolecen de la calidad estilística con la que sus coetáneos entraron al son de trompetas en el parnaso, pero eso no desmerece una singular labor intelectual que, en nuestra opinión, el volumen que comentamos contribuye en buena medida a reivindicar.

En su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, un año antes de morir, Lista negó la existencia de feudalismo en la Edad Media española. El sevillano, definido por muchos como liberal, tuvo una visión particular del pasado de nuestra nación, pero supo ver los giros novedosos e inquietantes de las corrientes del pensamiento del XIX a la hora de publicar sus reflexiones sobre lo que los demás escribían. No en vano, a pesar de apoyarse, con toda lógica, en el Renacimiento o los clásicos del XVI, y el propio Neoclasicismo en el que cronológicamente le había correspondido formarse, su obra puede enmarcarse entre los anticipos del Romanticismo. Valga pues, el libro que nos ocupa, como recordatorio de una figura no menor al que quizá no se haya dedicado –hasta hoy- la atención merecida.

“Ensayos”
Alberto Lista

Edición, introducción y notas de Leonardo Romero Tobar
Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 526 pág.
ISBN: 978-84-96824-22-5

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