Bajo el título Los lectores en digital, y moderada por el periodista Javier López Tazón, redactor jefe del suplemento Ariadna del diario El Mundo, la mesa que cierra esta serie de debates ha estado protagonizada por el escritor Lorenzo Silva; Pablo Odell, responsable de la web Tokland, Javier Celaya, director del portal Dosdoce.com, y Fernando Juárez, bibliotecario.

Pablo Odell ha puesto el acento en la cualidad de “creación humana” que tiene Internet. Esta tecnología transformará la sociedad actual “al igual que en su día hicieron el carbón y la máquina de vapor”, ya que la Red propicia nuevas formas de creación. Odell se ha declarado “ajeno a la polémica” porque cree que los lectores optarán por uno u otro formato en cada momento según su función y necesidades y ha puesto de ejemplo a Neus Arqués, una autora que combina la creación tradicional con los experimentos en la Red.

Para el escritor Lorenzo Silva el libro “considerado como soporte” posee algo que otros no tuvieron; el libro es un artefacto “maduro y consolidado, como nunca lo fueron el vinilo, la cinta de casette, el CD o incluso el DVD y por eso desaparecieron o lo harán con la revolución digital”. Sin embargo, el libro sobrevivirá en la medida que aporte “valor añadido”. Respecto a los reproductores de contenidos, Silva cree que todavía “son torpes” ya que sólo pueden “leer” en determinados formatos y con determinadas restricciones que no tienen otros dispositivos, como teléfonos móviles de última generación u ordenadores.

En cuanto al contenido, que es lo que de verdad le interesa, el libro electrónico aporta “modificaciones sustanciales” a la relación entre autor y lector e incluso entre lectores. En algunos casos, el soporte tradicional en papel estará en retirada, pero ni autores ni lectores pueden dar la espalda a esa “nueva y relevante realidad que genera el intercambio digital”. Para el autor de La flaqueza del bolchevique, que posee su propia web, “el creador de la web 2.0 tiene que estar preparado para un cambio de tamaño desconocido” en el que los escritores perderán fuerza, pero serán “menos dogmáticos”. Silva ha señalado que las autoridades deberían asumir la defensa de los autores “de una forma responsable y transparente”.

Pese a coincidir en sus puntos de vista con Audell y Silva, Javier Celaya ha querido matizar que el debate no debe centrarse en el soporte, en los medios, porque lo que ocurre es que no hay contenidos generados por usuarios de estos soportes. “El lector tendrá en breve la oportunidad de elegir, y lo que existe son libros de fondo, no hay novedades”, ha subrayado. La gran aportación de los libros digitales será un mayor acceso a  la cultura y al conocimiento y ha puesto como ejemplo a Amazon, que ofrece la posibilidad de que los lectores se recomienden títulos. El objetivo de Dosdoce.com es  animar a las entidades del sector cultural a utilizar las nuevas tecnologías sociales.

“Yo soy un bibliotecario de pueblo y voy a hablar de la biblioteca de Muskiz”, ha saludado Fernando Juárez, que ha referido que el Sinodal fue en un momento una respuesta a un mundo en crisis. “Lo mismo ocurre en la actualidad con la irrupción de la biblioteca virtual”, lo que según Juárez obligará a adaptar “esos espacios públicos más o menos agradables y con una selección más o menos grande de libros donde la gente va a leer, estudiar o buscar información”.

Utilizando la página web de la biblioteca como puerta de acceso y el conocimiento profesional de las fuentes “se puede hacer más simple el acceso a una información”, ha explicado Juárez, que cree que pueden funcionar como agregadores de información: “Si no está en Google, mi pueblo no es nada”.  En el futuro habrá que sacar partido de las redes sociales, “aunque el usuario, en cuanto a lector y creador, es quien tiene la última palabra”.

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1 COMENTARIO

  1. Estamos en transición: mejor intentar que quedarse paralizado. Agradezco a Pablo Odell que me haya referenciado. Un saludo

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