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El retrato de Testa di ferro

Andrés Merino

De entre los centenares de personajes que jalonan la Europa de la Edad moderna hay uno de trayectoria singular del que acaba de publicarse una muy especial biografía, propuesta por el historiador italiano Pierpaolo Merlin. Nos referimos a Manuel Filiberto de Saboya, fiel colaborador de Carlos V y Felipe II –primo carnal del primero y póstumo consuegro del segundo-, buena muestra de la talla humana y política de los protagonistas de su tiempo. El apelativo con el que pasó a la posteridad, “Cabeza de hierro” le consagró para siempre en el imaginario bélico como ejemplo de la tenacidad con la que jugó las cartas que le tocaron en la gran partida estratégica que se jugó en el viejo continente en las décadas cruciales del siglo XVI.

Manuel Filiberto nació el 8 de julio de 1528. Era hijo de la Infanta Beatriz de Portugal y del Duque Carlos II de Saboya, de los que heredó, respectivamente, fuerte conciencia de su linaje soberano y gran capacidad para la conciliación. Su personalidad aportó una gran constancia y no poco interés por el trato social y humano, que le hizo rechazar su destino inicial, el cardenalato, del que le alejó la muerte imprevista de su hermano mayor, Luis. Convertirse en heredero directo del ducado de sus mayores no evitó que corriese el peligro de ver desaparecer su territorio como entidad política por la invasión francesa, que duró casi dos décadas. Pero lo que no le faltó fue esa estrella a la que algunos llaman buena suerte, que comenzó a labrarse desde su juventud. El biógrafo no duda al subrayar la extraordinaria importancia del fecundo periodo de formación política que el joven príncipe pasó lejos de su patria. Inicialmente, con su tío Carlos V, entre Alemania y Flandes. Merlín acierta de lleno al situar ya en 1547, en los tiempos de la victoria de las tropas imperiales sobre las de la Liga protestante de Esmalcalda en Mühlberg, la toma de conciencia de nuestro personaje sobre que cualquier solución al problema de la ocupación francesa de Saboya pasaba por movimientos a nivel plenamente continental, por lo que debía implicarse personal y dinásticamente con el gran proyecto carolino. El historiador incide de nuevo en la clarividencia del saboyano al identificarse no sólo con la visión europea de Carlos V, sino con la rama española de los Austria, una vez la sucesión se articuló en la herencia del Imperio para la familia del Archiduque Fernando y la Monarquía de España, Flandes y el Milanesado para el Príncipe Felipe, futuro Felipe II. Merlin recuerda (pág. 75) que los propios soldados españoles en Flandes pidieron a Carlos V en mayo de 1553 que el príncipe saboyano fuera su general en jefe, lo que demuestra que había sabido ganárselos a su causa. No es extraño que Manuel Filiberto gobernase aquellos estados entre 1555 y 1559.

El libro que nos ocupa es una biografía completa, que propone incluso un amplio estudio de la biblioteca ducal del castillo de Rívoli, en la que pudieron valorarse las aficiones librescas del príncipe y su consorte, Margarita de Valois. Pero, además de la tesis que hemos desarrollado sobre la indudable hispanofilia política y dinástica del retratado, uno de los postulados que constituyen el hilo conductor del ensayo proporciona abundante materia para el debate. ¿Fue Manuel Filiberto de Saboya quien introdujo en el noroeste de Italia las estructuras del estado moderno? La respuesta es sí, al menos para quien las entienda como mero reforzamiento de la autoridad ducal. Lo cierto es que ya sólo en el terreno administrativo y fiscal, su gobierno hizo frente a un sector burocrático aún aferrado a prerrogativas corporativas, y el propio soberano mantuvo un concepto patrimonial del estado de impronta aún premoderna (pág. 405). Merlin deja claro que sí supo rodearse, como buen político, de hombres de confianza y lealtad probada. Hoy hablamos de un formidable personaje y de un estupendo libro de historia de lectura imprescindible.

“Manuel Filiberto. Duque de Saboya y General de España”

Pierpaolo Merlin

Madrid, Actas, 431 pág.

ISBN: 978-84-9739-077-4


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