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Los secretos de un soberano medieval

Andrés Merino

Jaime I ha sido un monarca muy apreciado en Valencia y Mallorca, dos de los territorios de la histórica Corona de Aragón. No lo ha sido tanto en Cataluña y el propio Aragón, donde su reinado se interpreta en ocasiones como un mero conjunto de empresas de expansiones territoriales en el marco de la Reconquista. En todo caso es imposible interpretar su figura sin atender el marco político y dinástico de los reinos que conformaban la península en el siglo XIII, un tablero político y militar que era también un frondoso bosque familiar. Más bien genealógico, pues las alianzas estratégicas fueron casi siempre de la mano de matrimonios y alianzas de sangre. Esta perspectiva en la que los enemigos y aliados de reyes, príncipes e infantes eran sus propios sobrinos, tíos o primos nunca se pierde de vista y es hilo conductor en la biografía que del monarca ha presentado Stefano Maria Cingolani, publicada en español por Edhasa.

El biografiado reinó durante casi tres cuartas partes del siglo XIII y proporcionó, por primera vez en la historia, una visión propia de lo que había sido su vida y gobierno. Se trata del “Libro de los hechos”, una fuente imprescindible para la reconstrucción del periodo que fue empleada por la historiografía posterior para la construcción de un mito particularista y regional. Cingolani ha abordado abiertamente la cuestión poniendo de manifiesto que esa auto-crónica del monarca se redactó en sus últimos años, por lo que contiene elementos de justificación personal que deben ser reinterpretados en su contexto. Esa consideración no significa necesariamente una pérdida de valor, pues contiene valiosos datos sobre la psicología y los objetivos vitales del soberano. A ello hay que añadir un segundo texto con su correspondiente hilo conductor: el testamento y sus intrincadas cláusulas, un documento verdaderamente complejo escrito claramente a la luz de la concepción patrimonial de los estados medievales, algo que suele ser criticado por quienes gustan de introducir elementos valorativos ajenos a la época que analizan. Afortunadamente, en esta ocasión no ha sido así y el acercamiento del biógrafo es rico en matices.

El autor destaca la necesidad que tuvo Jaime I de ejercer continuos equilibrios diplomáticos. Sorprende la abundancia de referencias a los mismos en un texto aparentemente llamado a no pocas alusiones a enfrentamientos bélicos en los que la sangre y la espada parecían destinadas a ser protagonistas. Es coherente. La Europa del XIII era un conjunto de frentes abiertos en el que la lucha contra lo musulmán era quizá lo más llamativo, pero el Mediterráneo no sólo bañaba las costas de Murcia, Valencia o Mallorca. También el este del Rosellón. Con frecuencia se olvida la intensa presencia hispana en el territorio, habiendo nacido el propio Jaime I en Montpellier. Mucho más que un símbolo. Al final, su reinado centra cuestiones importantes: dota a órganos como las Cortes de un notable protagonismo político y consagra la vocación naval de la Corona de Aragón. Todo eso y mucho más se presenta de manera atractiva en una biografía bien trazada, de ágil lectura. Un libro que merece la pena.

“Historia y mito del rey Jaime I de Aragón”

Stefano Maria Cingolani

Barcelona, Edhasa, 446 pág.

ISBN: 978-84-350-2697-0

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