Hasta el 28 de marzo en la Galeria dels Àngels, Barcelona.

En 1966 el cineasta italiano Michelangelo Antonioni adaptó una novela de Julio Cortázar y con ello rompió los límites institucionales que la Nouvelle vague y todas las sucesivas interpretaciones europeas habían asentado. Blow up se llamaba el filme que se convirtió, casi de inmediato, en una cinta de culto.

La Galeria dels Àngels de Barcelona presenta Blow up Blow up, el nuevo proyecto de Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) y se suma al homenaje  que el Palau de la Virreina dedicó al Premio Nacional de Fotografía 1998 el pasado mes de febrero organizando la primera retrospectiva de su obra: De Facto. Joan Fontcuberta 1982-2008.

La muestra está basada en este conocido filme en el que el cineasta toma como pretexto el relato heterodoxo de un asesinato para indagar el trasfondo conceptual de la frontera entre la realidad objetiva -aquella que parecería asimilada a la fotografía- y la ilusión.

Joan Fontcuberta es uno de los artistas cuya obra traspasa los límites de lo artístico para cuestionar la realidad. Considerado como uno de los mejores fotógrafos españoles, Premio Nacional de fotografía 1998, su obra forma parte de las más destacadas colecciones de arte contemporáneo públicas y privadas del mundo. Su producción gira sobre un eje fundamental: la crítica de la verosimilitud de la fotografía, de su potencial como contenedor de convicción y verdad. Fontcuberta considera que el paradigma real-irreal ha sido sustituido por verosímil-inverosímil.

Muchas de sus piezas tratan sobre el modo en que la imagen fotográfica interactúa y suplanta a la realidad, sobre cómo las relaciones surgidas por su carácter de huella determinan su posterior aceptación como testimonio. Otras, más narrativas, analizan críticamente las posibles funciones sociales de la fotografía, como su uso en la ciencia, en la prensa, en la política o en el arte.

A partir de los fotogramas duplicados de una copia en 35mm de la película, Fontcuberta nos propone la acción de seguir ampliando unos negativos en el punto donde Thomas, el protagonista del relato, se detiene. El gesto de Fontcuberta apunta al cadáver de la propia representación. Las imágenes son documentos cuestionables, Fontcuberta quieres hacer visible las tensiones de la fotografía. Por más real que parezca, cualquier imagen contiene la amenaza de una falsedad inevitable.

Las monumentales ampliaciones pierden toda referencia de la escena inicial para permitir emerger en cambio toda la información intrínseca al propio soporte de la película (el grano, los arañazos, las formas irreconocibles de manchas blancas y negras…). Fontcuberta con ello nos sumerge hasta el grado cero del material fílmico y nos transporta, atravesando toda posible significación, hasta su naturaleza más íntima.

Para su sistemático análisis de la imagen y defensa de la duda, Fontcuberta se vale de toda clase de estrategias -casi nunca exentas de un marcado sentido del humor-, como la parodia, o como las acciones de intoxicación informativa con las que consigue poner en jaque nuestra propia credulidad. También se vale ciertos recursos tácticos propios del ilusionismo, del género fantástico o de una puesta en escena dramatizada hasta el esperpento: construir imposturas al tiempo que se nos ofrecen las herramientas para desactivarlas.

Beatriz García Moreno

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1 COMENTARIO

  1. Blowuo (Antonioni) no está basa en una novela der Cortázar, sino en el relato Las babas del diablo, del gran cronopio Cortázar, que sólo publicó una grandísima novela: Rayuela.

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