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Homenaje a Josef Svoboda, el escenógrafo de la luz, en el Teatro Fernán Gómez

La escenografía teatral contemporánea bebe de una fuente de inspiración con nombre propio: Josef Svoboda. El Centro de Arte Teatro Fernán Gómez dedica al escenógrafo checo, del 17 de diciembre al 15 de febrero, la primera gran retrospectiva tras su fallecimiento en el 2002. La exposición reproduce un concepto expositivo sugestivo y evocador de los espacios teatrales diseñando por Svoboda.  Este es un proyecto desarrollado durante dos años por el Teatro Fernán Gómez,  Giorgio Ursini Ursic y Ángel Martínez Roger, comisarios de la exposición,  y que ha contado con la colaboración del único iluminador que trabajó con Svoboda, Vinicio Cheli. La inauguración contó con la presencia de Mora Apedra, directora del Teatro; los comisarios y la hija del escenógrafo Sarka Polak-Hejnová.

La muestra acoge una veintena de maquetas, algunas de ellas móviles; varios documentales, responsabilidad del documentalista Fernando Carmena y la recreación de varias escenografías a modo de instalaciones practicables. Estas piezas tienen procedencia diversa como el Teatro Regia Emilia, la Linterna Mágica de Praga, el Teatro Picolo de Milán y del Festival Maserata. Para Svoboda la arquitectura debía servir para generar recintos de comunicación y a través de la luz provocar la transformación en el tiempo. Bajo estas pautas creó más de trescientas escenografías destinadas para teatros y óperas. Setecientascincuenta más esperan en un archivo para ser digitalizadas y hacerlas públicas.

Creó escenografías para la Opera Metropolitan de Nueva York, la Gran Ópera de París, la Royal Opera House del Covent Garden de Londres o la Scala de Milán. Apenas trabajó en España pero esta exposición llena la ausencia, dijo Ursini y continuó: “La muestra es muy poética, hemos demostrado lo que fue capaz de hacer en sus años de trabajo”.  “A los dieciocho años visitó uno de los palacios checos con su padre. Cuando sonaron las campanas, mientras miraba el patio del palacio, descubrió que el sonido y la luz configuraban el sentido espacial, esa cuarta dimensión”, explicó como origen de sus creaciones Martínez Roger.  Sus creaciones escenográficas mezclaban la influencia constructivista y la tradición, mostrando la dicotomía entre lo clásico y lo experimental. Inventar espacios tradicionales mediante instrumentos inéditos fue una constante de su labor artística.

La innovación técnica dio contenido teatral y dramático al espectáculo, la luz es el elemento transformador principal.  “Fue un gran experimentador y descubridor de métodos plásticos poco habituales. Su materia prima es la oscuridad y de ella sale su teatro”, recordó su hija Sarka Polak-Hejnová. La luz, a través de distintas calidades y soluciones lumínicas, podía contar estados emocionales y dramáticos. En 1967 creó uno de sus efectos especiales más famosos, un pilar de luz de tres dimensiones. Es responsable de la famosa cortina de luz blanca creada por unos focos diseñados por él y llamada Svoboda en reconocimiento a su creador.

Fue el fundador y director artístico de “La Linterna Mágica” de Praga junto a los directores Alfredo Radok y Otomar Krejca. “La linterna Mägica” obtuvo fama mundial como el “teatro de los milagros”. La base de este éxito fue la creación de los sistemas llamados de polivisión y poliecrán, que combinaban el teatro y el ballet en vivo con el cine.

Svoboda realizó el viejo sueño de los visionarios de la escenografía moderna, Adolphe Appia y Eduard Gordon Craig, inspirando el teatro de hoy, desde Robert Wilson a la Fura dels Baus. Decía Svoboda: “Sentado en el patio de butacas miro al espacio oscuro, empiezo a temer que no podré atravesarlo y siempre deseo que este miedo no desaparezca”.

Beatriz García Moreno