“Santiago Apostol en la Batalla de Clavijo” (1695), de Luca Giordano, ubicado en la cabecera de la iglesia del madrileño convento de las Comendadoras de Santiago, está siendo restaurado por la Comunidad de Madrid dentro del plan de Rehabilitación del Patrimonio. La vice-consejera de Cultura y Turismo, Concha Guerra, junto con José Luis Martínez-Almeida; director general de Patrimonio Histórico acompañados de Pilar Mena, jefe de Área de Bienes Culturales; Emmanuela Gambino, arquitecta del programa y Guillermo Fernández acudieron a comprobar la evolución del plan de rehabilitación.

La Comunidad de Madrid, a través de la Dirección General de Patrimonio Histórico, y en convenio con la Fudación Cajamadrid, ha destinado más de 66.000 euros a la rehabilitación de esta pieza de gran valor patrimonial. Concha Guerra recordó el interés desde la Comunidad de Madrid por rehabilitar el patrimonio, para ello ha destinado 4 millones de euros al Plan de Rehabilitación del Patrimonio.

El artista napolitano Luca Giordano (1634-1705) fue uno de los más considerados en su época. Artista por excelencia del barroco español, su amistad con José Ribera, con el que comenzó a trabajar muy temprano, le abrió las puertas de España durante el reinado de Carlos II. Este aprendizaje se nutrió de los innumerables viajes por Roma, Venecia y otras ciudades donde conoció las técnicas de la época. Popularmente se le conocía por la rapidez de ejecución de sus obras a la manera de Rafael, Tiziano y Rubens, que le valió el sobrenombre de Luca “fa presto” (el rápido).

En 1692 es llamado por Carlos II para ejecutar los frescos de la escalera y la capilla del Monasterio del Escorial. A esta obra le siguieron otros encargos importantes en Madrid como fueron los frescos del Casón del Buen Retiro, la bóveda de Nuestra Señora de Atocha y la Iglesia de San Antonio de los Alemanes. Llegó a ser nombrado Pintor de Corte pero, con la subida al trono de Felipe V y la difícil situación del reino, decide regresar a Nápoles donde muere, poco después, en 1702.

Entre los numerosos encargos que Luca Giordano recibió de órdenes religiosas se encuentra el cuadro de “Santiago Apostol”.  El tema representa la aparición del Apóstol Santiago en la batalla de Clavijo en el año 859. Durante esta batalla y según la tradición,  el santo ayudó milagrosamente al ejército del rey Ramiro I de Asturias, venciendo así al ejército de Abderramán II.

Estructurada en dos planos, con un cielo luminoso y gran cantidad de figuras en violentos escorzos se distribuyen en una composición organizada en diagonales, reforzadas por focos de luz que dirigen la atención a la figura principal.

En verano del 2007, un pequeño terremoto provocó la aparición de una grieta en el testero o cabecera de la iglesia. En este mismo lugar se encontraba la pieza de Giordano que, sin daños causados por el movimiento de tierra, se retiró y se trasladó al coro debido a las intervenciones de urgencia realizadas en el convento.

Fue en este traslado al coro cuando comenzaron las labores de rehabilitación del cuadro. Esta primera intervención consistió en un exámen previo de la capacidad de sustentación del bastidor y el estado estructural del lienzo. El peligro de desprendimiento obligó a dotas de una protección temporal a la película pictórica mediante un empapelado adhesivo.

El delicado estado del cuadro y sus dimensiones (6,80 x 3,60 m) hizo necesario la construcción de un rodillo de gran diámetro con un eje para enrollar el cuadro y que no tocase el suelo. Una solución en beneficio de la pintura. Guillermo Fernández y el equipo de restauración TRACER apuntaron lo novedoso de este procedimiento, además “la superficie plana del bastidor se ha reforzado con una trasera inerte para que no haya tensiones entre lienzo y bastidor”.

Del proceso de restauración, iniciado hace tres meses, destaca el uso de un nuevo materia, el aerolán. “Se trata de una fibra de vidrio y aluminio, empleada para aviones, algo muy novedoso en el ámbito de la restauración”. Esta lámina, muy reciente en el mercado “asegura la estabilidad del lienzo al 90% y evita futuras craqueladuras”, explicó Guillermo Fernández.

En estos momentos el cuadro se encuentra en la última fase de restauración. El cuadro presentaba envejecimiento en las fibras de soporte, roturas y deformaciones de la tela original. Además de numerosos repites, craqueladuras y multitud de capas de barniz, que le habían conferido un tono ambarino ocultando la calidad cromática del cuadro.

Las restauradoras de TRACER se encontraron con un lienzo “con bastantes repintes y mucha suciedad ambiental, prácticamente no se veía la diferencia entre la parte inferior y superior. Lo primero que hicimos fue eliminar los repintes. Las pérdidas surgidas se han estucado y se ha dado color para armonizar las diferentes partes”. Toda una labor basada en la mínima intervención, “ahora ya sólo queda barnizar y ajustar todas las reintegraciones”, explicaron.

Giordano fue menospreciado durante años, cuestionado por la rapidez de su trabajo y haciéndole responsable de la decadencia de la pintura española. Sin embargo, hoy nadie cuestiona su influencia y la trascendencia de su obra sobre Goya.

Beatriz García Moreno

Artículo anteriorEl Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid restaura más de 170 restos arqueológicos en 2008
Artículo siguienteLibro de la Cámara Real del Príncipe Don Juan