Ciudad de realidades

Por Andrés Merino

No es un tópico afirmar que Sevilla es una de las ciudades más bellas de España. Al menos es lo que dicen numerosas encuestas, en la que la capital del Guadalquivir ocupa los primeros puestos, junto a Toledo o Barcelona, entre las preferencias de los visitantes extranjeros. Sevilla tiene esa extraña cualidad de representar por si misma todo nuestro país. Lo hace con su pasado, pues sus calles, sus edificios y su huella artística y cultural son un auténtico compendio de historia, especialmente en los periodos romano, árabe y renacentista. En su presente destaca el dinamismo que aporta ser capital administrativa de una de nuestras más extensas comunidades autónomas. En el futuro, está llamada a continuar su desarrollo social, turístico, empresarial o económico…

Sevilla es un mosaico de realidades que quieren ser un todo, y ese todo local pero universal es lo que ha querido reflejar Manuel Roldán con un libro poco convencional. Historiador del arte, nos propone una mezcla de relato histórico ameno y un recorrido intelectual, con las mejores técnicas de una atractiva guía turística, donde las ilustraciones juegan un destacado papel. La calidad de la edición de Almuzara hace el resto: un buen libro idóneo tanto para quien visita la ciudad como para quien quiere leer sobre ella.

Roldán ordena datos y los cocina con maestría: Una atalaya ovalada, a unos quince metros de altura, proporcionó seguridad al primer asentamiento hispalense en el siglo VIII antes de Cristo, pues desde la zona comprendida entre la actual Cuesta del Rosario, el barrios de Santa Cruz, la iglesia de San Nicolás y la calle Francos se veía como las zonas aledañas se inundaban con frecuencia. En el mismo siglo los fenicios llegarían a levantar una muralla primitiva, pero muy cerca de allí los romanos crearían su primer asentamiento permanente, una ciudad en sentido estricto, en la península: Itálica. Pero la romana Híspalis acabaría por convertirse en capital de la provincia Bética. Sevilla comenzó su larga Edad media como una de las principales ciudades de Occidente: en el año 426 fue invadida por los vándalos. Siglo y medio después, vivió la lucha de Leovigildo y su hijo Hermenegildo y la importante labor de San Isidoro. Su obispo, Don Oppas, abandonaría a don Rodrigo en Guadalete, y de ahí a los cinco siglos de dominación musulmana, hasta que en 1248 Fernando III la reconquista.

El libro subraya aspectos interesantes y datos poco difundidos: hacia 1591, Sevilla superaba los 140.000 habitantes –bastantes más que Madrid- y era, tras Londres, París y Nápoles, la ciudad más poblada de Europa. Y sus Reales Alcázares albergaron entre 1729 y 1733 –el llamado “Lustro Real”- a la Familia del Rey Felipe V, lo que la convirtió de facto en la capital de los reinos de la Monarquía de España. Roldán destaca convenientemente hechos como la aportación de la ciudad a la historia de la escultura, su condición de puerto de negocios con el Nuevo Mundo o la importancia de las Exposiciones iberoamericana de 1929 y universal de 1992. Todo ello y muchas más aportaciones, entre las que destacan las explicaciones razonadas de su crecimiento urbano convierten al libro en un buen referente bibliográfico sobre Sevilla, cuya lectura recomendamos.

“Historia de Sevilla”

Manuel Jesús Roldán Salgueiro

Córdoba, Ed. Almuzara, 214 pág.

ISBN: 978-84-88586-24-7

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