Un importante legado documental que contiene una parte significativa del archivo epistolar del escritor y otros manuscritos
El ministro de Cultura, César Antonio Molina, ha entregado al rector de la Universidad de Salamanca, José Ramón Alonso Peña, unos manuscritos del archivo epistolar de Unamuno, que serán depositados en la Casa Museo del escritor en la capital salmantina.

El conjunto, unas 900 cartas, contiene correspondencia mantenida entre Miguel de Unamuno y su mujer, Concha y sus hijos; con políticos como Eduardo Dato; escritores entre los que se encuentran Ramón Menéndez Pidal, Eduardo Marquina, Fernando de los Ríos, Rubén Darío y editores. También figura un manuscrito autógrafo de tres cuartillas titulado Mi mirador de la Cruz.

El Ministerio de Cultura consiguió, en el año 2007, detener en los tribunales la subasta prevista de estos bienes del patrimonio documental, que ahora pasan a completar el legado del escritor.

Breve historia de los documentos
La sala Durán tenía previsto subastar en Madrid el día 27 de marzo de 2006 nueve lotes de manuscritos pertenecientes al archivo epistolar de Miguel de Unamuno. Ante este anuncio, el Ministerio de Cultura resolvió aplicar una medida cautelar consistente en declarar inexportables dichos manuscritos para garantizar su permanencia en España.

La documentación que se iba a subastar estaba en posesión de un particular, Manuel Villén, residente en Córdoba, al que el Ministerio interpuso una demanda para aclarar la titularidad de los documentos ya que estos lotes formaban parte del conjunto del archivo epistolar que el Estado había adquirido y del que ya había depositado la mayor parte en Salamanca. En el proceso, Villén argumentó que las cartas objeto de litigio se las había donado en 1969 Felisa de Unamuno, hija del escritor, debido al afecto que le profesaba y en agradecimiento por el trabajo que había hecho para la publicación de la obra completa de su padre. Ante esta situación, toda la familia Unamuno colaboró plenamente con el Ministerio para poder resolverla.

El 13 de marzo de 2007, el Juzgado de Primera Instancia Número 4 de Córdoba falló a favor del Ministerio de Cultura al dictaminar que estos documentos eran parte del total de los adquiridos por el Estado. En la argumentación de la sentencia, el Juzgado entendía que “la supuesta donación nunca existió y que Manuel Villén debió entrar en posesión de la correspondencia como consecuencia del proyecto de publicación de las obras completas de Unamuno por la editorial en la que trabajaba, ya desaparecida, y que nunca culminó.

Desde la sentencia, este importante legado ha permanecido custodiado por el Ministerio de Cultura hasta su entrega hoy, en depósito, a la Universidad de Salamanca.

Entrega del legado de Unamuno
Universidad de Salamanca

2 de junio de 2008

Intervención del Ministro de Cultura

Rector, alcalde, delegado del Gobierno, familiares, Autoridades, señoras y señores:
Hoy culminamos un proyecto iniciado hace más de dos años por el Ministerio de Cultura para garantizar la conservación efectiva del Patrimonio Histórico, el disfrute por parte de todos y su transmisión a las generaciones futuras.
Es un caso de singular relevancia por tratarse del legado de una de las cumbres de la cultura escrita en nuestra lengua: Don Miguel de Unamuno, el rector eterno de esta universidad.
El 17 de marzo de 2006, el Ministerio de Cultura declaraba inexportables nueve lotes de manuscritos pertenecientes al Archivo de don Miguel de Unamuno, cuya subasta se había anunciado para unos días más tarde.
Se trataba de unas 900 cartas cruzadas con sus familiares, amigos, políticos y escritores, junto a algunos manuscritos autógrafos de notas para conferencias y artículos, entre los que destacan las tres cuartillas del titulo Mi mirador de la Cruz.
Con esta medida se garantizaba la permanencia en España de este conjunto extraordinario de nuestro Patrimonio documental y constituía la primera de una serie de acciones encaminadas al esclarecimiento de su propiedad. Una propiedad que pertenecía al Estado.
El legado epistolar que contienen estas 25 cajas —con correspondencia significativa de Ángel Ganivet, Eduardo Marquina, Giner de los Ríos, Rubén Darío, Menéndez Pidal, Eduardo Dato y de tantos otros nombres importantes de la historia de España y de nuestra cultura— complementa el fondo de Unamuno del Archivo de esta Universidad, que lo custodiará y pondrá a disposición de los investigadores.
El lugar de esta documentación tan personal no podía ser otro que aquél en el que el escritor dejó la huella de sus pasos y de sus ideas: en Salamanca. Un lugar que desde el fondo de nuestra historia ha sido para todos nosotros “madre nutricia” y horizonte de libertades, y que para siempre permanecerá unida en nuestro imaginario a don Miguel de Unamuno, defensor vehemente, como se sabe, de esta causa, la de la libertad, por ser “uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”, por emplear la célebre frase de otro Miguel al que siempre volvía nuestro rector.
Con esta entrega -junto a las más de 120.000 cajas que vendrán próximamente del Archivo de Alcalá, y con muchos más documentos llegados desde Francia, Bélgica, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Méjico, Uruguay, Argentina, y otros muchos países-, estamos contribuyendo al crecimiento de ese magnífico archivo del recuerdo y de la libertad en que se ha convertido Salamanca. Y es que Salamanca, que siempre ha estado en el centro de nuestra memoria, es ya el lugar, el Centro de la Memoria de todos.
De alguna manera, con la entrega de este legado aquí, en esta ciudad, cumplimos la orden poética de Unamuno, cuando dice:

Cuando yo muera,
guarda, dorada Salamanca mía,
tú mi recuerdo.

Y cuando el sol al acostarse encienda
el oro secular que te recama,
con tu lenguaje, de lo eterno heraldo,
di tú que he sido.

Pues bien, aquí se queda este legado. En esta Universidad que, de camino hacia su 8º Centenario de su creación, ha contado en su claustro con algunas de las más importantes figuras del pensamiento y la creación en español, tales como Nebrija, Fray Luis de León, Francisco de Vitoria, Tomás y Valiente, Lázaro Carreter y, naturalmente, don Miguel de Unamuno.
Un legado que, junto a su obra y su memoria, da testimonio inequívoco de quién fue don Miguel de Unamuno.
Todos debemos felicitarnos por ello.
Muchas gracias

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