Una valiosa cosmovisión política

Por Andrés Merino

Afirmar que muchos políticos brillaron intelectualmente en la España de Felipe III y Felipe IV puede generar un rico debate. Enseguida entraría en liza la calificación de la época como de crisis institucional, pero se opondrían seguro ejemplos como poemas y sátiras y un formidable elenco de pruebas del que fue quizá el mejor periodo de nuestra dramaturgia. Si pocos servidores de la res pública fueron los que se dedicaron a la literatura como arte, los textos de arbitristas muestran que sus redactores los concibieron mucho más allá de meros discursos políticos. Éste y otros méritos convergen en la figura de Juan de Solórzano Pereira, cuya biografía, con el acertado título de “Consejero de ambos mundos” ha sido publicada con la calidad editorial que le caracteriza por el Instituto de Cultura de la Fundación MAPFRE. Como fruto de un proyecto de investigación comenzado en 2002, Enrique García Hernán, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, traza un retrato del jurista madrileño que desde sus primeras páginas despierta gran interés. Para el historiador, las tres obras más relevantes del Solórzano son tres: la primera sobre el Gobierno de las Indias, la segunda un tratado sobre el modelo de Príncipe cristiano y la tercera una serie de discursos políticos.

Sin duda puede afirmarse que Juan de Solórzano tuvo un privilegiado sentido de estado en lo que entonces era la Monarquía de España, una misma corona que respiraba con dos grandes pulmones, como se afirma con frecuencia de manera simbólica. Su estancia de casi dieciocho años en Perú, primero como oidor de la Audiencia de Lima y luego como gobernador de Huancavelica; su participación en la defensa de plazas como Cañete y El Callao, contra los holandeses, fueron experiencias que le hicieron consciente de la necesidad de una defensa teórica y real de los estados del monarca al que sirvió. Para las Indias, Solórzano fue valedor de medidas de defensa de sus naturales, haciéndolas perfectamente compatibles con la estrategia internacional del gobierno en cuyo nombre actuaba. La flexibilidad de sus teorías hizo que su obra haya sido evaluada y difundida con los más distintos calificativos: defensor de los criollos y antecedente intelectual de los procesos de emancipación, promotor de los derechos comparable a Bartolomé de las Casas… pero también adalid de las ventajas del Patronato Regio y hábil polemista en contra de la leyenda negra.

Especial atención merece el tratado que dedicó al Príncipe de Asturias, Baltasar Carlos, primer hijo varón de Felipe IV que llegó a la juventud. A pesar de constituir un auténtico legado de cosmovisión política, “Emblemata” no fue la única obra que ofrendó al heredero, pues ya le había dedicado en nombre de la Academia Literaria madrileña, a la que pertenecía, siete elegías como “gran esperanza de España”, un opúsculo de poco más de tres decenas de páginas en el que definía al joven como “querido alumno de las Musas”. Caído el Conde Duque de Olivares, muchos pusieron ya sus esperanzas en la sucesión del trono. Del análisis que García Hernán hace de estos y otros escritos destaca la consideración de que, al redactarlos, Solórzano se mostró adepto a una suerte de olivarismo moderado, a un seguimiento de las tesis del Conde Duque sin su presencia: “Las ideas olivarescas tras la muerte del valido yacieron por el suelo, pero no fueron pisoteadas, las recogieron, cada uno a su modo, los que él había apadrinado”. Pero el malogrado Príncipe apenas sobrevivía dos años a don Gaspar de Guzmán, y los “Emblemata” no fueron editados hasta 1651.

“Consejero de ambos mundos” es un esfuerzo biográfico de gran calidad que merece los elogios propios del rigor y objetividad. La documentación manejada y la honradez al reconocer lagunas confirman la calidad de un trabajo excelente que aporta una visión formidable a los historiadores, sobre todo del derecho.

“Consejero de ambos mundos. Vida y obra de Juan de Solórzano Perea (1575-1655)”
Enrique García Hernán

Madrid, Fundación MAPFRE. Instituto de Cultura, 421 pág.

ISBN: 978-84-9844-056-0

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