Comienza la restauración de las pinturas de la escalera principal de las Descalzas.

Patrimonio Nacional y el BBVA continúan con su convenio de colaboración firmando un nuevo acuerdo para restaurar las pinturas murales de la escalera principal de las Descalzas Reales.

El gerente de Patrimonio Nacional, José Antonio Bordallo, y el Director de Comunicación e Imagen de la entidad financiera, Javier Ayuso, fueron los encargados de suscribir el acuerdo que permitirá devolver el esplendor a estos murales. El BBVA aportará 200.000 euros y Patrimonio añadirá otros 100.000 euros para acometer las obras de restauración del Monasterio de las Descalzas Reales, antiguo palacio donde residieron Carlos I e Isabel de Portugal y donde nació su hija Doña Juana de Austria fundadora del Monasterio y hermana del Rey Felipe II.

Esta unión entre Patrimonio Nacional y el BBVA forma parte de una serie de colaboraciones entre las entidades que ya ha acometido varios proyectos como la restauración de la Galería de Reyes y Damas de los Reales Alcázares de Sevilla o los lienzos realizados por Tiziano, La última cena y San Juan Bautistas, que decoran la Sala Capitular del Escorial.

El Monasterio de las Descalzas Reales fue fundado en 1557 por Doña Juana de Austria desde entonces muchas damas de la nobleza se recluían en este monasterio aportando su ajuar, consistente en la mayoría de los casos en un gran e importante número de obras de arte. Las religiosas de la Orden de las Clarisas Franciscanas, llegaron en 1559 procedentes del Monasterio de Gandía. De esta forma el monasterio se enriqueció con obras de imaginería religiosa, pinturas, textiles, orfebrería… La fundación real de este convento de la orden Clarisa Franciscana dota de unas especiales características al edificio de ahí que encontremos una decoración tan rica y variada a lo largo de los siglos, algo que se muestra en las obras a restaurar. El primigenio edifico se ubicó en la casa- palacio de don Alonso Gutiérrez, contador del emperador, y sus aledaños. Un edificio de trazas renacentistas que conserva su escalera de estilo toledano intacta.

En este lugar se han ido reuniendo un gran número de piezas de arte como los famosos tapices de Rubens del “Triunfo de la Eucaristía” encargados por la Infanta Isabel Clara Eugenia; lienzos firmados por Tiziano, Rizzi, Van Dyck o Carreño de Miranda. A estas piezas se suman una importante colección de obras de orfebrería, textil o esculturas entre las que destacan las obras de Pedro de Mena, recientemente restauradas. Un Ecce Homo junto a dos Dolorosas que se ubican en la planta baja, al final del recorrido, en una estancia decorada con la vida de San Francisco y que por primera han sido vistas por el público fuera de sus urnas.

Las pinturas de la escalera, de las que hay un desconocimiento documental que pretende subsanarse con la elaboración de un catálogo tras la finalización de las obras, fueron realizadas en el s. XVI y s. XVII. En ellas conviven varios temas, desde un bucólico paisaje con San Juan Bautista y el cordero, en el primer rellano, a un calvario y un Cristo yacente en el plano superior. A estos se suman el Balcón Real, compuesto por la familia de Felipe IV, en el segundo tramo de la escalera, y un conjunto, fechado en 1684, formado por los siete Arcángeles, el Ángel protector de la comunidad y el Ángel Custodio que representa las virtudes y dones de Dios Padre.

Algo más conocemos sobre la decoración de la bóveda que reproduce una arquitectura fingida entre las que se encuentran las cuatro virtudes teologales, medallones con santos y un Rompimiento de Gloria en el techo, atribuido a Claudio Coello.

Este convento que hasta hace pocos días ha sido una de las sedes de la exposición Caminos de Guadalupe, permanecerá en obras al menos un año, tiempo que se prevé que dure la restauración de las pinturas. En estos meses se instalaran diversos andamiajes en diferentes fases para evitar el cierre al público.

En 1987 Patrimonio Nacional, administrador de Descalzas Reales, recibió el Premio del Consejo de Europa como Museo del Año, debido a su gran valor artístico y a su carácter de recinto no convencional. Sede de un Monasterio de Clausura en el centro de Madrid y habitado por clarisas franciscanas desde su fundación en el siglo XVI, su apertura como museo y lugar de culto permite conocer sus bienes arquitectónicos, pictóricos, esculturas, textiles, y las diversas donaciones que han enriquecido el conjunto durante cinco siglos.

Estas fueron las razones que consideró el Consejo de Europa a la hora de conceder al Monasterio de Las Descalzas Reales este galardón, que supone un reconocimiento más a la labor que, día a día, llevan a cabo las personas que se encargan de su conservación y mantenimiento.

Su concepción es y ha sido, a través de la historia, excepcional por la vinculación a la Corona Española -es una Fundación Real-, la propia vida monacal y las dotes aportadas por fundadoras y religiosas que han ido tejiendo una fisonomía única. El edificio y las obras de arte que alberga, se han mantenido desde época de fundación por el importante papel que desarrollan en el carácter espiritual de las religiosas y en la vida de clausura que han llevado hasta nuestros días.

Por recomendación de su confesor Francisco de Borja, Juana fundó en 1557 el Convento de Nuestra Señora de la Consolación para clarisas descalzas (Convento de las Descalzas Reales, como se conoce popularmente) en el palacio de Madrid donde ella había nacido y en Alcalá de Henares el Real Colegio de San Agustín. En 1559, a la vuelta de Felipe II, se retiró de la vida política para dedicarse aún más a la vida religiosa, aunque siguió siendo un robusto apoyo para el partido ebolista. Juana de Austria conservó hasta la muerte el género de vida que llevó desde ese año: mitad religiosa y mitad de corte. Falleció en el Monasterio de El Escorial, en 1573; pero fue enterrada en el Convento de las Descalzas Reales de Madrid, en un sepulcro realizado por Pompeo Leoni.