La audiencia de la COPE de hoy martes 1 abril se ha quedado atónita ante el varapalo que le han propinado al alimón Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos a la neófita Soraya Sáenz de Santamaría. Soraya que ha saltado a la fama tras la larga siesta de Rajoy tres semanas después de su derrota en las generales al ser nombrada portavoz del Grupo Parlamentario; es decir: la que da la cara en todas las ruedas de prensa, se las prometía muy felices acudiendo al programa estrella de los votantes del PP, pues la han dado hasta en el carné de identidad.

Imaginamos que si Mariano Rajoy ha confiado en ella debe tener más méritos que los de haber acudido a las tertulias de TV, especialmente las de Telemadrid, ya que allí juega en casa. Su puesto es el más importante de cara al electorado, después del jefe, porque se ha garantizado salir casi todos los días en los telediarios y, salvando el paréntesis de Zaplana manifiestamente mejorable, ocupa el mismo papel que desempeñó Rodrigo Rato y que tantos réditos dieron a Aznar.

Bienvenidas sean las caras nuevas a la política, sabia joven y femenina –esperemos que no de cuota- pero siempre y cuando que no intente convencer a dos zorros de la política como Federico y Pedro J. que su nombramiento es democrático y que cualquiera puede presentarse al Congreso del PP en junio con posibilidades de ganar.

La intervención de Soraya en La Mañana fue un completo desatino, con balbuceos y silencios que en la radio equivalen a un “no sabe, no contesta…” En el colmo de su buena voluntad la portavoz se ha comprometido a ir más veces a esta emisora y contestar ¡pásmense! durante dos horas a las preguntas de los tertulianos. Es muy libre la portavoz pepera pero más le valdría ir entrenándose con la SER que a buen seguro le hace la vida más fácil y las preguntas más sencillas. La entrevista de Gabilondo en la campaña electoral a Mariano Rajoy en Cuatro TV se nos antoja un juego de niños comparándola con el tercer grado a la que fue sometida esta, dicen que brillante, abogada del Estado. De todas formas el periodismo en libertad tiene estas cosas y si no que se vayan aplicando la medicina de Churchill cuando recordaba que los peores enemigos son siempre los de tu propio partido. O como decía Pío Cabanillas: “cuerpo a tierra que vienen los nuestros…”

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