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Luis Alfonso de Borbón

El peso de la historia

Por Andrés Merino

Hay un tipo de biografía que levanta enseguida la sospecha de cualquier historiador. Es aquella que se presenta como “definitiva”, con un orgullo desmedido motivado por aportaciones que se creen únicas al trazar el perfil de un personaje. Más dudas despiertan aún esos mismos libros cuando son sobre personalidades vivas. Hay otros ensayos biográficos que, por el contrario, despiertan interés, pues se confiesan desde el principio como una contribución más al estudio de la historia, con letra minúscula pero con fundamentos mayúsculos. Este último caso es el del ensayo que David Botello ha dedicado a Luis Alfonso de Borbón, publicado por Espejo de Tinta. Un libro de gran interés dedicado a un hombre que a pesar de su edad –treinta y cuatro años- cuenta con un sobresaliente pasado dinástico y un notable presente personal.

Luis Alfonso Gonzalo Víctor Manuel Marco de Borbón Martínez-Bordiu, segundo de los dos hijos de Alfonso de Borbón Dampierre, Duque de Cádiz, nació el 25 de abril de 1974. Miembro de un linaje histórico, vino al mundo en un día con historia: en esa misma jornada estalló en Portugal la llamada Revolución de los claveles, que acabó con el gobierno de Salazar. Su homólogo en España, Francisco Franco, fue informado enseguida del parto de la mayor de sus nietas, Carmen, que dio a luz en la clínica de San Francisco de Asís. Como su hermano Francisco, entonces con un año y medio de edad, reunía una doble condición única en la historia de España: ambos eran bisnietos de un rey, Alfonso XIII, y del general que había vencido en la Guerra Civil. Los dos, protagonistas del siglo XX español, habían ostentado en total casi sesenta y cinco años de jefatura del estado.

Sus padrinos de bautismo fueron su bisabuela, Carmen Polo de Franco y su abuelo paterno, el Infante Jaime, que estuvo representado en la ceremonia por su hijo Gonzalo de Borbón, pues decidió no asistir por diferencias familiares con el Duque de Cádiz. Y son precisamente diferencias familiares y desgracias personales las que han jalonado su vida. Rivalidades de certeza contrastada o rumores sin verificar no han podido competir con los infortunios que desde su infancia rodearon a la rama de los Borbón de la que es primogénito. Un año después de nacer falleció su abuelo paterno como consecuencia de un golpe en la cabeza, en circunstancias poco aclaradas. Sus padres se divorciaron cuando sólo tenía seis años. El tremendo accidente que sufrió con su padre, su hermano y la nurse en una carretera de Tafalla supuso la muerte de Fran, con tan sólo once años. Presenció la violenta muerte en una embarcación de Mathilda Rossi, la hija del segundo marido de su madre, en una playa. Por si este rosario de tristezas fuera poco, en enero de 1989 una cuerda mal ubicada en una pista de esquí en Beaver Creek (Colorado) acabó con la vida de su padre, el Duque de Cádiz, hecho que en opinión de varios de sus amigos cercanos marcó su carácter reservado y reflexivo para siempre.

El libro de Botello proporciona una visión novedosa de todos estos acontecimientos, pero también informa objetivamente sobre la dicotomía en la que el personaje vive desde su primera juventud y que hoy, ya en la madurez, se ha convertido en una tentación real. Por un lado, la de sucumbir a los cantos de sirena de los legitimistas franceses y afrancesados (que, como en toda corriente dinástica que se precie, cuentan como aliados con valiosos asesores, pero también aventureros editoriales) o conservar lo mejor del pasado de su linaje al servicio de una España actual, a cuya opinión pública merece la pena recordar, por ejemplo, que su padre, el Duque de Cádiz, presidió el Instituto de Cultura Hispánica y dio nombre y promovió los hoy celebres Premios Cervantes. Estoy convencido de que si Luis Alfonso de Borbón quisiera, podría participar activamente en la vida pública, cultural, social, económica y espiritual de un país que fue construido en gran parte por su familia. Quizá entonces acabarían en su entorno las discusiones sobre si puede invitar en calidad de Alteza Real –conste que lo es- o si lucir el uniforme de Gran Maestre de la Orden de Malta.

“Luis Alfonso de Borbón”
David Botello
Madrid, Espejo de Tinta, 330 pág.
ISBN: 978-84-96280-93-9