El nuevo directo del Reina Sofía Manuel Borja-Villel tomó posesión de su cargo sin defraudar la gran expectación que se había creado en torno a su nombramiento. Flanqueado por el ministro de Cultura, César Antonio Molina y por la presidenta del Patronato, Pilar Citoler, Borja-Villel enumeró su decálogo de trabajo para los próximos años y su prioridad para dotar al Reina Sofía del prestigio de los grandes museos del mundo, como el MoMa. No obstante, el nuevo director no cree en los milagros y ha pedido dos o tres años para que se juzgue su gestión aunque sin echar balones fuera asume ya, para este ejercicio, la programación que estaba prevista y que tendrá su estrella en la exposición que prepara el MNCARS sobre Picasso.

No le faltó el apoyo del Ministro de Cultura, que dijo que estaba seguro de que habían escogido al mejor director posible y añadió que no tenía dudas de que llevará la institución a los primeros puestos del panorama museístico internacional. Borja-Villel quiere que una de las prioridades del Reina Sofía se centre en la Educación, de forma que en un momento como el actual, en el que hay una crisis de valores humanísticos, un museo como el Reina Sofía debe aportar al Arte todo aquello que tiene que ver con la excelencia, con la investigación y con el conocimiento. “Estamos viviendo -dijo- un momento en el que los museos son casi como parques temáticos. El Museo Reina Sofía se tiene que convertir en casi una ciudad. Un espacio donde la voz del otro se tiene que entender con la mirada del otro. Tiene que ser un sitio de encuentro con un elemento común: el de la educación”.

La educación es una de las grandes falacias, en general, de todos los museos modernos, según expuso el nuevo director, Borja-Villel quiere romper esta tendencia y convertir al Reina Sofía en un verdadero Museo y Centro de Arte. Las metas del nuevo director no apuran los cinco años de su mandato sino que quiere que al menos en dos o tres años pueda verse ya el nuevo concepto que tiene de exponer la colección de museo con una nueva dimensión, una colección que no necesariamente mire al pasado sino que mire el presente y hacia el futuro. Borja-Villel manifestó que su proyecto más ambicioso es colocar al Reina Sofía en el itinerario de los museos de referencia más importantes del mundo, que nos permita conocer nuestro momento artístico y que a la vez nos haga entender a los demás en una concepción global del mundo sin que sea necesario, para un visitante del museo, tener que pasar por París, Londres o Nueva York para conocer la historia del Arte actual.

“El siglo XX -dijo Borja-Villel- es necesariamente fundamental; los años 60 y 70 hasta la actualidad. Pero también hay que mirar hacia el siglo XIX, ya que no se puede entender la modernidad sin mirar hacia atrás. Creo -añadió- que los años 20 y 30 son muy buenos en el Reina Sofía, creo que los 50 también lo son, pero antes deben consolidarse en el ámbito internacional. Este será uno de los principales retos del Reina Sofía, dar a conocer los años 60 y 70 a nivel estatal e internacional y para ello es necesaria una nueva articulación de las colecciones del museo. Ante la polémica suscitada antes de su nombramiento y que persiguió a los anteriores directores, acerca de si el Reina Sofía debe conservar su carácter de Centro de Arte unido al de Museo, Borja-Villel opina que esta configuración del museo es una ventaja y no supone ningún problema, ya que ayuda a cualquier visitante a entender mejor el mundo en el que vivimos.

“Un mundo que no empieza hoy, el mundo postmoderno que comienza en los años 50; la modernidad empieza en el siglo XIX, es decir existe una estructura histórica donde no hay separación, porque los artistas no viven separados del mundo real, de lo que es historia, el cine, la literatura, etc., pero por otro lado todo lo que hacemos tiene que ver con una visión de futuro. Los lenguajes museísticos han cambiado a lo largo del siglo XX, según el nuevo director, los hábitos públicos también lo han hecho y recordó la famosa novela de Zola, “La taberna” para darnos cuenta del cambio que ha experimentado la creación.

Esta idea troncal es la que quiere transmitir Borja-Villel para asegurar que su objetivo es convertir al Reina Sofía en el MoMA del siglo XXI. “Trabajaré para que el Reina Sofía pueda ser el MoMA del siglo XXI, creo que es factible por recursos, por escala y por progresión histórica».

Y para que no queden dudas de quien tiene la sartén por el mango en esta nueva etapa y acallar críticas que a veces apuntaban al ministerio de Cultura como responsable último de una dirección del Reina Sofía tutelada, el ministro aseguró que todas las competencias están ahora en las manos del nuevo director que será el responsable de formar su equipo y de llevar a cabo su proyecto. Cesar Antonio Molina aclaró que las competencias del director serán “todas”. “El nuevo director -afirmó- tiene todas las garantías, él es el director, no hay que dar más vueltas. Se traerá a su gente, tendrá su equipo, como todos lo hacemos. Tomará todas las decisiones”.

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